El cañón El Tigre y el Centro de Interpretación de la Gesta

 
Por Lorenzo Hernández-Abad González  (Publicado en El Día / La Prensa el 19 de julio de 2015 y en La Opinión el 22 de julio de 2015).
 
 
         
           Un poco de historia. En el año de 1768, reinando Carlos III, el maestro fundidor Juan Solano fundió el cañón El Tigre en la Real Maestranza de Artillería de Sevilla. 
 
          El Tigre es un cañón de bronce de los de a 16 (tiraba pelotas de hierro que pesaban 16 libras, lo que en términos actuales se puede traducir a que su calibre es de 133 mm.). Aunque su alcance máximo, tirando por elevación y con “bala rasa”, era de 2.200 toesas (3.900 m.), a esa distancia tenía muy poca precisión.  Su empleo normal era el tiro con puntería directa, de “punto en blanco”, con un alcance eficaz de 300 toesas (700 m.).
 
          En la noche del 24 al 25 de julio de 1797, El Tigre hizo fuego con saquetes de metralla (llenos con balas de mosquete), que aunque su alcance era entonces muy pequeño, sus efectos a bocajarro eran devastadores.
 
         El día 24 de julio, el teniente de las Milicias de Artillería Francisco Grandi Giraud observó que al pie de la Batería de Santo Domingo había una fracción de la playa de La Alameda que no podía ser batida por ninguno de los cañones del castillo, lo que podría ser muy peligroso si los ingleses desembarcasen en aquel lugar. Expuso el problema a sus superiores que lo autorizaron a abrir una tronera provisional en dirección a la playa; una vez abierta la tronera por el personal a sus órdenes, emplazó allí a El Tigre cargado con saquetes de metralla (de los que había de dotación).
 
          Cuando en la madrugada del día 25 la primera de las lanchas de desembarco donde iba el Contralmirante Nelson varó en aquella zona de la playa, el primer disparo de El Tigre hirió gravemente a Nelson, mató a varios de los tripulantes e hirió a muchos más.  Tal y como dijo el poeta…
 
                 "Maté a Bowen atrevido,  //  a Nelson le quité un brazo,  //  a veinte y dos de un balazo  //  muertos, al inglés vencido."
 
          Después de la batalla, El Tigre permaneció durante muchos años en el Castillo de San Cristóbal y más tarde en el fuerte de San Pedro, hasta que en 1882, un hecho providencial le devolvió la notoriedad: Se recibió la orden de crear una batería provisional de salvas en Las Palmas; las piezas que se asignaron fueron unos cañones de bronce que estaban en Tenerife y que ya habían sido dados de baja por inservibles. Cuando ya se iban a embarcar, sin darse cuenta de que entre ellos se encontraba El Tigre, la oportuna intervención del entonces comisionado de la República de Venezuela don Manuel Martel Carrión, lo salvó de un futuro incierto; ya que recordándoles a los presentes su historia evitó su embarque y con ello logró elevarlo a la categoría de trofeo muy preciado.
 
          Para conmemorar el primer centenario de la Gesta del 25 de Julio, el Ayuntamiento de Santa Cruz pidió su cesión al Ministro de la Guerra y, el 23 de abril de 1894, El Tigre pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y se convirtió en uno de sus símbolos más entrañables.
 
          El 2 de mayo de 1955, con motivo de la inauguración del Museo de Paso Alto, fundado como homenaje a la Gesta del 25 de Julio de 1797, El Tigre fue encabalgado de nuevo en una cureña, réplica de la original, que había sido construida en la Unidad de Servicios, Talleres y Municionamiento del Regimiento de Artillería y se asentó en la plataforma del Castillo junto con otros cuatro cañones de bronce, estos  “de a 24”: El Orible, El Torpe, El Inbensible y El Espanto”, a los que también se les construyeron cureñas en la misma U.S.T y M. y que hoy están, encabalgados, en Almeida.
 
 Tigre Almeyda Custom
 
El Tigre en su emplazamiento de Almeyda
 
         
          El Tigre permaneció en el castillo de Paso Alto hasta que al fundarse el Museo Militar Regional de Canarias, hoy Museo Histórico Militar de Canarias,  siendo Alcalde don Manuel Hermoso Rojas, fue trasladado a este Museo, donde ocupaba un lugar de honor rodeado de trofeos y otros recuerdos de la Gesta: Las Banderas  inglesas tomadas al enemigo que estaban en la Iglesia de la Concepción y que una vez magníficamente restauradas se colocaron en sendas vitrinas donde pueden ser contempladas por los visitantes, armas procedentes de las tropas inglesas y de las españolas, la mesa y los objetos de escritorio en donde se firmó el acta de rendición, una reproducción del cuadro del General Gutiérrez pintado por Luis de la Cruz, el magnífico cuadro del Santo Cristo de Paso Alto y tantos otros objetos relacionados con aquellos hechos, convertían al Museo en el mejor “centro de interpretación” posible de La Gesta. Tan importante, que El Tigre estuvo acompañado durante varios meses por el Pendón de Santa Cruz, con el Escudo de la Ciudad,  que tanto contribuyó a lograr el propio cañón, cedido en depósito por la Corporación Municipal, que es su propietaria legal.
 
         Allí recibía la visita de todos los que recorren el Museo, entre los que, además de los cada vez más tinerfeños y de los  turistas, solos o llevados por agencias de viaje,  destacan  cientos de alumnos de los colegios de la Isla (los visitantes más importantes, a los que se les dedica la mayor atención) que, en el Museo, acompañados por sus profesores y por los guías,  aprendían Historia de las Islas y de España. Hoy, lejos El Tigre de su Museo no lo visitan, o lo hacen en un número muy reducido y, pocas veces, acompañados de sus profesores, reacios a  perder el tiempo en una visita tan poco atractiva. 
 
          Sin embargo, en el Museo Histórico Militar, rodeados de los objetos y explicaciones adecuadas, podrían interpretar, o mejor, CONOCER, porque allí no hay que interpretar nada, la intervención decisiva de El Tigre en la batalla. 
 
          Por estas razones, en mi nombre y en el del resto de los componentes de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, ruego al Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Santiago de Tenerife  y al Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, que permitan el regreso del cañón El Tigre a su lugar en el Museo de Almeida. Así harán justicia y permitirán que los interesados puedan contemplar a El Tigre en el lugar más idóneo.
 
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