In memoriam belli: El cañón de campaña británico tomado a los ingleses el 25 de julio de 1797

 
Por Pedro Ontoria Oquillas y Daniel García Pulido  (Publicado en El Día/La Prensa el 20 de julio de 2019).
 
 
 
«Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos...»
 
 [Jorge Luis BORGES, Elogio de la sombra, 1969]
 
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          En artículos de años anteriores hemos ido tratando de agrupar las referencias básicas de diferentes bienes muebles patrimoniales vinculados al episodio histórico del 25 de julio de 1797 (Nota 1). La pervivencia y recuerdo de estos testigos mudos del pasado es una obligación inexcusable que heredamos, y ese mensaje inalterable que llevan consigo, esa rotundidad solo posible gracias al tacto, a la vista, al oído, a los sentidos en general, debe viajar (y de hecho, viaja) en el tiempo portando toda una serie de conocimientos variopintos e interesantes... La problemática surge siempre cuando se ciñe la utilización de estos símbolos como vehículos de una idea o tendencia predeterminadas, sean del sesgo que sean, campos de la subjetividad y del pensamiento que, a pesar de caer más en el ámbito de estudio de la sociología o la antropología, siguen cautivando peligrosamente a quienes se adentran en la investigación histórica. Estas líneas tratan de alejarse de esta última afirmación, en una propuesta de acercamiento sencillo, directo, a las fuentes documentales para conocer, a través de ellas, la realidad de un testimonio patrimonial de indudable valía. Ojalá el solo intento merezca ya el beneplácito del interesado y amable lector/a.
 
          En este sentido, nuestra atención la centraremos en esta ocasión en una reliquia bélica que, al igual que las escalas de asalto británicas tomadas en el transcurso de la defensa de Santa Cruz de Tenerife, ha permanecido en un discreto segundo plano: nos estamos refiriendo al cañón de campaña británico que actualmente se conserva en el Museo del Ejército, en Toledo. 
 
Descripción física del cañón
 
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 Detalle del cañón y cajas de munciones         
 
          La ficha patrimonial de este cañón, que nos remonta su construcción hacia el año 1795, destaca de manera especial que el conjunto (tubo y cureña) es íntegramente original, circunstancia esta que rara vez se da en relación a las piezas artilleras de épocas pasadas. Lo usual es que la boca de fuego se conserve incólume, y que se tenga que reconstruir la cureña o carri-cureña en base a los diseños utilizados en el momento de fabricación del cañón. No obstante, como decimos, en esta ocasión esta reliquia histórica cobra un mayor valor al disponer de todo el conjunto intacto. El tubo, con una longitud de ánima de 64 cm, está realizado en bronce fundido, siendo su calibre artillero de 7,5 cm, es decir, para balas de 8/9 libras de aquel entonces. El cañón en su conjunto brinda, a su vez, las siguientes medidas totales: alto, 82 cm; largo, 105 cm; y ancho, 83 cm. (2)
 
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Una de las cajas de municiones laterales
 
          Llama particularmente la atención el colorido ocre que presenta la pieza actualmente, criterio que se ajusta a los estándares analizados para aquellos años finales del siglo XVIII. Según nos informan los técnicos del Museo del Ejército, ya en el año 1893 el entonces director se dirigió al agregado militar de la embajada de España en Londres, coronel D. Teodoro Bermúdez, interesándose por el color de la pintura utilizada en el material de artillería de campaña de la marina británica para 1797. Aunque inicialmente no hubo respuesta satisfactoria a las pesquisas por parte de la Royal United Services Institution, en Londres (que albergaba entonces un importante museo naval y militar, donde incluso llegó a estar expuesto el torniquete utilizado en la amputación del brazo derecho a Horacio Nelson), las referencias llegaron a través de los responsables de la custodia y preservación del navío-insignia Victory, en Portsmouth. Las indicaciones recibidas apuntaban que los cañones de desembarco semejantes a la pieza tomada en Santa Cruz de Tenerife solían presentarse pintados indistintamente en blanco u ocre, siendo este último la tonalidad preferida para las operaciones anfibias por su mimetismo con el terreno y ser más propensas a la ocultación.
 
