Himno «El 25 de Julio de 1797»
Autor: Claudio F. Sarmiento
Publicado en el Diario de Tenerife el 20 de julio de 1897
Letra del Coro á voces solas «EL 25 DE JULIO DE 1797» puesto en música por el Maestro Barcia y que se cantará en el concierto de mañana á la noche en la Sociedad «Santa Cecilia»
PRIMERA PARTE
Su negro manto la noche
recoja en el Occidente,
que ya en el rosado Oriente
brilla la luz matinal.
Y el mar y el aura y las aves
con los ecos del desierto,
en armonioso concierto,
cantan al Teide inmortal.
—–
Patria, despierta!… ¡á las armas!
que llega, hendiendo los mares,
potente flota, y tus lares
bate con bélico ardor.
Sucumbe antes que rendirte…
que desde el Valle a la Sierra
resuene el grito de ¡guerra!
¡Guerra al déspota invasor!
—-
¡Señor! que en las alturas
contemplas a Nivaria,
escucha su plegaria,
acoge su oración.
Protege al pueblo heroico
que ve su independencia
hollada sin clemencia
por el audaz bretón.
—–
Cesó el combate sangriento,
del triunfo brilla la luz;
de gloria el pueblo sediento
grita con viril aliento:
¡Victoria por Santa Cruz!
SEGUNDA PARTE
Alza tu noble frente, patria mía,
que de laureles Marte coronó:
ya la voz del cañón recuerda el día
en que herido de muerte, en su agonía
el Leopardo á tus plantas se postró.
—–
¡Loor al pueblo que al bretón venciera
en titánica lucha, desigual;
que canten tu heroísmo y tu bandera
el indómito mar en tu ribera,
las brisas en el Teide colosal!
Tremole altivo el pabellón de España,
que de la Gloria el refulgente Sol
en sus ondas de luz radiante bruña…
¡Para alcanzar Tinerfe tal hazaña
Le bastara saber que era español!
——
Hubo un día de heroica lucha
en que Añaza venció como un bravo,
y arrojó la cadena de esclavo
que Inglaterra le quiso imponer.
Con la sangre leal de sus hijos
escribió para siempre en la Historia
la imponente y brillante victoria
que hizo a Nelson un brazo perder.
—–
Eres cuna de ilustres patricios
y sepulcro de invictos varones,
cuyo triunfo en tus limpios blasones,
el buril de la Historia grabó.
Loor eterno, inmortal a Nivaria
que en tres rudas batallas venciera,
arrollando la roja bandera
que en sus templos la Gloria guardó.
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Ningún pueblo que es libre y altivo
ante el reto enemigo se abate,
y resuelto se lanza al combate
a vencer o, en su afán, sucumbir.
El amor á la Patria adorada
de la lid al fragor se acrisola,
y en su altar sacrosanto se inmola
dando un ¡viva! a la Patria al morir.
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