Mi vida. María del Carmen Palmero
Por José Méndez Santamaría (Publicado en La Opinión el 11 de junio de 2014).
Doña María del Carmen Palmero, una señora que acaba de cumplir noventa añitos, a la que sus hijos y nietos han tenido la gran idea de editarle, con el titulo indicado, un pequeño, pero bien cuidada su edición, y pensando en la familia, con capítulos como Poesías, Reflexiones y Pensamientos y Mis recuerdos cerrándolo con un poema "de comida canaria", con una receta que explica en verso: "Con un buen cochino / o un conejo en salmorejo / un cabrito macerado / se hacen platos deliciosos / que te dejan empachados...". Buen humor no le falta a la autora.
Un prólogo muy cortito, redactado cuando contaba 88 años, en el que expresa que "...he hecho muchas cosas para conservar una buena memoria, la mente y el espíritu joven. Creo que lo he conseguido a través de mis pensamientos escritos con tanto amor y cariño para ustedes, mis hijos, nueras, nietos y bisnietos. Para que me recuerden y cuando se sientan un poquito bajos de moral, lean algún pasaje de este libro y tal vez les anime un poco...".
Da gusto, pensamos nosotros, ver la lucidez de doña María del Carmen, y el legado imborrable que deja a sus descendientes.
Cuanta sabiduría hay encerrada en las ochenta y cuatro páginas del mismo.
La verdad es que nos sería difícil el seleccionar un soneto, como el mejor. Me siento incapaz, pues todos están llenos de ternura, de amor, de cariño hacia sus descendentes y también a los que pasaron por su vida, como pueden ser sus memorias de la infancia llenas de interesantes anécdotas que quedaran como imborrable recuerdo y lección magistrales para los que vienen detrás.
Como quiera que además es mi consuegra, y por tanto abuela de una parte de mis nietos, pues aprovecho a decirles a ellos que tomen muy buena nota y al mismo tiempo deseo con estas líneas ofrecerle este pequeño, pero sincero y cariñoso homenaje.
Felicitar a los que tuvieron la maravillosa idea de hacerle este regalo y que lo pueda disfrutar muchos años más.
Felicidades, María del Carmen. Te lo mereces.
Un abrazo.
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