El pan nuestro de cada día

 
A cargo de Juan Manuel Valladares Expósito  (Comunicación en Radio Muelle en abril de 2022).
 
 
  
          Hemos vivido en estos días pasados nuestras celebraciones religiosas con alguna mejor libertad para poder acudir a los lugares sagrados y recuperar en parte todo el ceremonial que disfrutábamos antes de que apareciera en nuestro horizonte este terrible virus de importación sin necesidad de puertos francos.
 
          Y en esas ceremonias hay algo que sobresale sobre todos los alimentos evangélicos, el pan de cada día. No ya como oración, de tanta antigüedad al comentar  algunos que ya había un precedente en el pueblo judío en sus lenguas hebrea y aramea, nunca en latín lógicamente. Nuestro Señor Jesucristo nos dio la versión que conocería en su casa y  puso en boca de sus seguidores, esa manera en forma de ruego que recitamos tantas veces en nuestras vidas. Empezamos por alabar al Señor de los Cielos y acabamos pidiéndole el pan de cada día…. Y que nos perdone nuestras deudas.
 
          Y ese pan es lo que nos mueve a situarnos en el nacimiento de nuestra  cultura canaria desde el siglo XVI con más conocimiento que en siglos anteriores. Estas cuestiones, si se pretende seriedad en el desarrollo de unos conocimientos, han de estar siempre apoyadas en los trabajos de aquellos que profundizaron en los documentos contemporáneos a los hechos. Esto último un latiguillo que repito para mi y para quien quiera hacer historia verdadera de Canarias.
 
          Una breve hojeada a nuestros documentos más antiguos para Tenerife y La Palma, donde gracias a Dios y a unas personas para mí realmente admirables, que son los conservadores de nuestros archivos, aún pueden leerse los originales de Libros de Datas de Tenerife, Acuerdos del Cabildo de Tenerife, Consejo de La Palma y numerosas escribanías, nos darán una documentadísima historia de la vida y milagros de nuestro pan de cada día.
 
          Dejando aparte que las tierras se dan para sembradura no siempre definidas, la mención a la palabra pan está contenida nada menos que en 84 ocasiones en esas Datas de Tenerife en cuatro libros desde 1497 a 1518.
 
          En la primera ocasión no solo se menciona el pan, sino que ya se da la instrucción al adjudicatario para que esa tierra no tenga otro uso:
 
                    “Rodrigo Yanes [y Alonso Carvallo]. Unas tas. de s. para pan senbrar a do dizen Acentejo abaxo de la Matan~a, pasando el barranco del agua luego al primero barranquillo he le pasando el dho. barranquillo luego al primer lomo q. vay allí aguas vertientes hasta otro barranco fondo. Entiéndese arriba del camino q. va para Taoro. E así mismo hago merced a vos Alonso Carvallo primo del dho. de otros S c. junto con . . . Q. digo q. do conforme a Rodrigo Yanes; y a Al° Carvallo do dos c. en el dho. Centejo pero q. no en el dho. lugar.  (2 de junio de 1502)”.
 
          Y van apareciendo las industrias que han de complementar la elaboración del pan:
 
                    “Fray Juan de Soria y Pedro Martín, su compadre. Licencia para q. podáis facer en el puerto de Garachico unas casa[s] de morada para cargo e descargo de los navíos q. ahí vernán; así mismo un molino de pan moler y q. saquéis el agua q. en rededor del dho. puerto fallar pudiéredes para vosotros. (22 de diciembre de 1503)”.
 
          Desde el año 1498 ya existen instrucciones relativas a la elaboración y venta del pan con sus precios. En los Acuerdos del Cabildo de Tenerife:
 
                    “Pancocho. Ordenaron e mandaron que todos e qualesquier personas que en esta ysla quisieren amasar por pan para vender, que den doze onzas de pan cozido por dos mrs., so pena que sy menos dieren e se le hallare, que perderá el pan que asy vendiere e pague DC (seiscientos) mrs. para los reparos de los caminos desta ysla”
 
          En los documentos del Consejo de La Palma aparecen datos referidos al pan en numerosas ocasiones con la particularidad de que se hace relación exacta de dueños y participantes en la escritura y alguna curiosa costumbre muy palmera de tener un sobrenombre como identificación. Asi dice el siguiente acuerdo:
 
                   "Santa Cruz de La Palma. 1635, octubre, 6. Copia.- Escritura de censo. El Concejo de La Palma da a censo perpetuo a Miguel Pérez, vecino del término de Garafía, hijo de Blas Pérez, alias "guindalavela" unas tierras de pan sembrar con sus montes y casa pajiza, situadas en la lomada del Tablado (Garafía), las mismas que ha tenido en arrendamiento el dicho Miguel Pérez y que lindan con el mar, el barranco de los Hombres y barranco del Capitán”.
 
