Breve génesis del inicio de las Escuelas Pías en Tenerife

 
Por Antonio Salgado Pérez  (XI Promoción de las Escuelas Pías) (Publicado en El Día el 16 de septiembre de 2017).
 
 
Se inauguraron el 17 de octubre de 1940.
 
La “Academia Calasancia” comenzó a funcionar en el hotel Orotava.
 
¿Quién es o quién ha sido el alumno más longevo del Quisisana?
 
 
          Durante los evocadores y entrañables actos que hace un par de años se llevaron a cabo con motivo de las Bodas de Brillantes de la labor docente de las Escuelas Pías-léase, también Quisisana- en Santa Cruz de Tenerife (1940-2015), siempre se planteó, entre otros comentarios, una curiosa pregunta ¿quién  es o quién ha sido el alumno más longevo que ocupó las aulas del Quisisana?
 
          Pero antes de analizar y desarrollar la aludida interrogante, es conveniente reflejar, para conocimiento de las nuevas generaciones, la génesis, en síntesis, de las mencionadas aulas docentes, de las que, por cierto, y  en la citada conmemoración, hizo una excelente y amena descripción el destacado farmacéutico y político Andrés Miranda Hernández, antiguo alumno escolapio.
 
Huyendo de la Guerra Civil Española
 
          En la Memoria redactada por los docentes escolapios a raíz de la efemérides de las Bodas de Plata en Tenerife (1940-1965) se decía que “el grano de mostaza que da origen al Colegio de las Escuelas Pías es la denominada “Academia Calasancia”, que fue fundada por los padres escolapios catalanes Juan Vila y Honorato Autmalle que, huyendo de su tierra natal en el año 1936, debido a la Guerra Civil Española, y pensando dirigirse a América, recalan en Tenerife, donde se quedan, renunciando a su anterior propósito”.
 
          En el ya desaparecido hotel Orotava, enclavado frente a la plaza de La Candelaria  y donde hoy se yergue el Edificio Olympo, comienza a funcionar la “Academia Calasancia”. Y debido al continuo aumento de niños, se traslada a un pequeño chalet ubicado en la calle La Salle, edificación que pertenecía al Colegio San Ildefonso.
 
          Estos beneméritos escolapios, tras finalizar la aludido contienda nacional, se reincorporaron a sus respectivas comunidades catalanas, y allí, tras haber comprobado la imperiosa necesidad que existía en Tenerife de poner en marcha un colegio, hacen llegar esta petición a esferas superiores que, de entrada, la estudian y aceptan.
 
Un personaje clave: el doctor Tomás Zerolo Fuentes
 
          Ante lo expuesto, el obispo de la Diócesis Nivariense, Albino González Menéndez y Reigada, transmite la citada petición a la Asociación Católica de Padres de Familia de Tenerife para que sea ésta la que intervenga en tal empresa, poniéndose al habla con los Superiores de la Orden. A reglón seguido, familiares del doctor orotavense, con residencia en Santa Cruz, Tomás Zerolo Fuentes, se personan en el Colegio San Antón, de Madrid, para hablar con el Superior al objeto de ofrecerle un colegio en Tenerife. El padre Provincial, Eusebio Gómez de Miguel, decano de la provincia de Castilla, “acogió con simpatía a los emisarios” y desde entonces se cruzó una activa correspondencia entre el padre Provincial y el doctor Zerolo Fuentes, que era presidente de la Asociación Católica de Padres de Familia de Tenerife. Todo desembocó en un completo acuerdo entre ambas personalidades.
 
Un escolapio “atrevido y valiente”
 
          En su día, y con atinada razón, se dijo que aquel paso del padre Eusebio Gómez había sido “atrevido y valiente” porque los tiempos no eran propicios para un “nuevo colegio”, por haber perdido la provincia castellana “un centenar de religiosos en la Guerra Civil Española”, en su mayoría sacrificados en aras de ministerio sacerdotal.
 
          El  26 de septiembre de 1940 desembarcan en Tenerife, el padre Provincial y el padre Andrés Moreno, para hacerse cargo del colegio -antiguo hotel Quisisana, ahora alquilado-; y el 3 de octubre lo hace el resto de la Comunidad, o sea,  los padres escolapios Federico, Rufino, Marco, Jesús y el hermano José Ruíz, que habían salido de Cádiz el 30 de septiembre en el Ciudad de Valencia.
 
 El jesuita Luis María de Eguiraum
 
           La prensa tinerfeña destacó el hecho como un gran acontecimiento para la Isla y con grandes titulares dio cuenta  de los últimos detalles y preparativos  que se realizaban  para la pronta apertura del colegio.
 
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Año 1940.Fundadores y algunos benefactores de las Escuelas Pías. Sentados, de izquierda a derecha, padre Juan Torregrosa, Juan P. Alonso y Rodríguez, Tomás Zerolo Fuentes, padre Andrés Moreno Gilabert, padre Francisco Vinuesa,
 Estanislao López de Vergara. De pie,  padres José Díaz y Jesús Achanojáurregui, Miguel Llombet y Rodríguez, Isidoro Hernández, Manuel Aranaz, padres Leopoldo Garcia y Federico Alonso;  y José Blasco.
 
