Centenario del nacimiento del Maestro Sabina

 Por Ana María Díaz Pérez (Publicado en El Día el 5 de marzo de 1994).

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            El día 25 del próximo mes de abril se cumplen ciento un años del nacimiento de D. Santiago Sabina Corona (1893-1994), santacrucero que desde muy niño se sintió cautivado por la música, pues con tan sólo siete años mostró ya grandes dotes de pianista; a la edad de diez dio un concierto en la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia de Santa Cruz y recién cumplidos los diecisiete dirigió por primera vez una orquesta, la del valenciano teatro de la Princesa. Desde entonces y hasta los veinte años (1910-1913) llevó la dirección de distintas compañías de opereta y zarzuela por toda España; a partir de ahí (1914-1934) realizó varias tournées por la Península, Europa, América y Oriente Próximo, al mismo tiempo que combinaba su valiosa faceta de director con la compositor de excelentes creaciones, quehaceres más tarde compartidos con los de profesor y subdirector del Conservatorio de Música y Declamación de Santa Cruz de Tenerife.
 
          Pero en ese constante viajar, el renombrado tinerfeño no olvidó su patria chica; de esta manera, además de incluirla en los itinerarios de sus actuaciones, siempre que el trabajo se lo permitía regresaba a su tierra, donde era muy querido y considerado, hasta el punto de que su presencia constituía un aliciente para organizar funciones musicales de cierta importancia.
 
Humilde y perfeccionista
 
          D. Santiago poseía muchas virtudes y cualidades, las cuales se resumen en algunas de sus actitudes humanas y aptitudes profesionales:
 
          Fue un ser bondadoso, puesto que en concretas circunstancias llevó a cabo audiciones  con fines benéficos, de las que no obtuvo, por tanto, emolumento alguno.
 
          Fue un músico modesto, ya que evitó dirigir sus propias composiciones y no se atribuyó nunca ni la idea ni el logro de la Orquesta de Cámara de Canarias, mas, sin abandonar el esfuerzo cotidiano, intentaba mejorar siempre su concierto anterior.
 
          Fue un hombre culto, pues añadió a su formación musical la adquirida en el extranjero e incluso sirvió de traductor a otro melómano, Joaquín Alberto de Prusia, quien dijo durante su estancia en nuestra isla (1936): “He conocido otro admirable trozo de tierra española: esta Isla magnífica donde hallar cosas gratas y valiosas para mi, un clima incomparable, paisajes maravillosos, quietud, calma y silencio, he hallado una Orquesta, como esa Orquesta  de Cámara de Canarias, que dirige el maestro Sabina, que nunca creí hallar y que considero como un conjunto de alto valor y significación artística, máxime si se tiene en cuenta el poco tiempo que lleva de formada.” Suponemos que se comunicarían en lengua italiana, pues sabemos que el Sr. Sabina dominaba ese idioma y que el mencionado Príncipe, también director y compositor, había perfeccionado sus estudios en Italia.
 
Gran labor de promoción

           Fue un ciudadano sencillo, sencillez que aflora hasta de su propia rúbrica, y ameno, dado que relataba con donaire sus anecdóticas  vivencias a los amigos, periodistas y artistas que, en busca de su compañía, lo rodeaban.

          Fue un hombre preocupado por difundir la producción insular al estrenar diversas obras de autores de nuestro Archipiélago.

          Fue un canario dispuesto a cooperar en todo momento, así cuando el barco que transportaba el cadáver de Manuel de Falla, desde Argentina hasta Cádiz, hizo escala en nuestra capital (1946), D. Santiago, en señal de despedida, guió los acordes de la Orquesta de Cámara, que interpretó El Amor Brujo y los Cantos Canarios; de igual forma, compuso una pieza a la Virgen de Candelaria, presentándola en la inauguración del Santuario homónimo.

          Al Maestro Sabina, responsable de afianzar el sinfonismo en el Archipiélago y de aproximar la estructura de los conciertos al estilo europeo, le fue reconocido en vida su talento musical, prueba de ello fue la decisión de poner a la Orquesta de Cámara bajo las órdenes de su experta batuta, petición que él aceptó pese a tener que renunciar a atractivas ofertas fuera de Canarias. Los fundadores del Conservatorio explicaron las razones de aquella determinación con estas palabras: "Ahora bien, la eficacia de una orquesta estriba muy principalmente, en la inteligencia, cultura, dotes artísticas, autoridad musical, competencia técnica y condiciones de conductor de quien asuma la dirección: Por ello, al frente de la Orquesta de Cámara de Canarias figura el maestro Santiago Sabina, preclaro músico tinerfeño, cuyo valor es notorio y unánimemente reconocido dentro y fuera de España. Compositor de relevante mérito, reúne además, lo tiene bien probado, todas aquellas cualidades que antes enumeramos como distintivas de un buen director de orquesta." En ese contexto, al finalizar cada uno de sus programas, obtenía la mejor recompensa que un artista puede recibir por su trabajo, la afectuosa y efusiva ovación del público.

          De otro lado, el célebre poeta Diego Crosa, Crosita, escribió estos desenfadados versos con motivo del estreno de la Orquesta de Cámara (1935), en los que elogiaba a los componentes de la misma y la labor de su director:

               “Aunque en mis Ripios de todo  //  y de todos hablo mal,  //  por tratarse de una orquesta  //  hoy el bombo he de tocar.

