SANTA CRUZ DE TENERIFE. Sociedades de Socorros Mutuos
Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en El Día el 5 de octubre de 2025.
Las Sociedades de Socorros Mutuos, autorizadas por Real Orden de 28 de febrero de 1839, eran entidades sin ánimo de lucro en la que sus socios contribuían a su financiación aportando una cuota periódica a cambio de recibir cobertura médica, farmacéutica, jubilación, inutilidad, sepelio, o educación de sus hijos.
La Sociedad de Socorros Mutuos y Enseñanza Gratuita fue instituida por Bernabé Rodríguez Pastrana en 1869, con la finalidad de que los trabajadores pudieran disponer de un fondo, cuando por enfermedad dejaban de percibir sus salarios, a la vez que establecía un centro educativo para que sus hijos pudieran recibir una enseñanza en condiciones dignas.
Dado su espíritu altruista, pronto se granjeó el apoyo de los ciudadanos, de manera que ochenta y cuatro firmas comerciales gravaron sus mercancías para ayudarle en este cometido, recibiendo también suscripciones de particulares, y donativos de Indianos residentes en México, Cuba y Puerto Rico.
Para llevar a cabo esta Sociedad, don Bernabé donó el solar donde se levantaría el edifico, además de comprar la casa aledaña. Los trabajos comenzaron en 1881, según el proyecto de Manuel de Oráa, aunque cuatro años más tarde tomaría la dirección de la obra el arquitecto Manuel de Cámara, el cual renunciaría a los honorarios al ser socio de la Institución. Las obras fueron finalizadas por el arquitecto Antonio Pintor en 1894, según la fecha que se inscribe en el montante de la puerta principal.
Para edificarlo, los bloques se trajeron de la cantera de Jagua; las vigas de madera fueron obtenidas de varios edificios demolidos en Santa Cruz, La Orotava y La Palma; la cal se trajo de La Gomera; las tejas vinieron de Francia; las piezas prefabricadas de hierro para el cubrimiento del gran salón llegaron de Londres, mientras que las columnas de hierro procedían de la fundición Pérez Hermanos de Sevilla.
La fachada, de claro signo romántico, presenta tres alturas, aunque interiormente el edificio sólo dispone de dos, ya que la superior es un espléndido salón de actos de 27 m de largo por 10 m de ancho, al que dan luz las dos series de vanos. Disponía de seis aulas para impartir las clases, la más pequeña para 60 alumnos.
El conjunto escultórico que sirve de remate a la fachada, dedicado a las alegorías del Comercio y la Industria, fueron realizadas por Gumersindo Robayna en 1890, mientras que el reloj fue un regalo de Eduardo Domínguez Alfonso, traído de Francia, cuyas campanas sonaron por primera vez a las 12 de la noche del 31 de diciembre de 1900, por lo que Santa Cruz recibió el siglo XX desde la plaza de La Constructora, situada delante del inmueble. El edificio fue catalogado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, el 7 de abril de 1982.
Aunque don Bernabé fracasó en la Sociedad de Socorros Mutuos, su gran obra social en favor de la comunidad sería el Centro Educativo, al que dedicó todos sus desvelos y en la que se dejó sus caudales y su vida.
Como los estatutos aprobados en 1872 estipulaban que el inmueble siempre debería estar dedicado a la enseñanza, y que en caso de disolución su administración pasaría al Municipio, a la muerte de don Bernabé Rodríguez Pastrana, ocurrida en 1892, y ocupar la presidencia don Eduardo Domínguez Alfonso, pasaría a denominase Institución de Enseñanza; por tanto, este Centro Educativo está considerado el precursor del primer Instituto Nacional de Segunda Enseñanza que tendría la Ciudad. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife aportaría las becas para los alumnos sin posibilidades económicas.
En la actualidad se denomina Edificio de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, y en sus dependencias tiene su sede la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, y en un futuro próximo lo será de las Reales Académicas de Lengua, de Medicina y de Ciencias.
La Sociedad de Socorros Mutuos La Benéfica fue fundada en Santa Cruz de Tenerife, el 19 de agosto de 1882, con el fin de prestar asistencia médica a sus asociados, crear una escuela nocturna para su alfabetización, y una academia de música donde se formarían los futuros miembros de la banda de la Sociedad. Llegó a tener 5.000 asociados, que pagaban una peseta de cuota mensual.
La inauguración de su sede, cita en la calle Ruiz de Padrón nº 10, cuyos planos fueron levantados por el arquitecto municipal Antonio Pintor y Ocete, tuvo lugar el 1 de julio de 1894. Para solemnizar el acto, la banda de música de la Sociedad interpretó alegres canciones y repartieron pan a los pobres. En la actualidad el edificio es utilizado por la Tesorería General de la Seguridad Social.
El edificio se desarrollaba en torno a un patio central claustrado. En la planta baja tenían lugar las funciones sanitarias (clínica, botica, laboratorio, etc.). La clínica, inaugurada en 1902, estaba dotada del instrumental médico más moderno, traído de Alemania. Su director era Luis Dugour Ruz. Los socios también disponían de asistencia a domicilio, a cargo de los médicos José Naveiras Zamorano y Domingo Arozarena Reyes, quienes también les atendían en sus clínicas particulares.
Para los socios que quedaban inútiles para el trabajo se estableció un sistema de pensiones vitalicias, de una peseta diaria. En caso de fallecimiento se le sufragaban todos los gastos del entierro; para ello disponía de tres lujosos coches fúnebres, tirados por dos caballos, además de un coche de color blanco para los niños y niñas. Este servicio también lo alquilaban a los que lo solicitaban, llegando a convertirse en una fuente de ingresos para la Sociedad. Cuando un mutualista enfermaba, en calidad de socorro diario recibía 2 pesetas, si era hombre, y 1,25 peseta si era mujer.
En la planta alta se encontraban las aulas, la academia de música y de dibujo, el salón de actos y una extensa biblioteca con más de tres mil volúmenes.
En las aulas espaciosas, bien ventiladas y con mucha luz, recibían enseñanza primaria 200 hijos de los asociados. En la academia de música se formaban los futuros integrantes de la Banda de la Sociedad. En la academia de dibujo, aplicado a las artes y oficios, daba clases el conocido artista don Manuel López.
El salón de actos lo solían alquilar a distintas agrupaciones, gremios o sociedades de Santa Cruz de Tenerife para que celebraran juntas, reuniones y asambleas.
En la crujía trasera del edificio existía un pequeño jardín que servía de esparcimiento para los socios.
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