Corroboración y confirmación de la personalidad del General Gutiérrez

Por Pedro Ontoria Oquillas  (Publicado en El Día el 28 de septiembre de 2002).

 

          En los últimos años se han publicado múltiples artículos y trabajos que han dado a conocer de forma fidedigna y documental la figura y personalidad del general Gutiérrez. Gracias a estos estudios se ha conseguido conocer la verdadera trayectoria humana, personal y militar del único vencedor de Horacio Nelson y se han rebatido y rechazado los asertos y tesis tradicionales de la historiografía canaria que pecaban de unilaterales y partidistas.

          Se ha logrado que el general Gutiérrez ocupe el lugar que le corresponde en la Historia. Se puede afirmar taxativamente que las líneas generales de la biografía de Don Antonio Gutiérrez, el vencedor de Nelson en Tenerife, están ya trazadas, que nuevos hallazgos documentales la confirmarán y corroborarán en matices y detalles. Tal ocurre con el documento dado a conocer en el periódico El Día / La Prensa del sábado 17 de agosto de 2002, que, por otra parte, merece unos considerandos y observaciones.

          La simple lectura del artículo "Antonio Miguel Gutiérrez González.Varona", en donde aparece la reproducción ilustrativa del documento, produce la sensación de una doble ambigüedad. Por una parte, parece que se da a entender de manera solapada, o al menos se puede deducir, que el hallazgo del documento ha sido debido al esfuerzo e investigación de Francisco José Santos Miñón y, por otra, parece que el articulista no le satisface o convence la conocida trayectoria de la personalidad de Gutiérrez, trazada y fundamentada en una amplia documentación, ya que para tener firme consistencia haría falta la aparición o hallazgo de un documento de cariz más “oficial”, otra hoja de servicios, para poder “desmontar de una vez por todas la leyenda negra que injustamente se ha levantado sobre alguna de sus actuaciones y comportamientos”.

          Creemos que no hay que esperar que aparezca hoja alguna de servicios para desmontar esa leyenda negra. La leyenda negra ya está desmontada. El inmenso acervo documental del general Gutiérrez, algo del cual se ha publicado, es el mejor testimonio fehaciente para conocer y juzgar su gran personalidad y echar por tierra las desfasadas habladurías. Hoy en día existen dignos estudios, insistimos una vez más, donde se trata de manera documentada de Gutiérrez. El posible tal documento, el día que haya la suerte de encontrarse, simplemente serviría para confirmar y reafirmar la limpia trayectoria conocida del general Gutiérrez y corroborar detalles o matices, como ocurre con el presente documento motivo de las consideraciones de estas líneas.

          No el documento en sí, sino el modo de su presentación puede inducir a confusión e induce a dudas. ¿Es qué los avances que se han producido sobre el conocimiento de Gutiérrez con tantos documentos aportados no tienen solidez y argumentación válida? ¿Hay que esperar a una simple hoja de servicios como panacea general? ¿La conocida trayectoria biográfica documentada de Gutiérrez no es la correcta? Mientras tanto, ¿pondremos en duda acontecimientos importantes de la vida del general Gutiérrez, confirmados por diversos documentos? ¿Tiene que venir la solución de la investigación de famosos doctores? Me ha sorprendido que un ex director de la Cátedra del General Gutiérrez dé crédito todavía a las triquiñuelas sobre “alguna de sus actuaciones y comportamientos”, habiéndoselas rebatido en modernos estudios bien documentados. Por otra parte, la solución a la etapa final de la vida de Gutiérrez, la de las habladurías, no está en las denominadas hojas de servicios, ya que suelen expedirse para acompañar alguna instancia, petición de ascenso o traslado de los militares y funcionarios y… Gutiérrez a su edad ya no estaba para pedir condecoraciones. Pidamos que los investigadores tengan éxito en la localización y encuentro de su expediente personal.

          El hallazgo del interesante documento, la Hoja de Servicios del entonces (1778) coronel Don Antonio Gutiérrez, se debe a Javier Iglesia Berzosa. Este investigador ya entonó un ¡eureka! en la reunión habida el 27 de abril de 2001 en el Acuartelamiento de Almeyda (Nota 1). El hallazgo lo dio a conocer hace un año en el periódico El Diario de Burgos (2) y confirma una vez más la personalidad conocida del general Gutiérrez. A sus cuarenta y nueve años de edad el coronel del Regimiento de Infantería de África, Don Antonio Gutiérrez, es “integro en la conservación y administración de los fondos; observa literalmente las ordenanzas; es amado y respetado de todo su Regimiento; tiene disposición para desempeñar con acierto cuanto se le confíe y es muy acreedor por todas circunstancias a ser atendido en sus ascensos”. Según su criterio, “el valor está acreditado; la aplicación es buena; la capacidad, muy buena y la conducta, también muy buena”.

