El honor de un Brigadier
Por José Manuel Padilla Barrera (Publicado en esta página el 20 de mayo de 2020).
Esta historia que voy a contar ocurrió en el año 1871. concretamente entre el 31 de julio, y el 10 de agosto. Fueron sus protagonistas el Capitán General de Canarias don Luis Serrano del Castillo, mariscal de campo, y el ingeniero militar don Andrés Brull y Sinués, brigadier de Ingenieros, Director Subinspector de Ingenieros de Canarias. Los documentos que aquí se reproducen, se encuentran en el archivo de la Comandancia de Obras de Canarias, bajo el título "Cuestión entre el Capitán General y el Director Brull sobre el blanqueo del Cuerpo de Guardia de la Capitanía General".
Puesto que según me expresa V.S. en su comunicación, hoy no existen fondos en caja para el blanqueo del cuerpo de guardia de esta Capitania General, en el dia de mañana segun mi orden de ayer dispondrá V.S. que se presenten en esta Capitanía General a recibir la cantidad que al efecto se necesite para efectuar el dicho blanqueo con arreglo a mi citada orden, en calidad de anticipo
E.S. No estando autorizado para ejecutar obras con fondos a reintegrar por que la intervención de los gastos corresponde al Cuerpo Administrativo del Ejercito, me veo en el sensible caso de manifestarlo a V.E., por contestación al oficio que acabo de recibir referente al anticipo para que se blanquee el Cuerpo de Guardia de la Capitania General, pero respetando como siempre las disposiciones superiores y con el deseo de que en el caso presente no se demore el cumplimiento recurro al Sor. Intendente Militar en demanda de fondos anticipados, que es el único medio a mi alcance para la realización inmediata del objeto.
La comunicación de V.S. de fecha de ayer en la que me manifiesta haber acudido al Sor Intendente Militar en demanda de fondos anticipados para blanquear el Cuerpo de Guardia de esta Capitanía General, por no serle posible aceptar los que en calidad de reintegro y con el expresado objeto dije a V.S. en oficio de ayer que facilitaría esta Capitanía General me hace conocer evidentemente que ha desobedecido V.S. mi prevención referente al particular. Las órdenes de la primera autoridad militar del Distrito deben acatarse y obedecerse puntualmente y si están en oposición con lo que previenen los reglamentos vigentes, que parece es el caso en que V.S. se apoya, cumplidas aquellas pueden elevarse a la superioridad las observaciones que se juzguen convenientes para dejar a salvo la responsabilidad, que es lo que V.S. ha debido hacer.
En su consecuencia ordeno nuevamente a V.S. que se cumpla mi disposición, en el concepto de que si mañana al mediodía no se está blanqueando el citado Cuerpo de Guardia me veré en el imprescindible, aunque sensible caso, de tomar la providencia que corresponda.
E.S. La reprensión y el apercibimiento que forman parte del oficio de V.E. que acabo de recibir, han producido en mi ánimo el consiguiente disgusto, porque en los años que llevo de servicio nunca he dado motivo para que se lastime mi reputación militar, suponiéndome hechos o intenciones, en desacuerdo con las rigurosas prescripciones del deber.
Sabe V.E. que el servicio del Cuerpo de Ingenieros difiere y tiene que diferir del de armas, tanto por su índole especial cuanto porque tratándose de la inversión de fondos ni puede obrar por si, ni hacer caso omiso del Administrativo del Ejército que es a quien toca realizarlos y fiscalizar su inversión, como interventor para tales efectos; en el incidente que motiva este escrito, he seguido en cuanto a la tramitación el único camino que me era permitido, porque no podía gastar sin tener, ni estaba en mis atribuciones mandar al Comandante de la Plaza que la hiciese cuando nada había en Caja y faltaba la consignación correspondiente; además el pagador de Fortificación que depende del Comisario de Guerra del Ramo en lo que se refiere a caudales, no puede incautarse de otras cantidades que las que se satisfacen por tesorería en virtud de libramientos de modo que cuantose mandase fuera de esto era abusivo y ocasionado a una justificada resistencia.
