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Monumentos (9). Al General Leopoldo O’Donnell y Joris

Autor: José Manuel Ledesma Alonso
(Publicado en el Diario de Avisos el 11 de mayo de 2025)

          El monumento erigido a Leopoldo O´Donnell y Joris en el Parque García Sanabria por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, en el año 2009, a propuesta de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, está formado por un busto de bronce, obra del escultor madrileño Agustín Querol Subirats, colocado sobre pedestal, de acero corten, con placa que dice: Teniente General, Ministro de la Guerra y Presidente del Gobierno en tres ocasiones. Bajo su mandato, en 1859, Santa Cruz de Tenerife alcanzó el Título de Ciudad.

          Leopoldo O’Donnell y Joris (Santa Cruz de Tenerife 1809 – Biarritz, Francia, 1867), hijo de Josefa Joris de Casaviella y Carlos O’Donnell y Anethan, Comandante General de Canarias, con domicilio en la esquina de la calle San Francisco con la del Castillo, con entrada por la plaza de la Pila (La Candelaria).

          Leopoldo O’Donnell ingresó en el Regimiento de Infantería Imperial a la edad de 14 años, con el grado de Subteniente. En 1828, siendo Teniente de Granaderos de la Guardia Real, acompañaría a Fernando VII en la expedición a Cataluña para poner fin a la revuelta de los Agraviados, por lo que fue ascendido a Capitán.
En 1833, al morir Fernando VII y estallar la Primera Guerra Carlista, Leopoldo O´Donnell se alineó en el bando Isabelino, a pesar de tener a su padre y varios hermanos en el bando Carlista.

          En mayo de 1836 sería ascendido a Brigadier y premiado con la Cruz de San Fernando de Tercera Clase, al haber desalojado a las huestes de don Carlos de las alturas de Galarreta, en la provincia de Álava.

          En 1837 sería promovido a Mariscal de Campo, por haber defendido San Sebastián y haber venciendo de nuevo a los Carlistas en las inmediaciones de Oyarzun.

          En 1839, siendo Capitán General de Aragón, Valencia y Murcia, al vencer al general Cabrera en la batalla de las Hileras, en la localidad castellonense de Lucena del Cid, le fue concedido el condado de Lucena y ascendido a Teniente General.

         En 1840 tuvo que emigrar a Francia, tras la Revolución Progresista que provocó la renuncia a la Regencia de María Cristina de Borbón Dos Sicilias, regresando al año siguiente para encargarse de alentar la sublevación militar de Pamplona contra la Regencia de Espartero; aunque, al fracasar el asalto al Palacio Real, tuvo que volver a refugiarse en Francia.

          El Gran Pronunciamiento de octubre de 1843, que permitiría el triunfo de los moderados, haría que el general Narváez le nombrara Capitán General de Cuba, isla en la que impidió las ambiciones británicas y norteamericanas.

          En 1850, al regresar a la Península, sería nombrado senador vitalicio y director general de la Academia de Infantería de Toledo. Cuatro años más tarde, la Reina Isabel le nombraría Ministro de la Guerra.

          En 1856, creó el partido la Unión Liberal, bajo la inspiración de Cánovas del Castillo. Dos años más tarde ocuparían el poder, encarnando la etapa más brillante del reinado de Isabel II.

         En la guerra contra Marruecos, en 1859, O´Donnell se puso al frente de las tropas expedicionarias que ocuparon Tetuán, obteniendo las posesiones españolas en el norte de África. Esta victoria le valió el título de duque de Tetuán, con Grandeza de España.

          En 1861, O´Donnell se hizo cargo de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de la Guerra, al haber cesado Emilio Castellar por la sangrienta represión que realizó en la noche de San Daniel. En esta etapa, España experimentó un gran desarrollo en la expansión de las líneas de ferrocarril y en la Marina de Guerra. Cinco años más tarde entregaría el Gobierno a Narváez, tras la sublevación del general Prim contra Isabel II.

         Retirado en Biarritz (Francia), fallecería el 5 de noviembre de 1867. Tres años más tarde, sus restos mortales serían inhumados en la iglesia del convento de las Salesas Reales de Madrid.

          En 1867, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le dedicó la calle que va desde la plaza 25 de Julio a la calle Numancia y le colocó una lápida en su casa natal, costeada por suscripción pública, la cual sería eliminada al demoler la citada vivienda; por ello, en 2017, la Tertulia Amigos del 25 de Julio colocaría otra placa en la fachada del actual edificio bancario que hoy se encuentra en aquel lugar.

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