          La presencia de Gutiérrez en la Batalla de Argel, que un ponente planteó como dudosa en la reunión de las últimas investigaciones sobre el general Gutiérrez, era ya una noticia cierta y fundamentada en varios documentos. La Hoja de Servicios lo confirma con el detalle de “un balazo en la cabeza”. Precisamente esta Hoja de Servicios hay que relacionarla con la Instancia o súplica de Don Antonio Gutiérrez solicitando la pequeña Cruz de la Orden de Carlos III el 1º de diciembre de 1778. Acompañaban a la Instancia: esta Hoja de Servicios, expedida a finales de mayo de 1778, y la mención de los méritos de su padre. El 20 de diciembre de 1778 don Fermín de Quiroga certificaba a petición de don Antonio Gutiérrez, coronel del Regimiento de Infantería de África y residente en la Villa y Corte, los méritos, servicios, destinos y otros desempeños de su padre don José Gutiérrez, tal vez en previsión de que le pidieran justificante de los méritos de su progenitor que alegaba en la Instancia. Y su presencia en el sitio de Gibraltar la refiere el brigadier don Antonio Gutiérrez en la súplica o instancia de 12 de mayo de 1790 y que dimos a conocer con anterioridad a la citada reunión en el Catálogo La Gesta del 25 de Julio de 1797 en donde se recoge una síntesis biográfica de Gutiérrez con la transcripción de muy fidedignos e interesantes documentos.

          La duda de que Gutiérrez estuviera en la reconquista de Menorca en 1782 no desdice sus grandes méritos en la consolidación de la incorporación de la isla menorquina a la Corona española. Hay autores que afirman su presencia y se debe resaltar la valiosa labor realizada por Gutiérrez durante su estancia en las Islas Baleares. Antes de negar su presencia habrá que estudiar más a fondo su compaginación con el cargo de ayudante de campo del teniente general y comandante general del bloqueo y sitio de la Plaza de Gibraltar, don Martín Álvarez de Sotomayor. Pues, ¿quién era un tal alférez de navío, denominado D. Antonio Gutiérrez, que al frente de dos goletas de S. M., La Concepción y S. Antonio, entraron en Palma de Mallorca procedentes de Menorca el 23 de octubre de 1782, según refieren las crónicas mallorquinas? ¿Cómo se explica que guardase y tuviera en la alcoba de dormir de la casa de Santa cruz de Tenerife un cuadro con marco negro y cristal con el mapa teatro de la Guerra de la Ysla de Menorca? Parece ser que don Antonio Gutiérrez ostentó el grado de alférez de navío en el cuerpo de la marina española. Existen también otros personajes que tuvieron este status de poder ostentar las graduaciones que consiguieron y tenían en los dos cuerpos militares españoles. ¿Qué misterio encierra su nombramiento como gobernador de Mahón y comandante de Menorca que fue “un efecto y elección propia de S. M. (Carlos III) de que considera noticioso a Floridablanca respecto a una pregunta que le hizo al tiempo de presentársele acompañado del teniente general Dn. Martín Álvarez de Sotomayor, relativa a si iba a Mahón y a que no pudo contestar por ser la primera especie que tuvo, hasta que de allí a pocos días le enteró el Conde de Gausa, haberse dignado la piedad de S. M. preferirle entre los propuestos para dicho Gobierno”?

          Don Antonio Gutiérrez guardó siempre un gran afecto y cariño por las Islas Baleares; no en vano su trayectoria militar va ligada a una palabra: Mallorca. En 1753 obtenía el empleo de teniente del Regimiento de Infantería de Mallorca; en 1756 ascendía a capitán del mismo Regimiento de Mallorca; en 1761 era nombrado sargento mayor del Regimiento de Infantería de Mallorca; en 1764 era graduado de teniente coronel del mismo regimiento y en 1769 era coronel del Regimiento de Infantería de Mallorca. En 1762 su hermano el cadete don Manuel Gutiérrez era nombrado subteniente de Bandera en el Regimiento de Infantería de Mallorca. Y por recordar algo más, añadimos que su lacayo Bartolomé Sampol, natural de la Vileta en la Isla de Mallorca, acompañó desde su más tierna edad a don Antonio Gutiérrez y con él vino a tierras Canarias. La base del servicio de la casa del general Gutiérrez recayó sobre dos matrimonios, constituidos por José Pusaire y Antonia Catalá, y por Juan Calveras y Catalina Frontera. José Pusaire nació en Visires, Francia, en 1758 y residió en Mahón. Recaló en la Isla de Tenerife junto con su mujer Antonia Catalá, natural de Mahón, en la isla de Menorca, con la llegada de don Antonio Gutiérrez (3).

