SANTA CRUZ DE TENERIFE. Museo Municipal de Bellas Artes
Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en El Día el 23 de noviembre de 2025.

El Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, dependiente del Organismo Autónomo de Cultura, situado en la calle José Murphy, frente a la plaza del Príncipe, tiene sus orígenes, en 1899, cuando un grupo de socios del Gabinete Instructivo, amantes de las artes plásticas, crearon la Sociedad de Bellas Artes, germen de lo que más tarde sería el Museo de Bellas Artes.
Al año siguiente, el Ayuntamiento crearía el Patronato de Museos y Bibliotecas, dotándolo con 2.000 pesetas anuales de subvención, a la vez que abrió el Museo de Pinturas, anexo a la Escuela Municipal de Dibujo, nombrando director honorario a Pedro Tarquis, y director-conservador a Teodomiro Robayna.
El Museo de Bellas Artes sería inaugurado oficialmente, el 25 de julio de 1900, en unas dependencias del edificio Santa Cecilia (actual Parlamento de Canarias), aunque al año siguiente se trasladarían a una de las salas del antiguo convento franciscano, en la plaza San Francisco.
En 1906, una vez que el Ayuntamiento pasó a ocupar su nuevo edificio en la calle Viera y Clavijo, Patricio Estévanez propuso que se reorganizaran los locales que habían quedado libres en el citado convento franciscano, separando los destinados a Museo y Biblioteca, de la Escuela, la Cárcel, el Juzgado de 1ª Instancia, la Diputación Provincial y el acuartelamiento del Batallón de Canarias.
En las nuevas dependencias, inauguradas el día de Navidad de 1908, se exponían las banderas inglesas, recuperadas después de la Gesta del 25 de Julio; doce cuadros procedentes del Museo del Prado, que Luís Maffiote había traído de Madrid para montar una exposición en el Teatro Guimerá, con motivo de las Fiestas de Mayo de 1900; doce cuadros, dejados en depósito por el Museo de Arte Moderno de Madrid; una colección completa de láminas de los Caprichos de Goya; y cuatro representaciones pictóricas, cedidas en depósito por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
En 1925, el Ayuntamiento de Santa Cruz, cuyo alcalde era don Santiago García Sanabria, convocó un concurso de anteproyectos -al que sólo concurrió el arquitecto Eladio Laredo y Carranza- para levantar un edificio multiusos en el solar que quedaría al derribar el antiguo convento franciscano, y en el que tendría cabida el Museo de Pintura, Escultura y Antigüedades, la Biblioteca Municipal, la Audiencia, los Juzgados de Primera Instancia, el Juzgado Municipal, el Parque de Bomberos, la Casa de Socorro y las viviendas del Presidente de la Audiencia, del Fiscal Jefe y del Portero. Para ello se contaba con un crédito de 145.000 pesetas, concedido por el Cabildo Insular.
En el edificio, de estilo clasicista, quedaría incorporada la torre del antiguo convento franciscano, único elemento que se respetó, junto con las iglesias de San Francisco y de la Orden Tercera. Las obras finalizarían en 1933.
El frontis del Museo resultó una gran novedad para la ciudad, pues en los intercolumnios de su fachada cortina se colocaron bustos de diez intelectuales y pensadores, como marco y homenaje a las figuras relevantes de la historia y la cultura de Tenerife, los cuales fueron realizados por el escultor Guzmán Compañ. Los siete que están situados en la fachada principal, dando a la calle José Murphy, corresponden a Teobaldo Power, músico y compositor; Ángel Guimerá, poeta y dramaturgo; Juan de Iriarte, gramático y literato; Antonio de Viana, poeta; Villalba Hervás, periodista, historiador y político; Viera y Clavijo, historiador y polígrafo; Bethencourt y Molina, ingeniero e inventor. Los tres que dan frente a la calle Ruiz de Padrón, pertenecen a Nicolás Estévanez, militar, político y escritor; Tomás de Iriarte, literato; y Valentín Sanz, pintor.
El Museo
La primera planta de edificio contiene las salas de exposiciones temporales. La segunda consta de diez salas para las exposiciones permanentes, y la tercera planta dedicada a pinturas de Historia.
En la planta del sótano, donde estuvo la Biblioteca Municipal, se encuentra el almacén visitable, que permite pasear entre 600 obras, pinturas, esculturas y grabados. Para conservar todas las obras de arte, se le han incorporado controles de humedad, y cámaras de seguridad.
La muestra pictórica la constituyen colecciones de pintura flamenca (s. XVII); pintura barroca española (siglos XVII y XVIII); pintura barroca canaria (siglos XVII y XVIII); pintura de historia (s. XIX); retratos (siglos XIX y XX); y paisajistas canarios (siglos XIX y XX).
De ellas destacamos el Tríptico de Nava y Grimón, del pintor flamenco Pieter Coecke; San Andrés, de José Ribera; Orfeo, de Bueghel; Retrato de la Reina Isabel II, de Federico de Madrazo; Retrato de Fernando Viscaí, de Sorolla; grabados de Goya; así como la mayor y más completa representación de pintores y escultores canarios, algunos de muy apreciable mérito, como Gaspar de Quevedo, Cristóbal Hernández de Quintana, Juan de Miranda, González Méndez, etc.
En 1940, el Marqués de Lozoya, gran divulgador del arte español, impulsaría un segundo y tercer envío procedente del Museo de El Prado, dentro del programa El Prado Disperso que, junto con las doce obras que había traído Luís Maffiotte en el año 1900, conformaban una colección de treinta y siete obras pictóricas, de Sorolla, Ferrant, etc. y cinco esculturas de Benlliure, Querol, etc.
Los fondos del Museo también acogen donaciones particulares, tales como esculturas, monedas, muebles, porcelana, etc.; de ellos destacan el escritorio de Villalba Hervás; parte de la verja de la antigua Casa de Socorro; trozos del balcón del Hotel Camacho, etc.
Las actividades más importantes que lleva a cabo el Museo son las visitas guiadas, presentación de libros, ciclos de conferencias, audiciones musicales, etc.
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