 
 
          La inauguración del Colegio de las Escuelas Pías tuvo lugar el día 17 de octubre de 1940, previa bendición del edificio por el recordado sacerdote jesuita Luis María de Eguiraum, un gran entusiasta y consiliario de la ya mencionada Asociación Católica de Padres de Familias.
 
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Desde su inauguración como centro docente, este  edificio ha gozado de varios rótulos: Escuelas Pías, Colegio San Pablo-CEU,
Fundación Padre Anchieta, San José de Calasanz. Pero siempre, Quisisana.
 
 
“Lo mejor de cada casa: sus hijos” 
 
          Desde la señalada fecha, y como se seguía diciendo en la consultada Memoria “Tenerife, Santa Cruz, los pueblos de la Isla y la Provincia, suben al  Quisisana para entregarnos lo mejor de cada casa: sus hijos”. 
 
          El Colegio de las Escuelas Pías inicia su labor con 256 alumnos, cifra que aumentó progresivamente al paso de los años. En el mes de julio de 1942 la Orden Escolapia adquiere el Quisisana y comienzan  a gran ritmo las obras de ampliación ya que el edificio resulta insuficiente. Por ejemplo, las clases de Primaria se ven extraordinariamente aumentadas con la adquisición  de un edificio, independiente del Quisisana, sito en la calle 25 de Julio, frente al Gobierno Militar, y que a los pocos años tiene que dar paso a otro más capaz, el Colegio del Niño Jesús, en la Rambla del General Franco, adquirido en el año 1952. 
 
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Edificio del Colegio del Niño Jesús, que estuvo ubicado entre las calles Pérez de Rozas, Méndez Núnez y 25 de Julio, donde estaba la entrada principal del centro docente.
 
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Colegio que estuvo situado en la Rambla del General Franco, con esquina a la calle Robayna.
 
 
Se crean más aulas y dependencias
 
          Una  nueva ampliación del Quisisana se hacía necesaria. Y aumentó su capacidad, una vez finalizadas las obras iniciadas en 1955, en siete aulas más, otras dependencias, salón de actos y la sencilla y moderna capilla inaugurada en 1959. Un nuevo edificio de Primaria, ubicado en la Plaza de los Patos amplía la capacidad de las Escuelas Pías, en el que los peques son iniciados en el aprendizaje del inglés. Había nacido el “Pious School”. 
 
Aquel granito de mostaza  
 
          Y en la Memoria que la Orden Escolapia redactó en 1965 con motivo de sus Bodas de Plata, se podía leer en su epílogo lo que sigue :”Y llegamos al año 1965. La Escuela Pía que comenzó con el granito de mostaza de la “Academia Calasancia” cuenta con tres colegios en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, en cuyas aulas se forman en la  Piedad y en las Letras la crecida cifra de 1.587 alumnos. ¡Te deum laudamus!” 
 
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El magnífico edifico del Pious School, situado en la Plaza de los Patos. “Su derribo fue una aberración”
 
 
“El derribo del Pious School fue una aberración” 
 
          Sobre este último episodio y con referencia a algunos de los edificios-colegios mencionados, es conveniente recordar las interesantes matizaciones que vertió el reputado arquitecto e historiador Sebastián Matías Delgado, antiguo escolapio, en la brillante conferencia que impartió en el Real Casino de Tenerife con motivo de las señaladas Bodas de Brillantes. “El derribo del “Pious School” fue una aberración”, afirmó. Y añadió: “se demolió porque no era un edificio protegido. Era una obra del reconocido Mariano Estanga, también autor del hotel Quisisana”. Y refiriéndose al colegio que estaba situado en la Rambla del General Franco, analizó que “era un caserón de estilo colonial con una amplia terraza. Su estilo era victoriano y se empezó a usar a principios de la década de los años 20 del pasado siglo. Aún se conservan algunas de estas similares estructuras en Las Mimosas”. Y con respecto al colegio emplazado entre las calles Pérez de Rozas y 25 de Julio de Santa Cruz, Matías Delgado concluyó diciendo que “hoy son dependencias militares. Este edificio fue obra del arquitecto Antonio Pintor. Posee un estilo ecléctico con detalles modernistas. Aún se conserva pero tiene unos desafortunados añadidos por la calle Pérez de Rozas” 
 
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1950. Para subir a las Escuelas Pías, una escalera o un sinuoso camino  
 
 
 