          Las triquiñuelas y patrañas de “poco versado en asuntos de armas”, “débil e irresoluto ante el peligro”, “falta de serenidad en los críticos momentos de la lucha” y “aturdimiento propio de un bisoño” contrastan con lo que cuentan los documentos: su pericia militar y su bizarría (4).

          Cuantas medidas dictó desde la iniciación de las hostilidades estaban inspiradas por un sabio criterio; utilizó las fuerzas a sus órdenes con extraordinaria habilidad; supo disponer la defensa con pericia y mostró singular entereza frente a las intimidaciones de rendición del invasor inglés (5). ¿Por qué y a quiénes interesaron tales argucias y tergiversaciones? La Carta de Forstall,a la que algunos recurren como único asidero, transpira poco fiable valor testimonial. ¿Acaso este comerciante estuvo en los puestos de decisión? Si sabía algo sobre el particular lo sabría de comentarios posteriores. ¿Acaso vio de qué forma el general Gutiérrez tomó sus decisiones en aquella terrible ocasión? ¿Acaso formaba parte de la Plana Mayor? Gutiérrez atendió lo que le decían sus asesores y luego él tomó su decisión y así lo hizo sin titubeos (6).

          Ya está publicado y demostrado documentalmente que ante la capitulación el general Gutiérrez tuvo que tomar una postura de decisión realista, aunque, "per accidens", tenga una lectura de magnanimidad. La esencia de tomar dicha postura o decisión fue una serie de circunstancias reales, que tuvo que meditar y sopesar muy bien antes de su decisión. Y su decisión fue la correcta. El Rey de España aceptó complacido las explicaciones que Gutiérrez le dio sobre ese hecho y su comportamiento. ¿Cuáles fueron esas explicaciones?

          El resultado de haber sopesado las circunstancias reales. La flota inglesa fondeada frente a Santa Cruz tenía su artillería intacta, con una potencia de fuego muy superior en número y calidad a la de la Plaza, que además había sido duramente castigada durante el asalto. La capacidad defensiva de nuestra Plaza era escasa, sólo el Batallón de Canarias podía considerarse profesional, lo demás era el pueblo armado, en muchos casos con útiles de labranza y palos y todo ello en un número muy escaso, menos de un tercio de los invasores, que era una tropa armada hasta los dientes, profesional y aguerrida. Sin embargo, las tropas de que disponía Gutiérrez no eran tan poderosas como se creían los ingleses y, por otra parte, no escasearon los desertores (7):

               “Para enterar a V. E. de los motivos que concurrieron, o me impelieron a convenir en la última capitulación que propusieron los ingleses, es necesario correr el velo a algunas circunstancias de que con cuidado me havía desentendido así por el perjuicio que podía resultar de que interceptado el Pliego llegasen a noticia de nuestros Enemigos como por parecerme que en la relación de una victoria semejante, ni me correspondía tratar de realzarla explicando los cortos medios con que se havía alcanzado, ni hacer particular mención de aquella parte de la Tropa que por inexperiencia y sorpresa se havía separado de su dever, y que en mi concepto desea con ansia ocasión en que acreditarse digna compañera de la vencedora; pero ya que en virtud de lo que de Real orden me previene V. E. no puedo menos de manifestarle que prescindiendo de no haber aquí armamento que entregar al Paisanaje y del mal estado en que se halla el que existe en poder de la Tropa; las Tropas que yo tenía a mis órdenes para contrarrestar las fuerzas Inglesas, a excepción del batallón de Infantería de Canarias reducido a un corto número de hombres, eran todas compuestas de una milicia llena de zelo y de buen deseo, pero que inexperta y sin conocimiento del arte de la Guerra…” (8).

          Para finalizar diremos que el general Gutiérrez no sólo se mostró como un experto soldado sino que, además, supo aprovechar las circunstancias en que se realizaron las treguas parlamentarias y la Capitulación final. Con motivo de la victoria tinerfeña “el lugar” de Santa Cruz recibió el título de Villa (9), las viudas y los huérfanos fueron amparados de acuerdo con la petición del general, que recibió la Encomienda del Esparragal de la Orden de Alcántara.

