Una rectificación conveniente

 

Por Emilio Abad Ripoll   (Publicado en Diario de Avisos el 25 de julio de 2010)

         

          Se cumple ya un año, casi día por día, desde que el cañón Tigre era retirado de su “asentamiento” en el Museo Histórico Militar de Almeyda para ser trasladado e instalado en los bajos de la Plaza de España, en la que, según se prometió, iba a ser una estancia temporal encaminada a dar mayor realce a la inauguración de una zona novedosa: la que mostraría a santacruceros y visitantes parte de los cimientos y las murallas del que fue el Castillo Principal de la Plaza Fuerte de Santa Cruz de Tenerife.

         

  Naturalmente, quienes procedieron a ese traslado estaban en su perfecto derecho. El cañón pertenece al pueblo de Santa Cruz, y si su Ayuntamiento, el órgano que representa la voluntad popular, lo creía conveniente, no había más que hablar. Y así, aunque se alzaron algunas voces discrepantes, la mayoría optó por guardar silencio y aceptar aquella nueva ubicación que consideraban temporal.

           Pero, casi a la vez, se empezó a hablar de que se pretendía convertir la zona recién inaugurada en un “Centro de interpretación histórica de la Gesta del 25 de Julio”, y que, naturalmente, para ello el proyecto debía contar con el elemento que tradicionalmente ha simbolizado entre nosotros lo que sucedió aquellos días del verano de 1797: el Tigre. A muchos la intención nos causó una cierta perplejidad. ¿Un segundo centro de interpretación histórica de la Gesta? ¿Es que no era suficiente la parte más importante del Museo militar santacrucero? ¿Es que la monumental maqueta en la que mediante efectos audiovisuales se relatan los prolegómenos y la lucha en playas y calles, las banderas inglesas tomadas al enemigo, las armas y materiales de uno y otro bando, los documentos, la mesa en que se firmó la capitulación británica, el extraordinario óleo del Santo Cristo de Paso Alto, etc. etc. no constituían ya un centro de interpretación histórica, consolidado por más de dos décadas de funcionamiento ininterrumpido, que arropaba el simbolismo del cañón Tigre en el viejo castillo de Almeyda? ¿De verdad alguien consideraba que era necesario crear otro centro a imagen y semejanza de aquél?

           Los miembros de la Tertulia Amigos del 25 de Julio expresamos en diversas ocasiones esa opinión a nuestras autoridades insulares y municipales, e incluso en la prensa aparecieron opiniones al respecto, pero la verdad es que las semanas y los meses fueron pasando sin más novedad digna de mención que las ocasionales declaraciones de responsables del nuevo espacio expositivo proporcionando unas cifras elevadísimas de visitantes al mismo, que lo convertían, sin duda alguna, en uno de los museos más concurridos de España. Claro que otros, más escépticos o más realistas, disentían de los totales de curiosos que se decía accedían, a través de su pequeña bajada, a los sótanos de la Plaza de España.

  

         Y para acabarlo de arreglar, cuando se iniciaba febrero de 2010, llovió con las ganas con que suele hacerlo por estas tierras cada varios años… y se produjo lo que muchos, agoreramente, habían pronosticado: el aparcamiento de la Plaza de España y el flamante espacio cultural subterráneo, se inundaron de agua y lodo. …Y las puertas de acceso a éste se cerraron…Y desde aquel infausto día hasta el de hoy (estas letras se escriben el 14 de julio) no hemos vuelto a saber del Tigre. Fuentes oficiales han señalado que ni el cañón ni su cureña sufrieron el menor daño y que ahora están en mejor estado que nunca, pero muchos, entre los que me cuento, tenemos la mosca detrás de la oreja y pensamos que el prolongado cierre de mas de 5 meses habrá conllevado alguna operación de cosmética necesaria para que el arma luzca su prestancia anterior.

           Creíamos que las circunstancias empujaban a que el cañón debía volver ya a Almeyda, tras casi un semestre oculto a la curiosidad de nuestros conciudadanos y nuestros visitantes, pues, además, había pasado el tiempo prometido en julio del 2009, pero hace pocos meses hemos conocido que el Ayuntamiento de la ciudad, en un pleno que mas de uno dice que no fue tal, ha acordado que el Tigre siga bajo tierra otros dos años más…

            Algunos pueden pensar que “el abajo firmante” no es objetivo, y les doy la razón, pues el hecho de haber tenido la suerte de dirigir durante casi cuatro años el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias es una rémora importante para presumir de objetividad. Pero hay otra mucha gente que sí lo es, como mis compañeros de la Tertulia y decenas de santacruceros que nos han expresado a ellos y a mí que ya es hora de que el cañón vuelva a Almeyda, al lugar donde el pueblo quiere verlo y donde los alumnos de los colegios aprenden esa parte tan importante de nuestra mejor historia. Al Museo Histórico Militar, el único y gran Centro de interpretación histórica de la Gesta.

           No desvistamos a un santo, ya consolidado, para vestir a otro que apenas empieza a andar. Sinceramente, es de alabar el interés de los responsables del Organismo Autónomo de Museos del Cabildo por ampliar la oferta cultural en la isla y en nuestra ciudad, senda en la que, como ya hemos dicho varias veces -y existen ejemplos de nuestra colaboración-, siempre caminarán al lado de la Tertulia Amigos del 25 de Julio.

           Y por eso mismo, porque nos mueve el mismo empeño en el acrecentamiento del conocimiento de lo que fuimos y de lo que somos, queremos finalizar este artículo con una propuesta-sugerencia a los citados responsables: ¿Por qué, en colaboración con la Autoridad Portuaria, no vuelcan los esfuerzos, intelectuales y económicos, que pensaban aplicarse para crear un duplicado de un organismo ya existente, y levantan, de una vez por todas, el gran museo del Puerto de Santa Cruz de Santiago de Tenerife que tanto se echa de menos en una población que parece intentar recobrar su vocación marinera? Ahí si que sus trabajos merecerían todo nuestro respeto y nuestro aplauso, y así es como dejarían otra huella imperecedera en el devenir histórico de la ciudad y de la isla.

            Mientras tanto, con todo respeto, les ruego que permitan que el Tigre vuelva al entorno del que no debió salir.

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