 
Valiosos miembros y benefactores
 
          Y volviendo nuestros pasos a la génesis de la docencia escolapia hay que insistir y recalcar que la Escuela Pía, evidentemente, había sido deudora permanente de la Asociación Católica de Padres de Familias de 1940. El origen del centro docente fue debido a sus asociados y, singularmente, a su Junta Directiva, que presidía el doctor Tomás Zerolo Fuentes y que contaba con las valiosas colaboraciones de miembros y benefactores como  Miguel Llombet, Juan P. Alonso, Juan Lliso, José Hamilton, Cándido García Sanjuán, Antonio Prekler, Jaime Piqué, Estanislao López de Vergara, Francisco García Escámez, Isidoro Hernández, Manuel  Aranaz, José Blasco, y el citado consiliario, el sacerdote Eguiraum, “estusiasta como nadie; mitad jesuita y mitad escolapio”
 
          “Muchos más nombres podíamos consignar en estas columnas, seguía reflejando la aludida Memoria, si el espacio señalado previamente lo permitiera y si su modestia no se sintiera ofendida”. 
 
Los seis primeros rectores 
 
          En el capítulo de rectores de las Escuelas Pías tinerfeñas, y siguiendo un orden cronológico, hay que añadir que el primero fue el ya mencionado  Andrés Moreno Gilabert (1940-1943), al que siguieron Pedro Turiel y Santiago (1943-1949), Gonzalo Díaz Peña (1949-1955), Rufino Gutiérrez Sedano ( 1955-1961), Ángel Navarro y Herranz ( 1961-1964) y Paulino Ramos García, con el que se cumplieron las señalas Bodas de Plata, y que es el ciclo  del que nos hemos ocupado en este reportaje. No hay que olvidar que, afortunadamente,  y tras un periodo confuso, las Escuelas Pías volvieron a Santa Cruz, capítulo del que nos  detendremos  en otra ocasión. 
 
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El padre Rufino, de inolvidable recuerdo, ex rector de las Escuelas Pías
 
 
 
 
          Y tras exponer, para las nuevas generaciones y remembranzas para los veteranos, esta génesis inicial de las Escuelas Pías en Santa Cruz de Tenerife, hay que volver a la interrogante que nos habían  planteado al principio: ¿Quién es y quién ha sido el alumno más longevo del Quisisana? Es una curiosa pregunta que nos ha formulado la Asociación de Ex Alumnos de las Escuelas Pías de Tenerife, que actualmente preside el competente y polifacético Jesús Pedreira Calamita, con las estimables colaboraciones de Jaime Merelo, Mario Tudela, Antonio Jorge y José Hernández Cabrera, entre otros. 
 
Los 51 alumnos más antiguos 
 
          Y para responder, con más o menos acierto, pero siempre con la mejor voluntad, nada  mejor  que echarle un vistazo a aquellos amarillentos listados que un día ya lejano nos donó, de su interesante y copioso archivo, el recordado padre Rufino; archivo que con tanta persuasión como cariño fue confeccionando día a día, uno de los más querido y entrañables personajes que generaron las filas escolapias por estas latitudes. En los citados listados figuran los primeros 51 alumnos que, en el año 1944, y en la denominada “I Promoción de Ex Alumnos de las Escuelas Pías” hilvanó el inolvidable sacerdote escolapio. Son los siguientes: 
 
          Fernando Alba Carrillo, Álvaro Álvarez Seral, Enrique Barreda García, Juan Barrios Flores, A. Rafael Batista Cruz, Juan Antonio Benítez de Lugo, Enrique Casariego, Santiago Castillo González, Tomás Cerviá de Silva, Antonio Cervós Serra, Alfredo Conejo Fajardo, Fernando Durango Ballester, Alfredo Fajardo y Míquez, Manuel Fernández Mora, Antonio García Padrón, Manuel García y Peláez, José Manuel González Ara, Luis González  Coviella, Joaquín Guerrero González, Juan Labory Molowny, Salvador Lecuona Castro,  Enrique Lite Lahiguera, A.Néstor López Ramírez, Antonio Lorenzo Cáceres, José Manuel Lorenzo Ruíz, Alfonso Lugo Becerra, Francisco Llarena Codesido, Lorenzo Machado Brier, Hugo Machado González, Graciano Martín Pérez, Luis Mora Cartaya, Mauro Morales Arteaga, Américo Nóbrega Navarro, Juan Núñez Milera, Buenaventura Padilla López, Luis Peraza Oramas, Ernesto Pérez Castro, Esteban Pérez Castro, Carlos Pérez Llombet, Miguel Pérez Muñoz, Francisco Pimentel Santana, Lorenzo Ramírez Martín, Arturo Rumeu Ballester, Ramón  Salas Secchi, Manuel Sánchez Gijón, Manuel Sánchez Martínez, Desiderio Sánchez de Sebastián, Carlos Schwartz  Delgado, Luis Zárate Cólogan, Gabriel Zárate Gómez-Landero y Tomás Zárate Gómez-Landero. 
 
           No sería muy aventurado afirmar que en este listado podría figurar el alumno que es o ha sido el más longevo del Quisisana.
 
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Así era el uniforme de gala del Colegio. Año 1944.Alumnos de 1ºA 
 
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