El nombre de nuestras calles (195). Santiago Beyro
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 17 de noviembre de 2024)
EL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES (195)
Calle Santiago Beyro
Barrio de El Perú
Busto de Santiago Beyro (Plaza San Francisco)
Santiago Beyro y Martín de Santa Olalla (Santa Cruz de Tenerife, 1859 - San Cristóbal de La Laguna, 1926).
Ingresó en el Seminario Diocesano de La Laguna en 1877, siendo ordenado Presbítero cinco años más tarde.
Fue nombrado coadjutor de la parroquia de Santo Domingo, en La Laguna, cura regente de San Juan de la Rambla, cura ecónomo de la Iglesia de la Concepción de esta capital, y cura ecónomo rector de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de La Laguna. En 1903 fue designado Arcipreste de La Laguna.
En 1914 obtendría por oposición la dignidad de Arcediano de la Santa Iglesia Catedral de Tenerife y, los años 1917-1918 y 1922-1924, regiría la Diócesis Nivariense como Vicario capitular, al estar la Sede vacante.
Santiago Beyro poseía los títulos de Bachiller en Artes, Licenciado en Derecho Canónico, Doctor en Sagrada Teología y Catedrático de Latinidad, Historia Universal e Historia Eclesiástica del Seminario Diocesano de La Laguna. Escribió varias obras literarias, en prosa.
A lo largo de su vida ostentó importantes cargos, pues fue misionero apostólico, capellán de honor, predicador de Su Majestad, académico de la Pontificia Arcadia en Roma, examinador sinodal de los Obispados de Málaga, Segovia, Ávila y Canarias, etc.
Como orador sagrado, sus sermones y homilías estaban cargados de una dosis exacerbada de patriotismo en defensa de Tenerife. De ellos citaremos el sermón pronunciado el día 3 de mayo de 1909, en la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, en la función religiosa oficiada por el Obispo de la Diócesis, con motivo de la festividad de la Santa Cruz, por unificar la religión con la política, inspirada en el más alto patriotismo, fue privado de la licencia del culto cristiano que le concedía su investidura de sacerdote. En La Laguna se llegaron a producir manifestaciones de protesta con apedreamiento del edificio del Obispado y del Seminario.
Por sus frecuentes y brillantes intervenciones como orador sagrado, en 1908 el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le regalaría una sortija de oro con el escudo de la ciudad, costeado por suscripción popular, y colocó un busto suyo en la plaza San Francisco.
Sus restos reposan en el Panteón de Personas Ilustres del Cementerio de Santa Lastenia de Santa Cruz de Tenerife.
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