Observaciones al artículo de la H
Por Pedro Ontoria Oquillas (Publicado en Aranda Siglo XXI en septiembre de 1998 y en NOS INTERESA, Informativo de Gumiel de Izán núm. 42 el 15 de igual mes y año).
En junio pasado apareció en Siglo XXI el artículo "Hizán, con H de Hontoria" que requiere algunas puntualizaciones. El articulista se despacha sentando cátedra de que el apellido de Gumiel debe escribirse con H(ache), sin analizar cuáles son las cacareadas razones lingüísticas, etimológicas y ortográficas, si bien se explaya un poquito más en las reglas ortográficas incluso de las del vascuence.
Consciente el Ayuntamiento de Gumiel de Izán de la alteración de la escritura del nombre de su municipio y no habiendo constancia del quién, cuándo y porqué de este cambio, tuvo preocupación y puso interés por conocer el cómo se había escrito otrora la denominación de la villa gomellana.
El resultado de este interés ha sido el trabajo "Justificación de la grafía Izán en el topónimo de Gumiel" en donde se evidencia que la trayectoria histórica y constante de su escritura ha sido y es Gumiel de Izán.
La grafía Izán forma parte del acerbo o patrimonio cultural de la lengua castellana desde sus primeros tiempos, como consta por la innumerable documentación aportada en el trabajo "Justificación de la grafía Izán en el topónimo de Gumiel", editado por el Ayuntamiento de Gumiel de Izán en 1997.
Izán como las grafías Iznájar, Iznalloz, Iznatoraf, y muchas otras más, cumplan o no las normas o reglas de ortografía dictadas setecientos años después, forman parten del patrimonio o bagaje cultural asimilado de la lengua castellana y merecen consideraciones filológicas y no meras divagaciones ortográficas, que ni siquiera cumple el mismo vocablo ortografía. La grafía de este vocablo se ha tenido que adaptar a la estructura del castellano como ortografía y no orthografía. Merecen el respeto de su constancia y no cambiarlas por un mero sentido semántico que ya lo incluyen, lleven o no hache. Son grafías de una serie de nombres propios correspondientes a sus respectivos nombres árabes que la lengua castellana los adoptó de manera fonética a su idiosincracia escrita propia. Por tanto, ¿por qué no respetar y mantener el término Izán si se han respetado y mantenido inalterables los otros citados vocablos? ¿Acaso no son razones históricas la conservación de las grafías de México y Texas? ¿Acaso tendrían que haber esperado los gomellanos nueve siglos para escribir correctamente su apellido según normas de algún superficial filólogo, etimologista o semántico? La grafía Izán constituye una palabra asimilada en la lengua castellana desde hace varios siglos. ¿Qué haremos con las grafías Abderramán, Alhaquén y otras más? ¿Tendremos que desterrar las grafías Amberes, Munich, Finlandia porque en sus lenguas se denominen Antwerpen, München y Suomi? Los nombres de lugar son los enigmas más tentadores y reveladores y la toponimia es la etimología de gran relevancia. Hay una toponimia elemental descifrable por el “mocosuena mocosuene” de las formas gramaticales; pero la verdadera toponimia requiere la “historia de la palabra” y unos elementos logogríficos y logarítmicos, que son la clave de toda geografía histórica digna de tal nombre.
Las consideraciones, basadas en Nebrija y Ortiz de Zúñiga, sobre la inestabilidad de la escritura de algunos nombres comunes no afecta al nombre propio Izán. La estabilidad de su grafía es una constante a partir del primer documento conocido (1042). En nombres propios no hay más regla que el uso y la tradición. Por otra parte, llama la atención la exorbitante ilustración que acompaña al artículo, pues induce a pensar que en la Gramática de Nebrija se halla la solución al problema de Izán, la cual no aparece entre sus páginas.Sin embargo, es de agradecer un interesante dato o noticia que Elio Antonio nos da de la villa de Aranda. En su obra Rerum a Ferdinando et Elisabe Hispanarum felicissimis Regibus gestarum Decades duas. Granatae 1545 se hace eco del pronunciamiento de la villa arandina por Isabel de Castilla y califica al pueblo de “municipium pulcherrimum”. (En 1565 publicaría en Valladolid Crónica de los muy altos y esclarecidos Reyes Católicos D.Fernando y Dª Isabel de gloriosa memoria ).
Las razones históricas, si afianzan el origen de las palabras, como es el caso de Izán, sirven no sólo para justificar sino también para documentar la ortografía. En la grafía Izán el significante no son unas cuantas letras al azar sino encierra en sí un concepto que nos trae de inmediato un significado: un nombre propio de persona, don Izán, señor de la villa de Gumiel. Izán, nombre propio de persona, está documentado en diversos cartularios de monasterios castellanos. Pero ¿quién fue don Izán, primer propietario conocido de la villa de Gumiel y con cuyo nombre pasó a formar parte el topónimo de Gumiel?. El enigmático alférez “real” del conde Garci o García Fernández, que aparece con Munio Fernández, hermano del conde, en la misión diplomática de la embajada ante el califa de Córdoba al-Hakam al-Muntasir el 29 de junio del año 974.