          Una vez identificado y descrito el objeto de nuestra atención en sus coordenadas materiales, veamos lo que nos cuentan las crónicas sobre esta pieza, sobre su pasado y sobre sus incógnitas. Con ello conseguiremos que este anónimo cañón cobre un significado especial, siendo portador y contenedor de un mensaje pleno de connotaciones históricas.
 
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Cuerpo del cañón y muñones
 
Reseñas documentales
 
          Siguiendo la terminología de la época, la pieza artillera debemos rastrearla en la documentación como “un cañón violento” (“artillería volante” lo denomina más poéticamente el capitán Francisco de Tolosa, actor y parte en la defensa), aunque tampoco podemos afirmar que este detalle puntual tuviese un amplio eco en las relaciones de testigos o narradores del acontecimiento histórico de julio de 1797. Sin duda, los testimonios que más referencias nos brindan son, por un lado, el del teniente coronel Juan Güinther, que afirmaba en su Relación Exacta de las acertadas y prudentes operaciones que ejecutó el Batallón de Infantería de Canarias...:  
 
          “Al amanecer se notó de la batería de la Concepción que había gente en la embocadura del barranquillo de Aceite y determinándose a saltar por la tronera abajo el cabo de milicias Diego Correa con los soldados José Saavedra, Juan Fernández Coca y Francisco Miguel, del Batallón, con dos milicianos agregados a él, José Dorta y José Manzano, recogieron 23 hombres ingleses que estaban ocultos detrás de las lanchas sin resistencia alguna y entre ellos cinco heridos, y a más 16 muertos, [...] dichos hombres los llevaron al Castillo Principal y volviendo por si hallaban más, recogieron un cañón violento, un canasto de cartuchos de metralla, una bandera, una caja de guerra...” (3)
 
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Boca del cañón
 
          Güinther nos precisa que “todos estos trofeos se entregaron al capitán de artillería D. Clemente Falcón” -que mandaba de hecho la mencionada batería de Nuestra Señora de la Concepción, situada en la fachada marítima de la casa de la Real Aduana-, y no deja de resultar sintomático que sea este mismo punto artillero de la línea defensiva de Santa Cruz de Tenerife el que contase, según los planos contemporáneos, “con diversos locales para almacén de Artillería y del Real Cuerpo de Ingenieros” (4), lugares muy a propósito para la custodia de ese material. 
 
         La otra relación que se detiene en la toma de este cañón de campaña a los ingleses fue la escrita por José María de Zuaznávar, quien relató: 
 
          “Aunque conducían en las lanchas algunos cañones ligeros tuvimos la fortuna de que las lanchas que los conducían fueron echadas a pique, como el cúter, aunque era de noche y no había luna, y solo uno llegó a tierra y los nuestros se apoderaron de él...”.(5) 
 
          Aparte de estos dos testimonios existe una mención puntual en los siguientes relatos históricos vinculados a la defensa santacrucera: 
 
               - Bernardo Cólogan Fallon, en su Relación de la defensa..., afirma: “Tomámosles un cañón de a 4 de bronce...” (6).
 
               - Francisco José Román precisa: “se les cogió un cañón de a cuatro de bronce con sus pertrechos y 36 cartuchos de metralla” (7).
 
                - José de Monteverde y Molina, en su Relación circunstanciada..., apunta entre los despojos tomados a los británicos “un cañón de campaña” (8).
 
               - El alcalde real Domingo Vicente Marrero recoge en su texto que “entre los muchos despojos que se les tomaron en nuestras playas de las lanchas que encallaron” se rescató “un cañoncito ligero” (9)
 
               - La Relación Anónima C apunta que “además del destrozo de las lanchas abandonaron también un cañón pequeño...” (10).
 
               - Y, por último, la Relación Anónima D, al detallar una relación de “armas y pertrechos tomados al enemigo” cita expresamente “un cañón de a dos ó a tres” (11).
 
