Monumentos (8). A Ángel Guimerá
Autor: José Manuel Ledesma Alonso
(Publicado en el Diario de Avisos el 4 de mayo de 2025)
El monumento erigido por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en 1982, a Ángel Guimerá Jorge, en la plaza del Teatro que lleva su nombre, está formado por una escultura en bronce, sedente, obra de Josep Cardona Furró, colocada sobre pedestal de granito, de base cuadrada.
Ángel Guimerá Jorge (Santa Cruz de Tenerife, 1845 – Barcelona, 1924). Hijo del catalán Agustín Guimerá Fonts y de la canaria Margarita Jorge Castellano, a la edad de 8 años marcharía con su familia a Barcelona, ingresando en el colegio San Antonio de los padres escolapios.
En 1874 entró a formar parte de La Jove Catalunya, grupo que propugnaba la instauración de la autonomía catalana, reivindicándola en los medios de comunicación con poesías patrióticas y encendidos y elocuentes discursos. También fue uno de los fundadores y máximo exponente de La Renaixença, revista que defendía la cultura y la lengua catalana.
En 1877 se le otorgó el título honorífico de Mestre en Gai saber, al haber ganado tres Juegos Florales consecutivos.
Ángel Guimerá inició su carrera literaria en la poesía, llegando a ser considerado como uno de los grandes poetas catalanes de la época, con obras caracterizadas por una amplitud de estilos, desde el romántico y coloquial a los poemas políticos, muy patrióticos.
Sus obras en prosa, que combinan el realismo con el romanticismo, le convertirían en el dramaturgo más importante de su generación en lengua catalana, siendo representadas en el teatro y en la ópera, así como llevadas al cine y traducidas a varios idiomas.
De ellas, La hija del mar sería estrenada en el Teatro Municipal de Santa Cruz de Tenerife, el 26 de noviembre de 1899, por la compañía de María Guerrero. Según la famosa actriz, “por petición expresa del autor, vuestro paisano don Ángel Guimerá”. El teatro registró un lleno total y las ovaciones fueron apoteósicas.
El estribillo “som i serem gent catalana”, de su comedia musical La Santa Espina, se convertiría en el Himno catalán de gran popularidad, prohibido durante las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco.
Sus discursos políticos fueron publicados en 1906 con el título de Cants a la Patria.
Honores y distinciones
En 1889 fue designado Presidente de los Juegos Florales. En 1892 ponente para la constitución regional catalana, organizado por la Unió Catalanista. En 1895 resultó elegido presidente del Ateneo barcelonés, pronunciando el discurso inaugural en catalán, lo que se hacía por primera vez en toda la historia de dicha institución.
En 1904 fue candidato para obtener el Premio Nobel de Literatura, pero la presión ejercida desde el Gobierno español daría lugar a que la Academia Sueca se lo diera a José de Echagaray, autor que se expresaba en castellano y no en otra lengua. Esta situación supuso un gran revuelo entre los intelectuales españoles, sobre todo en los jóvenes autores de la Generación del 98.
Santa Cruz de Tenerife designaría con su nombre la calle Canales, donde nació, avenida que transcurre desde la calle Valentín Sanz a la Plaza Weyler, a la vez que colocaba una placa en la casa donde nació, hoy desaparecida. Le pondría su apellido al Teatro Municipal y colocaría una estatua sedente de bronce con su figura en la plaza situada delante de su puerta principal.
Entre los intercolumnios de la fachada del Museo de Bellas Artes, un busto suyo, del escultor Guzmán Compañ, forma parte de la docena de tinerfeños ilustres.
La ciudad de Barcelona le nombraría Hijo Adoptivo, el 23 de mayo de 1909, colocando una estatua en la plaza del Pino, réplica fiel de la que se encuentra en nuestra capital. En 1911 fue nombrado miembro del Instituto de Estudios Catalanes.
Su entierro, en el cementerio de Monjuic (Barcelona), constituyó una sentida manifestación de duelo, llegando congregar unas 100.000 personas.
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