El nombre de nuestras calles (3) Alfaro

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 20 de noviembre de 2022).
 
 
EL  NOMBRE  DE  NUESTRAS  CALLES  (3)
 
Calle Alfaro
 
 
Desde 1859 enlaza la calle del Castillo con la prolongación de Ramón y Cajal.
 
 
Nicolás Alfaro Personalizado
 
 
 
Nicolás Alfaro y Brieva (Santa Cruz de Tenerife, 1826 - Barcelona, 1905).
 
          En su hogar familiar, en la calle Castillo número 8, se solían celebrar asiduamente tertulias de intelectuales y conciertos musicales, lo que daría lugar a que se dedicara a las Bellas Artes y que fuera un consumado violinista de la Orquesta Filarmónica de Santa Cruz de Tenerife. 
 
          Las primeras nociones de pintura las recibiría de su padre, ampliando luego su formación artística en la Academia de San Fernando en Madrid, donde recibió clases de Jenaro Pérez Villaamil y del belga Carlos de Haes.
 
          En 1846, junto a Pedro Maffiotte, Francisco Aguilar y Bernabé Rodriguez crearon la Sociedad de Bellas Artes en Santa Cruz de Tenerife, donde impartiría clases de pintura, escultura, grabado, arquitectura y música y llegaría a ser su director, relevando al que fuera su primer maestro Lorenzo Pastor y Castro. Entre sus alumnos más aventajados citaremos a Valentín Sanz, Filiberto Lallier y Manuel González Méndez.
 
          En esta etapa hizo algunas decoraciones pictóricas para el Teatro Municipal de Santa Cruz de Tenerife y para la iglesia de Santo Domingo de La Laguna.
 
          En 1857 obtuvo por oposición la plaza de profesor de dibujo, modelado y vaciado de adorno de la Academia de San Fernando en Madrid. 
 
          En 1866 fue nombrado Académico correspondiente para la provincia de Canarias y miembro de la Comisión Provincial de Monumentos.
 
          En 1869, al ser clausurada la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, Alfaro se trasladaría a Barcelona donde, tras conocer a Joaquín Vayreda, frecuentó el llamado «grupo de paisajistas de Olot». Aquí se casaría con Adelaida Carlota, viuda y madre de una niña. 
 
          De sus viajes por Europa nos dejó bellos cuadros realizados en Holanda y Ginebra, que expondría en Madrid, Barcelona y Granada.
 
          Aunque dominaba diversos géneros, Alfaro se dedicó especialmente a la pintura del paisaje, las marinas y la elaboración de retratos, tanto individuales como en grupo.
 
          Buena parte de su obra se conserva en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife -pinturas donadas por su familia- y en colecciones particulares. 
 
          Aunque jamás regresó a Tenerife, solía enviar sus obras a los diferentes certámenes organizados por la Sociedad de Bellas Artes (1883), la Sociedad Económica de Amigos del País (1894) y la Academia Municipal de Dibujo (1900).
 
 
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