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Una de las ruedas del cañón de campaña
 
          En este sentido, debemos considerar que el contralmirante Nelson le otorgaba a estas piezas un rol determinante en la toma y defensa de los distintos enclaves a asaltar, y prueba de ello la encontramos en las disposiciones exactas que recoge en el memorándum elaborado en los prolegómenos del ataque a Santa Cruz de Tenerife (12). En estos preceptos se indicaba la construcción de plataformas para el desplazamiento de piezas de campaña (alguna incluso del calibre de a 18) y asimismo de cordajes para el arrastre de la artillería. Posiblemente la redacción de estos informes previos se remonte a la estancia del marino británico en Cádiz, estando a la espera de recibir el visto bueno del Almirantazgo para llevar a cabo la incursión en mares canarios. 
 
          Otro rasgo a tener en cuenta es que este tipo de cañones de campaña (acaso esta misma pieza objeto de nuestros desvelos) fue utilizado por las tropas británicas en su frustrado desembarco e intento del 22 de julio de 1797 en la montaña de La Jurada. Las diferentes relaciones nos narran que, tal y como ocurrió con los cañones desplazados a la cima de La Altura de Paso Alto por los milicianos isleños, estos elementos fueron conducidos despiezados a sus respectivas ubicaciones, en lo que supuso un titánico esfuerzo físico por parte de unos y otros en ese interesante enfrentamiento, vano a fin de cuentas, en una jornada cuyas pautas y actuaciones puntuales no han sido analizadas de manera específica por los estudiosos hasta la fecha. 
 
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Eje de una de las ruedas
 
          Tras definir las referencias del cañón de campaña en su contexto histórico toca el turno ahora de seguir su rastro a lo largo del tiempo. No es difícil imaginarse que esta singular pieza permaneció en Santa Cruz de Tenerife, posiblemente en las dependencias anexas a la batería de Nuestra Señora de la Concepción que hemos citado con anterioridad, hasta que en 1849 el entonces ministro de la Guerra ordenó su traslado a Madrid, donde sería recepcionado el cañón por el Museo de Artillería (13).
 
          En sendos catálogos patrimoniales efectuados por el Museo Militar de Artillería (precursor del actual Museo del Ejército) ya aparece reseñado este cañón. En León Gil de Palacio se nos dice (14) :
 
               «Cañón de a 3 corto montado en carri-cureña. Es procedente de Santa Cruz de Tenerife donde fue reconquistado por las tropas españolas que rechazaron a las inglesas de la escuadra del almirante Nelson en el asalto dado a aquella plaza el 25 de julio de 1797». 
 
         A su vez, en Adolfo Carrasco y Sáiz leemos  (15)
 
               «Además de esta escala se conservan en el Museo dos piezas de artillería procedentes del mismo hecho de armas, y son dos cañoncitos de desembarco del calibre de a 3 con montajes llamados carricureñas; son de bronce y tienen los números 3 y 5 en el antiguo Catálogo».
 
          Obviamente, Carrasco y Sáiz incurre en error al adscribir dos piezas artilleras para el episodio de Santa Cruz de Tenerife porque la absoluta totalidad de los referentes aducidos nos hablan solo de un cañón de campaña. Es posible que dicho autor contemplase, a la hora de realizar su inventario en los depósitos de Madrid, dos ejemplares idénticos o parecidos y que no dudase en adscribirlos a un mismo origen, de forma claramente errónea.
 
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Balde de madera que acompaña a la pieza
 
          Como relatamos, a posteriori el Museo de Artillería deviene en Museo del Ejército –entonces ubicado en Madrid- y allí nos los describe puntualmente Luis Bermúdez de Castro (16). Sería precisamente en la capital de España donde lo encontraría el coronel Francisco Lanuza Cano, que es la primera autoridad en dar a conocer el cañón de campaña para los estudiosos isleños (17).
 
