Bicentenario de la llegada de Sabino Berthelot

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 24 de mayo de 2019).
 
 
 
Primer personaje ilustre que recibió el título de Hijo Adoptivo de Santa Cruz de Tenerife
 
 
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Sabino Berthelot
 
 
 
          Sabino Berthelot, nacido en Marsella (Francia) el 4 de abril de 1794, abandonó los estudios a la edad de 15 años para alistarse en la marina imperial francesa. Después del período de instrucción en Toulon, en 1809 comenzó a navegar como guardiamarina, participando en las guerras napoleónicas. En diciembre de 1819, cuando se dedicaba a las actividades mercantiles, y navegaba en el San Pedro, desde Marsella a Senegal, las corrientes le llevarían hasta la costa africana, pero un cambió en la dirección del viento le trajo hasta Tenerife, a donde llegó en enero de 1820.
 
          Santa Cruz fue para el joven Berthelot una grata sorpresa. Alquiló una vivienda en la calle de las Tiendas -Cruz Verde- y, según cuenta: “En febrero fui invitado al baile de carnaval que el Gobernador daba en el Castillo San Cristóbal. A esta fiesta vienen grupos de lindas muchachas desde distinto puntos de la ciudad. Sus brillantes atuendos atraen a galantes caballeros, quienes las invitaban a bailar, intercambiándose reverencias, conversaciones chispeantes, anhelos amorosos y miradas encendidas. En la plaza reinaba la animación pues por todos sitios había parrandas y grupos bailando. Una alegre comparsa desembocaba por la calle del Castillo y en plena calle improvisaban un baile. Esto era encantador. Como Santa Cruz no tiene teatro, en los salones de algunas casas los jóvenes de la ciudad montan una obra dramática o un sainete burlesco. Piden prestadas viejas vestimentas o confeccionan otras nuevas, y pintan los decorados sobre bastidores portátiles. Este año, la compañía de aficionados representaba El Anfitrión, una  comedia de Moliere, traducida por un poeta local. Fue la época más feliz de mi vida, porque pude entregarme entonces a mis estudios favoritos, en la más total independencia.”
 
          Según esta manifestación, consideramos que su formación fue autodidacta, pues sin haber asistido a centros académicos poseía una extensa cultura enciclopédica.
 
          En 1824 abrió un Liceo o colegio de segunda enseñanza en La Orotava, junto a su paisano Alejandro Auber, trasladándose a vivir a la Casa Franchi, donde su habitación daba al jardín del célebre drago. A su servicio tenía a Juan, un joven natural del Hierro. En 1826 tuvo que dejar la enseñanza, debido a las presiones que el Obispo ejerció sobre el comandante general de las Islas, quién dictaminó: “Siendo un extranjero y no estando seguro de su moralidad y religión, me parece muy arriesgado el entregar la educación de la juventud a esta persona”
 
          Fue entonces cuando Alonso de Nava y Grimón, marqués de Villanueva del Prado le encargo dirigir el recién fundado Jardín de Aclimatación de La Orotava, donde se dedicó a una de sus aficiones, la botánica.
 
          En 1828, recolectando plantas en un barranco, conoció a Philip Barker Webb, un joven y aventajado caballero inglés, rico y de buena familia, doctor en Ciencias por la Universidad de Oxford, buen conocedor de humanidades y de las lenguas clásicas y modernas. Ambos se entendieron rápidamente, pues Webb no podía dar abasto a su afán investigador, y Berthelot precisaba de una base económica para poder llevar a cabo sus proyectos. Juntos van a recorrer durante dos años la mayoría de los pueblos del Archipiélago, e incluso suben al Teide en tres ocasiones; una de ellas desde Vilaflor. 
 
          De estas vivencias surgió su obra: Misceláneas Canarias, una serie de relatos en los que describe a la sociedad isleña de aquella época: personas,  indumentaria, hábitos alimentarios, fiestas, oficios, viviendas, etc.
 
          En 1830, con los datos que habían recopilado en su recorrido por las Islas, partieron hacia Francia, no sin antes estar durante tres años visitando el Norte de África, sufrir una cuarentena, pasar unas cortas vacaciones en Niza, y recorrer los Alpes.  
 
          En París permaneceieon quince años trabajando en la redacción de su obra: Historia Natural de las Islas Canarias, un estudio científico completo y extenso sobre el Archipiélago, en el que tratan la historia, la antropología, la geografía, la geología, la zoología, la botánica y la etnografía. A él se le debe la aplicación del término “guanche” a los aborígenes tinerfeños.
 