          Y alguna disposición para impedir un mal uso de los excedentes más necesarios en Canarias que para hacer negocios fuera de ella:
 
                    “Madrid. 1583, octubre, 24. Real provisión de Felipe II a la Real Audiencia, dada a petición de Alejo de Hermosilla en nombre del Concejo de La Palma quien había representado como la Isla era escasa en pan y por eso solía enviarse a comprarlo a Lanzarote, Fuerteventura, Castilla, Portugal, Flandes y Francia y habiéndose comprado trigo en Lanzarote y Fuerteventura, la Real Audiencia, por petición del Concejo de Gran Canaria, había ordenado su embargo y traslado a Gran Canaria, dejando a La Palma desabastecida, por lo cual se ordena a la Real Audiencia que no tome el trigo que la isla de La Palma hubiese comprado o contratado en cualquier parte.”
 
          Pero con datos no siempre muy ordenados o escasos no puede hacerse una idea clara del por qué el estado de necesidad casi permanente en la historia de Tenerife sobre tan preciado bien como es el pan.  Habrá que entrar a conocer la obra de aquellos que lo han estudiado mas profundamente. Y doy fe de los quién, a mi juicio, han conocido el tema con mas profundidad y el titulo de su trabajo: Los precios del trigo en el mercado de Tenerife.1500-1650, de Antonio Macias Hernández, Jose Ignacio González Gómez y Jose Cáceres Hernández.
 
          Una gran obra que, a mi juicio, aclara como el cultivo de la caña de azúcar y el vino fueron buena parte de las causas de la escasa cantidad y alto precio del trigo en Tenerife. Teniendo en cuenta para ello que el cultivo del trigo era inexistente hasta la llegada de los conquistadores, pues solo se cosechaban algunas variantes de cebada. El trigo apenas fue suficiente en los primeros años, pero pronto hasta hubo excedentes que fueron objeto de exportación que fueron adquiridos por portugueses, andaluces y hasta algunos envíos a Indias. La creciente demanda interna por un aumento poblacional y la dedicación de las mejores tierras al cultivo del azúcar y los viñedos acabaron con la época de abundancia y pronto tuvimos que comprar trigo en otros lugares. Ya el Cabildo había tenido que prohibir sacar trigo de la isla desde 1551 y pedir autorización para comprar 12.000 fanegadas de grano en Andalucía. Nada extraño que en los censos de población se contaran los vecinos de la casa y la cantidad de trigo que tenían en su poder. 
 
          Y una obra, para mi capital, en el conocimiento de nuestro mundo cerealista: Siempre que la Ysla esté abastecida, de Miguel Angel Gómez Gómez, Roberto González Zalacaín y Juan Manuel Bello León. Obra que hemos de agradecer encarecidamente al Excmo. Ayuntamiento de San Miguel de Abona
 
          Un dato importantísimo que nos aporta esta obra, y que en buena parte la sostiene y justifica, es la utilización de los censos o tazmías que dan verdadera referencia del numero de personas que habitaban nuestra isla. Porque hemos de saber que, salvo las humanas  ambiciones, no se vende ni se saca del lugar lo que es necesario para la primeras necesidades de un pueblo. Censos, padrones o tazmías sin tintes legendarios, sino estudiando la a veces cruda realidad de que fuimos pocos para el trabajo o fuimos muchos para la alimentación.
 
          Dejando por su inconsistencia las cifras de población, dadas con algunos ligereza  por Torriani, los primeros datos ciertos no aparecen hasta 1514 o 1522. Y se hicieron varias a lo largo del siglo XVI.
 