Porque la población judía en la Península fuese numerosa, tanto en los territorios cristianos como en el musulmán, durante la Edad Media, no se deduce que Gumiel sea una derivación del hebreo Guimel o G(u)ymel, que significa camello. Una cosa es el vocablo guimel y otra gomel. Las letras de nuestros alefatos o alfabetos, se nombran aún por el grafismo que representó su figura: aleph = buey, beth = casa, guimel = camello, daleth = puerta, etc., alfa, beta, gamma, delta... Pero ¿qué significa Gomel o Gumiel? Habrá que buscarlo por otros derroteros distintos de los camellos. Es un poco, por no decir muy extraño que no se haya conservado la más mínima tradición y resto del origen judío de Gumiel. Por otra parte debemos hacer constar que la primera vez que tenemos constancia de la presencia judía en la villa de Gumiel de Izán es en la segunda mitad del siglo XV, o sea coincidiendo con los años en que se inicia una clara recuperación económica en Castilla.
Por supuesto que el patrimonio del apellido de los gomellanos no hay que escribirlo como uno quiera. ¡Faltaría más! Pero ¿cuál es el patrimonio ortográfico del topónimo de los gomellanos? Si nos atenemos a lo escrito, el dato escueto es que durante siglos, de generación en generación, los gomellanos han tenido el “capricho” de escribir su apellido Izán, sin hache. Y esto desde el primer documento conocido (1042). Diremos más: el escudo de su concejo ostentaba la grafía Izán (1304). Y sencillamente tuvieron ese capricho porque no tuvieron otra opción o facilidad en su lengua romance. El castellano adaptó a su idiosincracia propia las palabras de otros idiomas cuyos sonidos carecía. Luego las razones históricas tendrán algún peso específico para mantener y conservar la grafía Izán en el topónimo de Gumiel. Supongo que la infinidad de documentos conservados en los cuales aparece la grafía Izán habrá que tenerla en cuenta, ya que constituye el bagaje principal del patrimonio histórico de la villa de Gumiel de Izán.
Tanto si escribimos Izán como Hizán, sendas grafías expresan el mismo concepto: nombre propio de persona. Lo mismo que si escribimos Abderramán o Abd al-Rahmán; Alhaquén o al-Hakam; fútbol o foot ball. Por tanto, ese principio general de que la “ortografía significa origen de la escritura y no existe escritura sin conceptos” no nos dice nada en este caso concreto y está mal aplicado. El escribir esos u otros nombres de una u otra forma ayudaría a averiguar con más facilidad su origen o etimología y resolver distintas cuestiones históricas. Pero la lengua castellana ha optado por la simpleza y sencillez en las normas de ortografía, pues de lo contrario tendríamos que escribir esta misma palabra con th,pero con sonido de z: orthografía. El trabajo es justicación de la grafía, no de la ortografía, Izán en el tópónimo de Gumiel. Es decir que desde que se conoce la denominación escrita del toponimo de la villa gomellana siempre se le ha acompañado a Gumiel, la grafía de Izán.
Nadie niega la dominación mora de Gumiel; reminiscencias árabes existen en su toponimia (Fuente Zalama, Valdezán). No obstante, desconocemos cómo denominaron los árabes la villa gomellana. Izán corresponde a la transcripción moderna Hizán, por otra parte, no es la transcripción exacta del vocablo árabe. Pero, una vez incorporada la villa al Condado y Reino de Castilla, la denominación en todos los documentos es Gumiel de Izán.
El apelativo árabe hisn o hasn (fuerte) está formando parte de diversas palabras que siguen escribiéndose sin hache en castellano: Aznaitín, Aznalcázar, Aznalfarache, Aznar, Aznarón, Alisne, Iznájar, Iznalloz, Iznatoraf y otras muchas más recogidas y estudiadas por el arabista Miguel Asín Palacios. ¿Por qué estas palabras se escriben sin hache y tenemos que ponérsela a Aza e Izán?. Si las razones para escribir con B o con V, con H o sin ella ,son linguísticas,ortográficas y etimológicas ¿por qué no se aplican a las citadas palabras dichas reglas para escribirse con H como han hecho recientemente con Aza e Izán?. Acerca de la grafía Izán convendría recordar lo que escribía Venancio D. Carro referente a la escritura de Aza: "Estudiado el asunto, creemos que algún personaje con cargo oficial se dedicó a repartir haches, un poco a la buena de Dios, a muchos nombres que no la tenían. En nombres propios no hay más regla que el uso y la tradición."
Existe el nombre Iznardi, Isnardus es la forma latina, pero la primitiva ha de ser Isenard o Isenhard que en alemán significa "carácter o raza de hierro". Nombre este que nos hace pensar en la posibilidad de la existencia de algún nombre visigodo relacionado o de la misma raíz que nuestro Izán. Algunos autores han visto en el vocablo Gumiel ascendencia u origen godo. La i final de Iznardi ¿tendrá algún sentido gramatical lo mismo que la i de Izani que aparece en diversos documentos del siglo X? Cuestión que dejamos para los estudiosos en filología de lenguas germánicas.
¿Quién es este Izán, con cuyo nombre se conocerá el topónimo de Gumiel? El personaje, que ostentó el señorío de Gumiel y con cuyo nombre pasó a la posteridad la villa de Gumiel, aparece en la documentación del latín vulgar y del primitivo castellano con la grafía Izán y con esta grafía ha continuado hasta nuestros días.
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