Tríptico de la Natividad. Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 26 de diciembre de 2021).
La representación artística de la Natividad que contiene tres temas alusivos al nacimiento e infancia de Jesús, una de las obras más famosas del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, fue traído a la Isla por Tomás Grimón y García de Albarracín (La Orotava, 1529 - Aldea de San Nicolás, 1608), Regidor perpetuo de Tenerife, Alcalde del castillo de San Cristóbal.
Por su prestigio militar, Tomás Grimón acompañó al príncipe de Asturias (futuro rey Felipe II) en su viaje a Flandes en 1548 para reunirse con su padre, el Emperador Carlos V, con el que había sido Maestre de Campo en las guerras de Italia.
Durante la estancia visitaría la ciudad de Namur (actual Bélgica), de la que era natural su abuelo Jorge Grimón, que en 1482 había venido a España contratado por los Reyes Católicos para luchar en la conquista de Granada, y en 1496 vendría a Tenerife, llamado por Alonso Fernández de Lugo, para participar en la conquista de la Isla, recibiendo a cambio tierras y agua que darían lugar a su gran poder económico, político y cultural. Jorge Grimón fallecería en La Laguna en 1545.
Tomás Grimón colocaría el citado Tríptico en la capilla de su casa familiar -hoy Palacio de Nava- construida en 1585 en el solar que el Adelantado le había regalado a su abuelo Jorge.
Al Tríptico se le conoce como de Nava y Grimón desde el año 1600, cuando su hija Antonia Grimón Hemerando, heredera del Mayorazgo de Grimón, se casó con Alonso Vázquez de Nava, tercer poseedor del Mayorazgo de Nava.
En los repartos llevados a cabo del legado familiar, la tabla central siempre permaneció en el palacio de Nava, mientras que las tablas laterales fueron colocadas en la ermita de San Clemente, instalada en la hacienda del capitán Claudio Grimón y Hemerando, en Santa Úrsula. En 1991, el Tríptico volvería a reagruparse, ahora en el domicilio de la familia Ascanio Estanga, de La Laguna.
Cuando en 1993 esta familia se lo vendió a la Fundación CEPSA, comprobaron que uno de los herederos, Tomás Tabares de Nava y Tabares (San Cristóbal de La Laguna, 1889 – 1974), periodista, abogado, y miembro de la Real Academia de la Historia, había legado su parte (3,6%) al Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, evitando de esta manera que estas piezas señeras del patrimonio artístico insular pasaran a manos particulares. La citada Fundación y el Ayuntamiento capitalino firmarían en ese momento un convenio de colaboración.
El Tríptico se envió a restaurar al Instituto del Patrimonio Histórico Español, dependiente de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Su gran valor patrimonial daría lugar a que fuera la pieza central y portada del catálogo de la citada exposición “Obras Maestras Recuperadas”, celebrada en Madrid en 1998.
De vuelta en la Isla, pasaría a formar parte de la exposición permanente del Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, como una de sus mejores obras.
En el verano de 2014 fue llevado a Las Palmas de G.C. para que fuera la pieza fundamental de la exposición “Encuentros”, celebrada con motivo del 80 aniversario del artista Pepe Dámaso.
Iconografía
Esta pintura al óleo sobre tabla, realizada en 1546 por el célebre pintor Pieter Coecke van Aelst (Bélgica 1502-1550), mide 190 x 192 cm en la tabla central, y 194 x 95 cm cada una de las tablas laterales, se desarrolla en una estancia claramente influida por la arquitectura renacentista italiana, donde la sucesión de sus tres planos son interrumpidos en el plano medio por masas arquitectónicas de ruinas clásicas. El equilibrio de su composición es completo, tanto en la agrupación de personajes como en los adecuados timbres de color. Los adornos están tratados con mucha delicadeza.
Representa escenas del nacimiento de Jesús, en las que el delicado rostro de Maria, vestida con ricos ornamentos, contrasta con la de San José, anciano, calvo y con barba. A su alrededor, mientras varios ángeles adoran al Niño, el pastor que aparece descalzo a la derecha no permite ver las lujosas prendas que viste uno de los Reyes Magos. Al fondo, a la izquierda, la vaca y el buey asoman por la ventana del pesebre.
La tabla situada a la derecha escenifica la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén, cuando fue llevado por sus padres para que el sacerdote Simeón lo bendijera, hecho ocurrido a los 40 días de su nacimiento (2 de febrero). En la estancia se observan a varias mujeres portando velas hechas de parafina pura, motivo por el que el citado día se celebra la Fiesta de las Candelas, para nosotros el Día de La Candelaria.
La tabla situada en el lado izquierdo representa el ritual de la Circuncisión del Niño Jesús, que tuvo lugar a los ocho días del nacimiento -según prescribía la religión judía- en la que el ministro o “mohel” lleva a cabo la ablación del prepucio con un instrumento cortante especial. En este acto también le pusieron por nombre Jesús.
En estas dos composiciones laterales, el autor logra obtener interesantes perspectivas y asociaciones cromáticas tratadas con mucha delicadeza, dominando los grandes cortinajes fundiéndose en la luz del atardecer.
En el reverso de cada una de las tablas laterales se encuentran sendas pinturas de la Virgen María, en el momento de la Anunciación, y del Arcángel San Gabriel, ambas en grisalla, técnica pictórica que usa el claroscuro y una lograda perspectiva que produce la sensación de un relieve escultórico. Estas tablas laterales protegían a la tabla central cuando el Tríptico se tenía que trasladar de lugar.
Pinturas existentes en la parte posterior de los paneles laterales.
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