El nombre de nuestras calles (179). Poetisa Victorina Bridoux
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 22 de septiembre de 2024)
EL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES (179)
Calle Poetisa Victorina Bridoux
En el barrio de Vistabella
Victorina Bridoux y Mazzini (Manchester, 1835 – Santa Cruz de Tenerife, 1862).
Al fallecer su padre, un comerciante parisino residente en Valparaiso (Chile), su madre, poeta y dramaturga gaditana, regresaría a su Andalucía natal, donde se dedicaría a dar clases de inglés, francés e italiano en el Colegio de religiosas irlandesas de Gibraltar, en el que Victorina, con tres años de edad, comenzaría a recibir una esmerada formación en literatura, idiomas y música.
Victorina llegaría a Santa Cruz de Tenerife a la edad de 17 años, acompañada de su madre, comenzando a publicar sus composiciones literarias en los periódicos de la época con el seudónimo de La Hija de las Flores, pues esta poetisa y novelista del Romanticismo español destacaría por expresar sus emociones, nostalgias y sentimientos con la naturaleza.
Como Victorina también tenía grandes dotes de actriz, dos años más tarde pasaría a formar parte de la Sociedad Dramática de aficionados de Santa Cruz de Tenerife, fundada por José Desiré Dugour, actuando periódicamente en el Teatro Municipal (Guimerá).
En 1855 se casaría con el capitán de Infantería Gregorio Dominguez de Castro, con el que tendría cuatro hijos (Leonor, Sofía, Leopoldo y José) en los ocho años que duró su matrimonio, pues Victorina Bridoux sería una de las 471 víctimas afectadas por la epidemia de fiebre amarilla que asoló a Santa Cruz de Tenerife en 1862, siendo enterrada en el cementerio de San Rafael y San Roque, aunque en la lápida sólo figura el nombre de su marido.
Esta muerte prematura, cuando sólo contaba 27 años de edad, le impediría desarrollar su producción labor literaria; la cual sería recopilada por sus herederos y publicada con los títulos: Amparo, El bálsamo de las penas y El secreto de la hermosura, aunque, antes de su fallecimiento ya había presentado su obra Lágrimas y flores, dedicada a su esposo.
En su honor, la Asociación Cultural Tinerfeña de Escritores creó el Premio Victorina Bridoux de las Letras, galardón que anualmente se concede a los escritores canarios con una amplia trayectoria literaria.
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