A manera de aclaración. Almirantes, piratas y...

Por Francisco Pallero Clavijo  (Publicado en El Día el 7 de junio de 1997).

 

          La gente, oye, tiene “mu” mala leche, y ya verán por qué lo digo.

          Vaya por delante mi felicitación a la “entrevistadora” Margarita Ramos de El Día por la complicada y eficaz labor que está haciendo sobre la Gesta del 25 de Julio, y mi agradecimiento a ella y al fotógrafo Jesús Adán por la entrevista que me hizo.

          Pero creo que a Margarita y a mí, algunos no nos han entendido o no han querido entender por lo que yo dije y ella transcribió. Porque miren ustedes: sé bastante del general Gutiérrez y del almirante, o pirata, Nelson, pero el sonrojo al que yo me refería al preguntarme sobre ellos viene porque hay muchos eruditos y entendidos en Tenerife en este tema y hay que estar muy versado en él para aportar algo nuevo. Tal y como dije, todo está escrito y dicho.

          Nelson, efectivamente según unos, sería un pirata, pero yo sigo pensando que muchos piratas de aquella época eran verdaderos almirantes, máxime si la escuadra con que vino don Horacio Nelson a Tenerife se componía de 9 naves. Y en contra de lo que dicen los nacionaleros radicales e independentistas, insisto en que no venía a buscar un barquito con oro, sino a conquistarnos a todos nosotros.

          Ya dije también, y perdonen ustedes por mi sapiencia sobre la Gesta, que el General Gutiérrez estuvo antes en las Malvinas (hemisferio sur) y en Menorca (hemisferio norte), así que ¡hombre!, algo sabría de la tierra y de la mar; de los barrancos y de los barcos.

          Por eso me extraña que uno de los mejores eruditos de Canarias, tinerfeño él, en este asunto nos diga, hoy, que Gutiérrez fue sólo un soldado al que no hay que divinizar, ya que todo lo hizo el pueblo, y el general sólo se limitó a dirigir, organizar, planear y ejecutar la defensa de Tenerife.

          Y yo me pregunto: ¿qué más se le puede pedir a un jefe?

          Nuestro jefe local actual de la invicta Santa cruz, al parecer y según me cuentan, piensa que no se debería poner ni estatua ni calle a don Antonio Gutiérrez.

          Pues mira, querido Miguel Zerolo, yo que soy más viejo que tú y nacido en la Rambla de Pulido, a toda honra, prefiero que gastes dinero en una de las mayores victorias navales españolas dedicándole un monumento a la Gesta y una calle (que eso no cuesta nada más que agradecimiento), al “soldado” organizador de la defensa de Tenerife, antes que se la pongas al Mencey Acaymo, que ni tú ni yo sabemos quién coño fue.

          Otra cosa: Me decía mi padre: “Cada vez que salgas en la Prensa te ganas un enemigo más”. A lo que yo, desde la tierra, le digo a él que está en el cielo: “Más de uno, papá, más de uno”.

          El que a mí se me haga una entrevista no quiere decir en absoluto que sea personaje importante. Lo que sí hay que tener en cuenta es que uno (yo) es un poquito más popular que otros, porque no en vano llevo escribiendo desde hace 14 años un artículo semanal, lo cual me da muchas alegrías y alguna que otra calentura.

          Hablando de calenturas, y entrando ya “p’a tierra”, hubo un diputado regional, y perdón por la expresión, que me dijo el otro día, refiriéndose a mi artículo del sábado, por qué les llamé cínicos y cabroncetes. A lo que yo le contesté: “Si has leído bien mi párrafo, yo no me refería exclusivamente a los parlamentarios”. Pero vamos, le dije, “el que se pica ajos come”.

          En fin, que por lo que se ve, aquí hay muchos almirantes, piratas y capitanes de barco o de Jet Foil que muy de moda están en estos días, por cierto.

          Y ahora para terminar, y sin querer ofender a los estudiosos y entendidos en la historia antigua o moderna de nuestro pueblo, hay que diferenciar entre el verdadero y auténtico investigador, y el que se coge una enciclopedia por la mañana y te la cuenta por la tarde como si hubiera vivido aquella época.

          Es decir: que a tenor de mi fecha de nacimiento y D.N.I., yo ni estuve en el Estado Mayor del General Gutiérrez ni fui el que disparó el cañón Tigre. Se lo juro a todos ustedes. ¿Vale?, pues eso.

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