          Pero, ¿qué hace importantes esos censos, o mejor llamaremos tazmías? Pues que cuando se hace, se pregunta cuánto grano almacena cada vecino. Si no hay suficiente, se prohíbe la venta del grano a otras islas o fuera de Canarias. Si hay suficiente grano, se vende o cambia por otros productos necesarios, o se obtiene un dinero muy esencial en un lugar donde la moneda es escasa. Y un dato valiosísimo en la tazmía, el poder económico de cada vecino con nombre y apellido en muchos casos.
 
          Casos notorios: Juan de Anchieta, padre del Santo José de Anchieta, tiene 247 fanegas de trigo, el escribano Luis Méndez tiene 230, el escribano Francisco Rojas 230. Una muestra de la rentabilidad del oficio de escribano. O el médico Juan Fiesco, que tiene 335 fanegas. La cultura siempre ha dado de comer.
 
          Por ellas sabemos datos tan valiosos como que La Laguna en 1552 tiene 5.513 personas, mientras Santa Cruz solo tiene 436, muy por debajo de La Orotava, Icod o Garachico que llegan casi a 2.000, en el caso de La Orotava. 
 
          Nos haremos con esas cifras una clara idea del valor de primera necesidad que tiene el trigo  y pronto veremos el que va teniendo el cultivo del azúcar, como  lo será el del vino y que acabaran por sobrepasar el cultivo de cereales.
 
          Ya en 1561 La Laguna tiene 7.200 habitantes mientras Santa Cruz llega escasamente a los 770. Y es notorio saber, como indican los autores de este trabajo, que son de vital importancia todos los Registros Parroquiales en los que se conserva toda la actuación social desde el nacimiento hasta el entierro. Bien es verdad que toda obra humana está llena de defectos, y a veces no refleja toda la verdad del momento. Así todo, es interesante saber que el primer registro de bautismo corresponde a la Laguna en la Iglesia de La Villa de Arriba, La Concepción y desde 1497, y el último de ese siglo es de 1588, en San Juan de La Rambla.
 
          Habrá que considerar que algunos vecinos de lugares muy aislados no figuraran en el censo y  dada la necesidad de salvar algunos obstáculos de integración en la nueva sociedad en formación, algunos responsables de los registros tuvieran la necesidad de enmendar los libros para hacer desaparecer al posible judío o judeo converso y “emparentar con la flor y nata de la nobleza hispana” como afirman los autores del mencionado libro. Fue el caso de nuestro Núñez de La Peña. Algunos genealogistas modernos de gran fama ni se han  tomado la molestia de indagar los verdaderos orígenes. Solo conozco un trabajo sobre el tema de nuestro historiador de la pluma de Doña María Teresa Manescau Martín. Somos humanos y queremos vivir en paz.
 
          Otro punto de gran relevancia para conocer en todo momento cuántos éramos en cada momento y cuánto poder teníamos para comer el pan de cada día lo obtendremos por el estudio de los abundantes testamentos que aun podemos leer en sus originales en nuestro Archivo del Patrimonio Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife.
 
          ¿Por qué no crecimos desde el mismo momento de la conquista? Porque nos encontramos con dos lugares más atractivos. Uno, el Reino de Granada, que tenía la necesidad de ser ocupado rápidamente por la Corona para despejar toda duda ante la vecina África y sus reinos enemigos. De otra parte, y más justificadamente, porque nacía para la Corona española todo un continente americano con sus islas, de un potencial económico para sus colonos que Canarias no podía ofrecer dada la ausencia de grandes territorios y la carencia de  minerales para la obtención de metales y sin rastro de piedras preciosas.
 
          Y no podemos dejar por su importancia que también  las malas cosechas  y epidemias, de años como 1506/30 con breves etapas de bonanza,  que asolaron a la Península y a Canarias.
 
          Y aún a pesar de todo, con poca gente, con malas cosechas y con enfermedades varias fuimos capaces de dar un gran paso y aparecer en la historia de forma contundente como el puente hacia América, y tumba o escenario bochornoso para piratas de Argel, Holanda, Francia y, de forma más contundente, Inglaterra .Muy probablemente cuando los buques de estos piratas asolaban nuestras costas se escucharía en boca de los valientes defensores de nuestra Canariedad esta parte de Nuestro Padre Nuestro...”y líbranos del mal, amén”
 
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