          Con la fundación del Museo Militar Regional de Canarias en 1988, y a solicitud expresa de su creador, el coronel-director Juan Arencibia de Torres, la pieza de artillería fue traída a Santa Cruz de Tenerife en régimen de depósito temporal, donde pudo ser admirada por miles y miles de visitantes durante aproximadamente unos veinticinco años de cesión. Una vez finalizado este plazo previsto, este valioso cañón ha regresado puntualmente al Museo del Ejército, ya en sus dependencias actuales de Toledo, donde esta reliquia histórica figura en mayúsculas dentro de la exposición permanente de dicha institución (18).
 
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NOTAS
 
1.- ONTORIA OQUILLAS, P. / GARCÍA PULIDO, D.: «Tras el patrimonio tangible de aquella Gesta: la escala de asalto tomada a los ingleses», en La Prensa del sábado. Revista semanal de El Día, Santa Cruz de Tenerife, 21 de julio de 2018. pp. I-III; ONTORIA OQUILLAS, P. / GARCÍA PULIDO, D.: «Otro tesoro documental para 1797: la carta de Nelson a Gutiérrez, la primera firmada con su mano izquierda», en La Prensa del sábado. Revista semanal de El Día, Santa Cruz de Tenerife, 22 de julio de 2017. pp. I-IV.
2.- TOUS MELIÁ, J. [ed.]. La Gesta del 25 de Julio de 1797. [Catálogo]. Santa Cruz de Tenerife: Ayuntamiento, 1797. pág. 180, nº 29; COLA BENÍTEZ, L. y GARCÍA PULIDO, D.: La historia del 25 de julio de 1797 a la luz de las fuentes documentales. Santa Cruz de Tenerife: Ediciones del Umbral, 1999. pág. 158.
3.-  Ontoria OQUILLAS, P.; COLA BENÍTEZ, L.; GARCÍA PULIDO, D. Fuentes documentales del 25 de julio de 1797. Santa Cruz de Tenerife: Ayuntamiento. pp. 111-112; RUMEU DE ARMAS, A.: Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias. (3 t. en 5 vols.). Madrid: CSIC, 1947-1950. Vide tomo III, 2ª parte, pág. 859; COLA BENÍTEZ, L., y GARCÍA PULIDO: Op. cit., pp. 156-157.
4.- PINTO DE LA ROSA, J.Mª. Apuntes para la historia de las antiguas fortificaciones de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Museo Militar Regional de Canarias, 1996 (1954). pp. 544-547, 699.
5.- Fuentes documentales..., p. 244.
6.- Fuentes documentales..., p. 90.
7.-  Fuentes documentales...., p. 202.
8.-  Fuentes documentales..., p. 190.
9.-  Fuentes documentales..., p. 165.
10.- Fuentes documentales..., p. 266.
11.- Fuentes documentales..., p. 273.
12.- Fuentes documentales..., p. 325. En el manuscrito original de estas indicaciones figura un dibujo esquemático a seguir para la construcción de este tipo de plataformas, con indicación expresa de las medidas.
13.- Véase el artículo sobre las escalas de asalto para mayores referencias sobre este proceso de petición y remisión de los objetos de la Gesta a Madrid. [ONTORIA OQUILLAS, P., GARCÍA PULIDO, D., art. cit., 2018]. 
14.- GIL de PALACIO, León: Catálogo del Museo Militar de Artillería. Madrid: Imprenta del Colegio de Sordomudos, 1849, pág. 19.  
15.- CARRASCO Y SÁIZ, Adolfo: Catálogo de los recuerdos históricos existentes en el Museo de Artillería. Madrid: Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1893-1896. 2 vols. Vide vol. 2, pág. 319.
16.- ERMÚDEZ DE CASTRO, Luis: Catálogo del Museo del Ejército. Madrid: Editorial Ares, 1953-1958. 
17.- LANUZA CANO, F., Op. cit., pág. 165 y lámina LXVI. 
18.- Desde estas líneas los autores queremos hacer constar nuestro sincero agradecimiento a D. Enrique Rontomé Notario, conservador-jefe del departamento de Arqueología y Patrimonio del Museo del Ejército (Toledo), por su amabilidad y gentileza a la hora de proporcionarnos información e imágenes sobre este cañón de campaña.
 
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