          Esta obra enciclopédica, formada por nueve tomos y un Atlas, está ilustrada con grabados de gran calidad artística, realizados por J.J. Williams, pintor inglés residente en el Puerto de la Cruz, y Alfred Diston, un inglés asentado en La Orotava, que era académico honorario de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.
 
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Uno de los grabados de J. J. Williams  (1820)
 
         
          El primer tomo de la Historia Natural de las Islas Canarias comenzó a distribuirse en 1835 a las personas e instituciones que se habían suscrito. Como también se lo habían ofrecido al Ayuntamiento de Santa Cruz, éste les contesto a los autores que debido a la falta de fondos, el Pleno había acordado no suscribirse con un ejemplar. 
 
          Sin embargo, en Europa, donde Berthelot era miembro de varias Academias y Sociedades, la obra fue adquirida por numerosas instituciones y bibliotecas, lo que contribuiría a que la comunidad científica conociera las singularidades del Archipiélago Canario; además, su prestigio aumentaría en 1840, cuando fue nombrado secretario general de la Sociedad de Geografía de París, cuyos miembros eran los científicos de mayor reputación de Europa.
 
          En el citado año se casó con Clara Aillaud, una marsellesa tres años menor que él, con la que tuvo un hijo que fallecería en París el 24 de febrero de 1848. 
 
          Terminada de imprimir su Historia Natural, el ministro de Asuntos Extranjeros de Francia le nombró agente consular interino en Santa Cruz de Tenerife (a partir de 1874 ejercería como Cónsul). De nuevo en esta Ciudad, alquiló una casa en la calle del Castillo, nº 43, donde abrió el consulado, y adquirió su vivienda familiar en la calle las Flores, nº 5 -actual Sabino Berthelot-.
 
          En la Isla entablaría amistad con muchas personas relacionadas con la naturaleza y la ciencia; tales como los tinerfeños Domingo Saviñón Yánez, profesor de Física en la Universidad de La Laguna, el Marqués de Villanueva del Prado y su hijo, o el poeta Elías Zerolo, que sería su biógrafo, y franceses residentes en la Isla, como Miguel Maffiotte, Alejandro Auber, o el librero Louis Lavialle. De la misma manera se relacionaba con los viajeros ilustres de paso por la Isla, como la expedición de Dumont d'Urville, cuyo grupo de naturalistas guió en su visita al bosque de Agua García (1826), la del célebre Bory de Saint-Vincent… 
 
          Durante su fructífera vida, fue miembro de la Academia de Naturalistas de Bonn y de la Academia de Marsella; de las Sociedades parisinas de Historia Natural, Ciencias Naturales, Geológica, Geografía, Etnología, Marítima y de Aclimatación.  Corresponsal del Instituto Histórico y Geográfico del Brasil, Real Academia Agraria de Turín, Sociedad de Aclimatación de Berlín, Real Academia de Ciencias de Lisboa, Antropología de París, y Geografía de Marsella. También fue distinguido con la orden de Comendador de Isabel La Católica y la orden de Caballero de la Legión de Honor francesa.
 
          También en las Islas fueron reconocidos sus méritos, pues fue nombrado Socio de mérito de las Sociedades de Amigos del País de: Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, y Santa Cruz de la Palma. Miembro honorario de la Academia de Bellas Artes, del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife y del Museo Canario de Las Palmas.
 
          El 21 de julio de 1876, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife acordó nombrarlo hijo adoptivo de la ciudad, por su labor investigadora, en la que dio a conocer la historia, la antropología, la geografía, la geología, la zoología, la botánica y la etnografía de las Islas Canarias. Esta distinción no tiene antecedente alguno en la historia de Canarias, pues fue el primero en recibirla.
 
          En señal de agradecimiento, Berthelot  le comunicó a la Corporación que consideraba el título como el más valioso de los muchos que poseía, y que en correspondencia les legaba dos cuadros del pintor francés Louis-Michel van Loo, que representaban al rey don Felipe V y a su esposa doña Isabel de Farnesio. 
 
          Sabino Berthelot falleció el 18 de noviembre de 1880, a la edad de 86 años. Su entierro fue una verdadera manifestación de luto popular, con participación de todas las sociedades de la ciudad. Está enterrado en el cementerio de San Rafael y San Roque. En su tumba podemos leer el siguiente epitafio: “Esta fosa se ha abierto para mí; aunque dicen que he muerto, vivo aquí”
 
          El 11 de diciembre de 1901, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife aprobaría en Pleno que la antigua calle Las Flores, que comunica la calle Castillo con la plaza  Ireneo González, recibiera el nombre de Sabino Berthelot. 
 
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