                Yo sabía que Sabina,  //  era un sabio… musical,  //  pero no creí que fuese  //  un hombre de voluntad:  //  los artistas son abúlicos  //  y por regla general.

                Tu enemigo el de tu oficio,  //  nos dice un viejo refrán,  //  y los músico a veces,  //  no marchan muy a compás.

                Sin embargo, este maestro,  //  con discreta habilidad,  //  los supo poner acordes  //  y en dulce armonía están.

                ¡Qué orquesta la que ha formado!  //  ya no la puedo juzgar,  //  pero esta noche debuta  //  y de buten estará.

                La Vieja Santa Cecilia  //  (después Mancomunidad)  //  hoy resurge; ya era tiempo  //  de que en esta capital  //  el arte de los sonidos  //  nos volviera a deleitar.

                Profesores competentes,  //  solistas de calidad,  //  (esos que son virtuosos  //  y andan de virtud tal cual)  //  forman la Orquesta de Cámara  //  que Sabina ofrecerá.

                ¡Y qué programa, lectores!  //  Debussy, Falla, Mozart:  //  Petite Suite, Amor Brujo;  //  No se puede exigir más.

                Aunque el violón solamente,  //  y a ratos, pueda tocar,  //  hoy me ofrezco a la de Cámara  //  pues grande orgullo será  //  para mi junto a Sabina  //  y en su orquesta figurar…  //  trasladando los atriles  //  esta noche al Guimerá."

          Al concluir la exitosa temporada 1935-36 los miembros de la Orquesta organizaron, en honor al maestro y en el Hotel Villa de la Peña, un almuerzo, en cuyo transcurso le mostraron su afecto al pronunciar palabras de gratitud y entregarle un obsequio, a la vez que un pergamino realizado por el pintor Guillermo Sureda. Asimismo Radio Club Tenerife emitió fragmentos musicales de la producción original del homenajeado en uno de sus programas. No obstante, entre los galardones más preciados que recibió el Sr. Sabina Corona se encuentra la Medalla de Plata de la Ciudad (1953).

Galería de recuerdos

          El Conservatorio de Música tiene en su haber un cuadro de D. Santiago, firmado (1960) por su contertulio en el Café El Águila y buen retratista, ya fallecido, D. Teodoro Ríos Rodríguez.

          Tras el óbito del recordado director (1966) el Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le dedicó (1969) una de las calles transversales a la Avda. del General Mola y Simón Bolívar; también en Arrecife el pianista José Tordesillas y el Círculo de Amigos de la Música le rindieron un homenaje (1973).

          En la actualidad completan esta serie de recuerdos algunas publicaciones biográficas acerca del estimado maestro Santiago Sabina. No obstante hemos echado en falta, por un lado, una escultura que perpetúe al insigne músico, la cual podría instalarse, a modo de sugerencia, en el exterior del Teatro Guimerá, así se completaría un trio escultórico relacionado con la música y el recinto teatral de Santa Cruz: Teobaldo Power, Ángel Guimerá y Santiago Sabina, ya que éste orquestó los Cantos Canarios del primero, siendo el auditorio capitalino, al que el dramaturgo diera nombre, uno de los lugares en el que pasó muchas horas de su existencia;  por otra parte, aún no se le ha tributado ese gran reconocimiento póstumo, brindándonos la próxima Conmemoración del Quinto Centenario de esta Ciudad una buena ocasión para organizar un acto en honor a este ilustre hijo de Santa Cruz de Tenerife.

          Sin duda, es obvio que de los datos biográficos se desprende que D. Santiago Sabina fue un carismático personaje que gozó de gran popularidad por su calidad humana y sus sobrados méritos en ámbito de la música, entre los que despunta el haber sido el último director-compositor de la vieja escuela, hecho que supuso, junto a la desaparición de un buen número de autores isleños en la década de los sesenta, un retroceso en la producción musical de nuestra Isla en ese sentido.

          Por todo lo expuesto, de acuerdo con la frase de D. Lothar Siemens Hernández, su figura artística bien merecería ser mejor reivindicada.

Composiciones del Maestro Sabina

          Polichinela, Impresiones de Oriente, Danza Exótica, Noveletta, Nocturno, Serenata, Scherzo, Fuga en Re Menor, Leyenda, Apuntes para una farsa, Dos canciones de mujer, Los Toros, Sierra Gudar, Invocación a la Virgen de Candelaria, Nelva, L´Errante, Mística Fonte, El Vencedor de los Parthos, La Fuente de los Álamos, La Serrana, El Hechizo, Orquestación de los Cantos Canarios.

 

FUENTES

 - Autobiografías. Escritores y artistas. Biblioteca Canaria. Santa Cruz de Tenerife, pp. 131-136.

 - DÍAZ PÉREZ, Ana María: El maestro Sabina (I y II). El Día, 7 y 14 de junio de 1981-

 - DÍAZ PÉREZ, Ana María: “Un músico canario en América: Santiago Sabina Corona”, en VI Coloquio de Historia Canario-Americana (1984), Las Palmas de Gran Canaria, 1986, tomo II, pp. 423-445.

 - MARTÍ, Antonio: “Una charla con el Príncipe Joaquín Alberto de Prusia”. La Prensa, 30 de enero de 1936.

 - SIEMENS HERNÁNDEZ, Lothar: “La creación musical en Canarias”, en Canarias Siglo XX. Edirca, S.L., Las Palmas de Gran Canarias, 1983, pp. 255-256.

 

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