El alcalde de Santa Cruz y el 25 de Julio
Por Luis Cola Benítez (Publicado en El Día el 1 de agosto de 1998).
Julio de 1797
Es alcalde del lugar y puerto de Santa Cruz de Tenerife don Domingo Vicente Marrero Ferrera. Hombre de acendrado patriotismo, defensor a ultranza de las gentes de su pueblo frente a los prepotentes que trataban de imponer su criterio desde sus influyentes posiciones, personaje a quien nuestra ciudad debe un merecido, aunque olvidado, homenaje, pues puede considerarse pionero entre los valedores del más ejemplar chicharrerismo.
Ayudó de forma muy importante y decisiva en la defensa de Tenerife frente a las fuerzas atacantes de Nelson, con la elaboración en fechas anteriores al intento de invasión del acertadísimo Plan de Rondas, redactado en su domicilio de la calle del Norte, al frente de cuyos componentes -paisanos, ciudadanos de Santa Cruz de toda clase y condición- tuvo una heroica actuación en medio del fragor de la lucha en las calles del pueblo.
También presidía la Junta de Abastos, encargada de los suministros a las tropas defensoras y a la población, teniendo a su cargo el acopio y distribución de víveres y materiales, reclutamiento de medios de transporte, así como las labores de enlace entre los distintos sectores de la línea, coordinación de esfuerzos con el Ayuntamiento de la Isla -Cabildo de La Laguna-, organización de la atención a los heridos, etc., etc.
Como alcalde del lugar presidió la reunión patriótica celebrada después de la victoria en la iglesia del Pilar, el día 29 de julio, en la que solemnemente se acordó, en nombre de todo el pueblo de Santa Cruz, nombrar compatronos del mismo a la Santa Cruz y al Apóstol Santiago, comprometiéndose a celebrar anualmente una solemne función en su honor, acudiendo a la misma el Ayuntamiento en Corporación. Igualmente, a sugerencia del comandante general don Antonio Gutiérrez, se solicitó a S. M. el privilegio de villazgo para el lugar y puerto, inicio del despegue histórico de nuestra hoy ciudad, y origen de sus títulos y timbres, que el rey le otorgó en reconocimiento de su valerosa defensa, con el derecho a utilizarlos en forma de escudo en su bandera en todos los actos.
Por si todo ello fuera poco, este alcalde, que siempre dio la cara y supo estar a la altura de las circunstancias, nos dejó escrita una de las más importantes y enjundiosas de cuantas relaciones se conocen del ataque y defensa de la plaza. A pesar de que no era un ilustrado y de que él mismo reconoce que sólo disponía de la instrucción necesaria “para no ser confundido con los ignaros”, su relación es enormemente esclarecedor respecto a algunos comportamientos individuales en aquellos días de julio. Con un valor fuera de toda dudad, podía decirse que a pecho descubierto, ataca y reprocha sus cobardes actuaciones a cuantos no supieron cumplir con su deber.
El año siguiente, en julio de 1798, siendo ya Santa Cruz Villa exenta con Ayuntamiento propio, se celebró por primera vez la solemne función del día de Santiago, a la que acudió la Corporación en pleno, presidida por su enseña o pendón, símbolo y compendio de su historia.
Julio de 1998
El alcalde de la ciudad de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, cuando después de dos siglos se ha logrado por fin perpetuar en un monumento el reconocimiento a los “Héroes” de 1797 -así se denomina en la invitación que él mismo ha cursado para la inauguración, a pesar de haberse hurtado la colocación de una placa con sus nombres, tal y como estaba previsto-, parece avergonzarse de la gloriosa historia de su propio pueblo. Por una parte, desistiendo por segunda vez en la historia de que la Corporación se muestre públicamente con su enseña; por otra, ausentándose de la Isla en tan señaladas fechas, que son, no se nos olvide, patronales, a las que, por cierto, la municipalidad ha dedicado este año cicatera atención. ¡Qué contraste con la que se dedica a otros eventos populistas!
¿Qué pensará de esta ausencia el señor alcalde de Aranda de Duero -lugar de nacimiento del general Gutiérrez-.invitado y desplazado a estos actos, al comprobar que su anfitrión no estaba? Y, ¿qué podemos pensar de esta ausencia, y de otras tan lamentables como significativas, los ciudadanos de este sufrido Santa Cruz?
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