           La ciudad, que debe sus títulos a la mediación del invicto general, ha correspondido dedicándole un minúsculo monumento con motivo del bicentenario de su muerte, el 14 de mayo de 1999, que merece un poco más de cuidado y atención. El pueblo tinerfeño al contemplarlo podrá preguntarse ¿qué representa esa columnita coronada con el busto de un general? ¿Se merece que esté tan desaliñada por nuestro Ayuntamiento? ¿No es ese el busto del general Gutiérrez, la figura más señera del acontecimiento histórico transcendental de nuestra ciudad? ¿No dicen y han escrito hace algunos años que tuvo una lucida y meritoria carrera militar? Así es y así lo reflejan los modernos y ecuánimes trabajos de estudiosos que desdicen los fútiles tópicos denigrantes que circulaban, tal vez intencionadamente, del insigne militar. ¿No habían dicho que estuvo, siendo muy joven, en la guerra de Italia, 1743-1748? Así es y así lo confirma el presente documento:

               “Salió con el Regimiento de Milicias de Burgos al Ejército de Italia a principios del año de 1743, en el que permaneció hasta que se verificó la Paz [de Aquisgrán], y después de la Campaña del Archenal, sirvió de ayudante de campo de frey don Manuel de Sada, teniente general y comandante general de las Tropas que quedaron en el Ducado de Saboya. Después se le dio a mandar la Compañía de Granaderos Provinciales de Betanzos, habiéndose hallado en la expulsión de los enemigos de la Provenza y de la Montaña de Castelano en el condado de Niza, sitio y toma de Ventimillla y varios destacamentos”.

          ¿No dijeron y escribieron que estuvo en el desalojo de los ingleses de la Gran Malvina e intervino en otros acontecimientos importantes en la España de su época? Así es y así confirma alguno de ellos el presente documento, pues refiere solamente los actos de servicio hasta finales de mayo de 1778. En el transcurso de investigaciones irán apareciendo diversos documentos que confirmen y corroboren los conocidos hitos principales de don Antonio Gutiérrez de Otero y Santallana, teniente general de los Reales Ejércitos de España.


NOTAS

1. F. Santos Miñón, "Importante noticia cultural. Últimas investigaciones sobre el general Gutiérrez". EL DÍA/LA PRENSA, Sábado, 26 de mayo de 2001 pág. 8

2. J. Iglesia Berzosa, "Una vida dedicada a la milicia" en DIARIO DE BURGOS, Sábado, 8 de septiembre de 2001.

3. GARCÍA PULIDO, Daniel: "La Casa de Gutiérrez. Notas acerca de la servidumbre y residencia del general Gutiérrez en Santa Cruz".En EL DÍA/LA PRENSA, Sábado, 10 de abril de 1999 pp. 1-3. Véase: Ier Premio de Poesía y Periodismo General Gutiérrez. Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias. Santa Cruz de Tenerife 1999 pp. 59-66.

4. “Conozco que, atenta la urgencia y el preciso retardo que por la interrupción de correspondencia se sigue de esperar las Órdenes de la Corte, con consideración a las facultades en tales caso anexas al mando ultramarino, y al Dictamen unánime de varias personas sensatas e inteligentes, debería yo tomar por mi mismo una resolución interina en el asunto, entretanto que llega la decisiva de S. M., pero muy al contraRio lejos de resolver por mi mismo, estoy resuelto a no usar de otros arbitrios contra su orgullo y sus caprichos que oponerles la prudencia y la moderación, de que siempre he hecho alarde, a no ser que algunos inesperados incidentes, con sacrificio de mi genio y carácter, me compelan a valerme por fin de otros medios menos suaves, aunque nunca violentos”. Véase IIº Premio de Poesía y Periodismo General Gutiérrez. Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias. Santa Cruz de Tenerife 2002 p. 17.

5. RUMEU DE ARMAS, Antonio: Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias. Madrid 1947-1950. 3 t. en 5 vols. Véase Tomo III, Segunda parte, pág. 837

6. Recuerdo de un bicentenario [1797-1997]. Museo Militar Regional/Ayuntamiento Santa Cruz de Tenerife 1998 pp. 14-24; A. RUMEU DE ARMAS, "El ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife. Carta-relato sesgado escrito por el comerciante irlandés Pedro Forstall" en “Anuario de Estudios Atlánticos” Núm. 42 (Madrid –Las Palmas) 1996 pp. 631-650.

7. TOUS MELIÁ, Juan: "Los términos de la Capitulación. ¿Por qué no embarazó ni persiguió el general Gutiérrez a las tropas inglesas del contralmirante Horacio Nelson el 25 de julio de 1797?" en EL DÍA/LA PRENSA, Sábado, 29 de julio de 2000 pp. 1-3.

8. La transcripción integra del documento está incluido en Addenda. Fuentes Documentales del 25 de julio de 1797. Gráficas Sabater, Santa Cruz de Tenerife 2008 pp. 32-35.

9. NAVARRO RIAÑO, J. Arturo: "Premio que recibió Santa Cruz de Tenerife por la heroica defensa ante la escuadra inglesa". En Recuerdo de un bicentenario [1797-1997]. Museo Militar Regional/Ayuntamiento Santa Cruz de Tenerife 1998 pp. 177-183.

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