«Entretenimientos» del Dr. Francisco José Perera Molinero
No podríamos desvelar al lector los “Entretenimientos” del Dr. Francisco José Perera Molinero que deleitarán nuestra vista, sin mencionar a su padre, el querido, respetado y admirado Dr. D. Antonio Perera Reyes, de quien su hijo ha afirmado, de manera tan acertada, que fue “uno de esos médicos que curaban el cuerpo y el alma de sus pacientes”. Desde este diario, nuestra emotiva y entrañable evocación a la memoria de un doctor de excepcional valía.
D. Antonio nos transmitió un impagable legado, puesto que junto con su bella señora Josefa Molinero Torres, con la que había contraído nupcias en 1953, procreó dos niñas y dos niños. Después de más de una treintena de años de docencia, no tenemos ni la más mínima duda de que la educación se aprende en el hogar familiar y también se inculca el amor a la profesión, prueba de ello es que la sencilla, amable e impecable trayectoria profesional del Dr. Perera Reyes tuvo una enorme repercusión en sus descendientes, porque en la actualidad los cuatro pertenecen al ámbito sanitario: Paloma, radióloga, Antonio, anatomopatólogo, y, el menor, Francisco José, son médicos, y Juana, la tercera, es farmacéutica.
A continuación nos referiremos a la semblanza del más pequeño de los Perera Molinero, Quico, entre sus familiares y amigos, fundamentalmente a su desconocida faceta, la de entusiasta e incipiente artista, aunque nos confiesa que nunca pretendió serlo, ya que fue algo circunstancial.
Aquel bebé chicharrero, que vio la luz por primera vez en pleno estío de 1959 (30 de agosto), creció y adquirió una sólida formación bilingüe en el Colegio Alemán de esta ciudad hasta concluir el bachillerato en 1975, estudios que compaginaba con el deporte, interesándose desde pequeño por el fútbol, por lo que fue portero de un equipo de entusiasmados jóvenes, además de practicar otras disciplinas deportivas, principalmente el judo, que aprendió en una de nuestras incomparables sociedades, el Círculo de Amistad XII de Enero, incluso llegó a formar parte de la selección que defendió los colores tinerfeños en varios Campeonatos de España.
Seguidamente estudió el COU en el lagunero Instituto Viera y Clavijo, se licenció en Medicina por nuestra ULL, sin embargo, inició su andadura por la Oftalmología y realizó su Tesina bajo la dirección de un excelente oftalmólogo, el Dr. D. Manuel Antonio González de la Rosa -también miembro de la Real Academia de Medicina de Tenerife-, mas a partir de entonces, Francisco José, cambió su rumbo y se formó en Estomatología en la Universidad Complutense de Madrid y a raíz de aquí determinó dar el salto a América, alentado y acompañado ahora por su dulce esposa Eunice -con la que ha tenido dos niñas: la Dra. Verónica, que ejerce como odontóloga en Alemania, y la futura Dra. Sara, que en la actualidad cursa la carrera de Medicina en Barcelona-, desempeñando entonces la tutoría de Ortodoncia en Chicago. Nueva década, la de los Noventa, y nuevos retos: presentó su tesis Doctoral que versó sobre Estudio Epidemiológico de la Maloclusión en la Población Escolar de Santa Cruz de Tenerife, esta vez, siguiendo las orientaciones de los Dres. Ruperto González Giralda y Jorge Doreste Sosa; asimismo, se especializó en Ortodoncia por la Universidad de Oviedo. En el presente siglo su actividad está siendo imparable, de manera que llevó a cabo el Máster en Oclusión y Ortodoncia.
La espléndida trayectoria profesional del Dr. Perera Molinero lo ha hecho merecedor de distintos nombramientos. Quisiéramos detenernos en uno de los más recientes que tuvo lugar el día 23 de febrero del pasado año 2016: su ingreso como Académico de Número en la prestigiosa Real Academia de Medicina ya citada, por una razón que nos llamó poderosamente la atención. Estábamos casi seguros de que su discurso estaría basado en la Odontología, no obstante, D. Francisco José es un ciudadano de versátil formación y nos sorprendió con una inesperada, bellísima y humanista disertación referida al concepto de la Excelencia Profesional a través de la Historia, desde Hipócrates hasta la actualidad; fue de esas conferencias que no deseamos que termine, debido a que nos embelesa y nos fascina. La Laudatio fue contestada por el afamado Dr. Ruperto González Giralda, todo un señor de sereno y afable carácter, que para el Dr. Perera Molinero ha sido un maestro y un amigo.
Por su preparación, sus colegas han depositado la confianza en el Dr. Perera por lo que ha ocupado los cargos de vocal, secretario y hoy asume el de Presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Santa Cruz de Tenerife, a lo que sumamos otros dos puestos de responsabilidad, el de Cónsul Honorario para la Comunidad Autónoma de Canarias de la República Eslovaca y desde hace un año guía el destino del Círculo de Amistad XII de Enero.

