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El nombre de nuestras calles (190). Ruiz de Padrón

Autor: José Manuel Ledesma Alonso
(Publicado en el Diario de Avisos el 3 de noviembre de 2024)

Calle  Ruiz  de  Padrón
Transcurre desde la calle San Francisco a la de Valentín Sanz 
Antonio José Ruiz de Padrón (San Sebastián de la Gomera, 1757 – Orense, 1823). 
          De familia acomodada, adquirió su formación básica en el monasterio franciscano de su ciudad natal, continuando sus estudios en el convento franciscano de San Miguel de las Victorias, en La Laguna, donde sería ordenado sacerdote en 1781. 
          En 1785 fue llamado a Cuba por su tío, monje de la misma Orden religiosa, pero como el barco en que viajaba fue desviado por un temporal hacia Pensilvania, una vez allí se dirigió a Filadelfia, donde asistiría a las tertulias que se celebraban en casa de Benjamín Franklin, en la que los participantes, de ideas liberales y protestantes, se sorprendieron al ver como un sacerdote católico hablaba de libertad, igualdad, justicia, etc. Su sermón dominical en contra de la Inquisición existente en España, traducido al inglés y repartido en las iglesias, ayudaría a cambiar la visión retrograda que se tenía de los católicos en el mundo anglosajón.
          Después de visitar Nueva York, Maryland y Baltimore, llegaría finalmente a La Habana. Allí defendió sus ideas de abolición de la esclavitud, una de las fuentes económicas de la Isla, hecho que provocaría que tuviera que salir huyendo de Cuba, instalándose en el convento de San Francisco el Grande, en Madrid. 
          Al obtener del Papa la secularización, en 1808, abandonaría los hábitos franciscanos y continuaría en el sacerdocio como párroco de Quintanilla de la Somoza (León). 
          Durante la invasión napoleónica, colaboraría con los franceses como vocal de la Junta de Armamento y Defensa de Orense y director del Hospital Militar de Correjanes.
          Siendo diputado por las islas de Lanzarote, Gomera, Hierro y Fuerteventura, participaría la redacción de la Primera Constitución Española de 1812, celebrada en las Cortes de Cádiz. Su Dictamen sobre el Tribunal de la Inquisición, leído el 5 de enero de 1813, lograría el triunfo más grande que la razón y el derecho han obtenido en España.
          Tras regresar la monarquía a España y restablecerse la Inquisición, la iglesia no le perdonaría sus ideas libertarias y el haber socorrido a los franceses, iniciándole un proceso por el que fue encerrado durante 17 meses en el Seminario de Astorga, a la vez que el Tribunal Diocesano le condenó a reclusión perpetua en el Convento Cabeza de Alba, en la comarca del Bierzo. Recurrida la sentencia, dos años después sería liberado.
          Elegido de nuevo diputado en 1820, defendió la creación de la Universidad de San Fernando, en La Laguna, la segregación del Obispado de Canaria, la supresión de la Inquisición, etc.
 
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