Espero que después de lo expuesto quedaré rehabilitado para con V.E. respecto a lo ajustado de mi proceder, pero como la repetición de la orden, deprimiendo las consideraciones que se merece un Oficial General, me colocan en un caso de fuerza mayor, acudiré al Sor. Intendente General para que si cree está en sus atribuciones dé orden al pagador a fin de que recoja los fondos de esa Capitanía General, y al Coronel Comandante de la Plaza, que cuando tenga a su disposición la cantidad que V.E. facilite proceda a la ejecución del blanqueo; reservándome producir la parte de queja que no puedo excusar en defensa de los fueros que son inherentes a las altas gerarquias militares.
Sírvase V.S. disponer que se reconozca la habitación destinada en el Castillo de Paso Alto para prisión de oficiales, y en el caso de no encontrarse en el estado de decencia que corresponde ordenará V.S. que se hagan desde luego en la misma los reparos que necesite.
Inmediatamente el Brigadier informa al Capitán General.
E.S. He recibido fondos a buena cuenta de la primera consignación del Arma y según me dice el Coronel Comandante de la Plaza, se ha dado principio al blanqueo del Cuerpo de Guardia de la Capitanía General.
Me he enterado de la estensa comunicación de V.S. fecha de ayer, en la que trata de aducir razones que justifiquen la imposibilidad en que se hallaba para dar el debido cumplimiento a mi orden referente al blanqueo del Cuerpo de Guardia de esta Capitanía General, y en su vista me limito a contestarle que conozco perfectamente las consideraciones que deben guardarse a las distintas gerarquias de la milicia y la obediencia que en todos los casos debe prestarse a los mandatos superiores, aun suponiendo que estos no se hallen en completa armonía con los reglamentos y órdenes especiales que también conozco, que puedan regir sobre cualquier materia.
Por ello repito que el deber de V.S. era obedecer y dar cumplimiento a mi orden, sin perjuicio de hacerme las observaciones que juzgara convenientes, y que siempre atiendo y veo hasta con gusto, cuando se formulan con la templanza y respeto que corresponde tratándose de inferior a superior, pudiendo además V.S. al mismo tiempo, si lo creia oportuno, haber acudido a la superioridad con las reflexiones que estimara del caso y aun en queja, haciendo para ello uso del derecho que a todos concede la ordenanza.
Con lo dicho doy por terminado este para mi enojoso asunto,toda vez que se está ya blanqueando el citado Cuerpo de Guardia.
D. Andrés Brull y Sinués Brigadier Director Subinspector de Ingenieros de las Islas Canarias, se cree en la sensible necesidad de formular queja contra el Excmo Sor Capitán General de las mismas, por menosprecio a las consideraciones que se le deben como Oficial General del Ejercito Español, y por habérsele privado del libre ejercicio de las funciones de su empleo.
En tal concepto a S.M. rendidamente
Suplica, se sirva mandar que le haga justicia, reintegrándolo del menoscabo que ha sufrido su dignidad y devolviéndole la libertad de acción indispensable para el buen desempeño del servicio.
Gracia que espera alcanzar de los sentimientos de rectitud y equidad que enaltecen a V.M., cuya vida guarde Dios muchos años.
Señor
A.L.R.P. de V.M.
Al día siguiente, porque como él mismo dice, lo considera un deber de atención, informa de su instancia al Capitán General.
E.S. Por el correo de ayer he dirigido al Ecmo Sor Ingeniero General una exposición para S.M. el Rey quejándome del proceder de V.E. con motivo del blanqueo que mandó hacer en el Cuerpo de Guardia de su Casa Palacio.
Lo que pongo en conocimiento de su autoridad, por parecerme un deber de atención.
Quedo enterado de la comunicación de V.S. en que me manifiesta que ha dirigido a S.M. una exposición en queja contra mi autoridad. Está V.S. en su derecho, como yo en obligarle a que obedeciera mis ordenes.
En toda esta cuestión, las posturas de ambos están muy claras. El Brigadier Brull habla en sus escritos, del cumplimiento estricto de leyes y reglamentos, y de los fueros y consideraciones que se le deben a las altas jerarquías de la milicia. El Capitán General, Mariscal de Campo Serrano, lo hace de la obediencia que en todos los casos debe prestarse a las órdenes superiores. Es el eterno dilema.
Lo decía don Pedro Calderón de la Barca:
Aquí la más principal hazaña es obedecer.
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