No obstante, en su vida hay algo que atrajo nuestra curiosidad de manera especial, y es que el Dr. Perera Molinero se sintió atraído por el arte desde muy joven, de tal forma que ese medio de expresión gráfica le sirvió de distracción, pues cuando cursaba la carrera de Medicina, al objeto de descansar de las prolongadas horas de estudio que apresaban su mente entre los volúmenes sanitarios, se entretenía dibujando a plumilla; en aquellos ratos de descanso realizó una treintena de láminas, algunas de las cuales dedicó expresamente a amigos que iban a contraer matrimonio, obsequiándolos con el bonito detalle, a modo de uno de sus regalos de boda, de la reproducción del recinto religioso en el que tendría lugar el enlace nupcial
Para llevar a cabo su diletante tarea se trasladaba al lugar en cuestión, fotografiaba el motivo a reproducir con la pluma, reunía las instantáneas, y luego, en su casa, cuando el cansancio intelectual entorpecía la asimilación de nuevos contenidos médicos, iniciaba su entretenimiento con trazo firme y sosegado, serenidad que podemos apreciar en su rostro, de sutil sonrisa, en este cuadro que cuelga de la galería de retratos de los Presidentes del Círculo de Amistad XII de Enero, obra del prolífico pintor madrileño, afincado en el Puerto de la Cruz, José Carlos Gracia, en la que el lector puede juzgar su fiel ejecución, autor que es muy conocido en este centenario rotativo, dado que en una de sus páginas nos ofrece asiduamente la imagen de distintos personajes canarios.
Nada más ojear los apuntes del caballero que nos ocupa, de súbito, por la temática y la técnica utilizada, irrumpen en nuestro cerebro los exquisitos trabajos del afamado dibujante santacrucero J.B. Falcón (Nota 1). Tras analizar detenidamente el conjunto de las obras del Dr. Perera Molinero, de las que conserva 21, realizado entre los años 1982 y 1987, lo hemos clasificado en edificios religiosos, alguna que otra plaza y edificios civiles. En Santa Cruz de Tenerife, la Parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción, contemplada desde la plaza de la Iglesia, al igual que una muestra de esta explanada con aquélla en segundo plano, la fachada de la iglesia de San Francisco de Asís, y la de la capilla de las Siervas de María, sin olvidar el templo del pintoresco barrio de pescadores de San Andrés; la torre de la parroquial lagunera de Ntra. Sra. de la Concepción y, en esta misma localidad, el frontispicio de la iglesia del que fuera convento de Santo Domingo de Guzmán, así como el del antiguo Hospital de Dolores, y el cenobio de Santa Clara, primer convento de religiosas que se levantó en el Archipiélago, por el lateral que da a la calle Ernesto Ascanio León y Huerta, el dedicado a la Orden de Predicadores en la Villa de La Orotava, y, finalmente, la sacristía, ubicada en la trasera de la parroquial de San Pedro Apóstol de Vilaflor, etc…
Entre las construcciones civiles figuran la torre, único elemento, junto con la iglesia, que se respetó del demolido convento franciscano con el fin de que formara parte del edificio que se levantó para albergar al Palacio de Justicia en la capital tinerfeña y, la fachada principal de la residencia de la familia Peraza de Ayala en la Avda. de la Trinidad en la Ciudad de los Adelantados, flanqueada, desde la óptica del espectador, por su ermita a la derecha y una casa a la izquierda, del mismo modo, Francisco José incluyó en su carpeta viviendas dentro de la tipología de la arquitectura doméstica tradicional del Archipiélago en Vilaflor y la Victoria de Acentejo.
Del dossier hemos separado para ilustrar este artículo aquellas representaciones que no hemos mencionado en los anteriores párrafos, tales como: La iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife (2), vista, en esta ocasión, desde el puente de El Cabo, en la que hemos recibido las aguas bautismales muchísimos santacruceros y todo un emblema arquitectónico de la ciudad; la contigua Plaza de la Iglesia (3) en la que observamos la Cruz, símbolo epónimo de la urbe, escoltada por la torre del templo matriz y la Casa de Carta; el Real Santuario del Santísimo Cristo de la Laguna (4), que guarda la extraordinaria talla gótica (5), una de las excelencias devocionales, compartida con la Virgen de Candelaria, de los canarios en general; la fachada del pabellón central de la Universidad de La Laguna (6) entrañable Primer Centro docente en el que nos hemos formado gran cantidad de canarios; la Casa de los Soler, fundadores de la localidad más alta de España, la acogedora Vilaflor, cuna del Primer Santo Canario, el Hermano Pedro, y en la que se halla esta construcción que se considera una de las muestras arquitectónica más sobresalientes de la zona sur de nuestra isla (7); y, por último, la que fuera vivienda de veraneo de los abuelos paternos del Dr. Perera Molinero, acompañada de un frondoso árbol, detrás del que sobresale un elevado ejemplar de la endémica palmera canaria, localizada en la Victoria de Acentejo, villa norteña que nos trae a la memoria la lucha y el triunfo de los conquistadores sobre nuestros guanches en tiempos pretéritos.
Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción. Santa Cruz de Tenerife. Quico, 1983.
Plaza de la Iglesia. Santa Cruz de Tenerife. Quico, 1983.
Real Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna. Quico, 1983.
Universidad de La Laguna. Quico, 1983.
Casa de los Soler. Vilaflor. Quico, 1982.
Casa de veraneo de los abuelos paternos del Dr. Perera Molinero. La Victoria de Acentejo. Quico, 1983.
Tampoco podemos obviar que no le falta tiempo para dedicar sus ratos de ocio a uno de sus apasionados hobbies, la cartomagia, aprovechando cualquier circunstancia que le brinda la posibilidad de poner a prueba sus mágicas habilidades y de las que hemos tenido la suerte de ser testigos en distendidos momentos.