Monumentos (20). A Ireneo González

Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en el Diario de Avisos el 22 de junio de 2025

          El monumento erigido a Ireneo González Hernández en la plaza que lleva su nombre desde 1951, pues con anterioridad se denominaba La Constructora, al ser esta Sociedad de Edificios Urbanos la que había levantado este barrio, está formado por un busto de bronce colocado sobre pedestal de piedra, con forma de tronco de pirámide, con adornos florales en la base y cenefa de cordón en la parte superior.

        Ireneo González Hernández (La Laguna, 1842- Santa Cruz de Tenerife, 1918) cuando tenía dos años de edad, sus padres, naturales de Granadilla y Güimar, se trasladaron a vivir a Santa Cruz, donde aprendería Latín y Humanidades con el abogado Domingo Benítez. Luego ingresaría en el Seminario de Las Palmas de Gran Canaria, finalizando sus estudios de Teología en el Seminario de La Laguna.
      

           Ordenado Presbítero en 1867, sería destinado a la parroquia de San Marcos en Icod y al año siguiente fue coadjutor en el Realejo Bajo. En 1875 fue nombrado coadjutor de la parroquia de San Francisco, de Santa Cruz y vice comisario de la Venerable Orden Tercera, anexa a la citada parroquia. En 1902 sería designado regente de la parroquia de la Concepción. También sería capellán de la Prisión Provincial y del Colegio de la Asunción, no aceptando más cargos en su carrera eclesiástica que le impidiesen atender a su anciana madre.

         Ireneo González Hernández fue nombrado secretario del Establecimiento de Segunda Enseñanza, en 1876, a instancia de los hermanos Domínguez Alfonso. Dos años más tarde obtendría la plaza de profesor de Latín y Castellano, desarrollando durante más de 30 años una brillante labor docente como profesor de Retórica y Poética, Lengua Castellana, Preceptiva Literaria y Religión.

     Está considerado el mejor gramático canario del siglo XIX, al ser el autor de Nociones de Gramática Castellana y Compendio de Gramática de la Lengua Castellana. Su Gramática Castellana sería utilizado como libro de texto en las escuelas españolas. También escribió artículos sobre el carnaval, descriptivos del valle de Güimar, de las fiestas de Candelaria y Garachico, etc.

    A sus cualidades humanas, transmitidas a varias generaciones de santacruceros, hay que añadir su capacidad oratoria, demostrada en numerosas ocasiones cuando ocupaba la tribuna del Gabinete Instructivo, para disertar y polemizar sobre diferentes temas, de la misma manera que lo hacía en los periódicos El Insular, Diario de Tenerife y La Opinión, impugnando las teorías que publicaban Catedráticos, Obispos, etc.

        Fue enterrado en el cementerio de San Rafael y San Roque, aunque desde 1970 sus restos descansan en el Panteón de Personajes Ilustres en el cementerio de Santa Lastenia de Santa Cruz de Tenerife.

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