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Albornoz, algo más que un atuendo

Autor: Juan Manuel Valladares Expósito
Comunicación en Radio Muelle el 15 de septiembre de 2025

          A la vuelta del verano se hace memoria de cuantos hermosos días, aunque algo calurosos, hemos vivido en nuestras islas. Y como algo talludos ya andamos, hacemos memoria de unos lejanos veranos playeros en que nuestros mayores nos deleitaban con sus cuerpos ansiosos de baños en la mar, a la que se acercaban recatadamente envueltos en una prenda larga y de tejido similar a las toallas de casa y que nuestros padres llamaban albornoz. ¿Y cuál puede ser el origen da la tal prenda, que más parece sacada de un cuento oriental por aquello de que en román paladino todo lo que empieza por la silaba al parece llegado de La Meca? Pues por esos pagos andan los tiros, aunque esa Meca pudo estar en la vecina costa africana por aquello de que el vocablo tiene un origen bereber, tras su paso por el griego antiguo, ya que he leído alguna vez que del greco birros nos pasamos al árabe de la España mora, y con aquello tan socorrido de poner al en todas las salsas acabó en al burnus. Asi lo dicen y así lo cuento. Para abundar en el tema encuentro árabe y bereber, creo muy sano leer el profundo trabajo que la profesora Yulina Radoslavova Miteva, con tesis en nuestra Universidad de La Laguna y bajo la dirección del Profesor Aznar Vallejo, publicó con el título «Historia Social de la Lengua de los Mudéjares». Y sigo pensando ¿qué hablaron nuestros más lejanos ancestros canarios?

          Pero, ¿y de donde obtenemos ahora ese albornoz en forma de apellido y en abundantes familias de toda clase y condición? Antes de hacerlo llegar a nuestra amada tierra canaria, busquemos si lo hay, y desde cuando, en la España peninsular. Y si algo debemos de tener bien claro en el estudio de nuestra historia canaria es que buena parte de ella tiene sus raíces en esos lugares allende los mares. En este caso nos tropezamos con Cuenca en primera instancia.

          Y para que no se nos acuse de invención alguna damos luz y taquígrafos a este párrafo de un largo trabajo sobre esta familia obtenido desde la Universidad de Murcia y de la mano de don José Ignacio Ortega Cervigón con el sugerente titulo “Nobleza y poder en la tierra de Cuenca: Nuevos datos sobre el linaje Albornoz”:

                    “El origen del linaje Albornoz es oscuro, aunque parece proceder de una rama de la casa de Aza de origen navarro y borgoñón. Gómez García de Aza participó en la conquista de Cuenca….y, tras el repartimiento que precedió a la toma de Huete, disfrutó de la posesión de la aldea de Albornoz.”

          Como veremos tan a menudo el topónimo da nombre al apellido. Ahora me viene a la mente el caso Taborno – Tabordo, entre tantos otros de nuestra región canaria.

          Y el apellido va tomando cuerpo en varias familias no necesariamente de alta nobleza, aunque si existan hasta el día de hoy algunas de elevado nivel social e intelectual con este apellido. No es este el lugar para hablar de la ingente obra sobre la España medieval en relación a nuestra cultura de la sapiente mano de don Claudio Sánchez Albornoz.

          Pero puesto que estamos por estos pagos tantos descendientes hijos de aquella España naciente, ¿tenemos esa familia Albornoz entre nosotros?

          Como ya es norma de la casa nos vamos a la obra del señor Cebrián Latasa Diccionario de Conquistadores de Canarias y damos con la persona de Francisco de Albornoz, conquistador en Granada, Tenerife y La Palma. Persona que aparece en varios cargos desde Alcalde Mayor en 1498, o Jurado un año antes, y todos esos cargos con relación a la isla de Tenerife. Víctima, como tantos, de las arbitrariedades del Adelantado Alonso Fernández de Lugo, fue uno de los fundadores del Realejo de Arriba, a pesar de la trapacería del Adelantado de quitarle el agua a sus vecinos.

         Hombre activo se le encuentra en todo tipo de actividades, desde los trabajos de la tierra y sus eternas discusiones sobre los salarios de sus obreros, el negocio de compra venta de ropas, vendedor de esclavos y, en algunos casos, buscando su libertad en un buen negocio que se llamó ahorrar, pero ahorrando el que liberaba al esclavo con los dineros de sus congéneres, o vendedor de ganado y negocios en el mundo del azúcar, y hasta tutelar de menores por fallecimiento de sus padres. Toda una vida de actividad.

          Tuvo muy buena relación con las islas de Lanzarote y Fuerteventura, y de hecho casó con Ana Perdomo, hija del “conquistador “Juan Perdomo (creemos que no lo fue, sino repoblador). Fue hombre de probada descendencia aunque, con las normas tan ligeras de la época, salvo el caso de su hijo Gonzalo Albornoz los seis restantes jamás llevaron su apellido y pasaron a la historia ocultos bajo apellidos tales como Carrillo o Perdomo, que al menos era el de su madre. En otra ocasión hablaremos del matrimonio de su hijo Juan Perdomo con Francisca Fernández Guadarteme.

          Ahora, con la paciencia que El Altísimo nos ha adornado, vayamos a los archivos de nuestra historia canaria sin edulcorantes ni conservantes. … “maktub” que se diría en lengua arábiga, como la famosa goma, “estaba escrito” .

          Y no fue cualquier pobre labrador el tal Francisco Albornoz, si se le puede leer en no menos de 20 ocasiones citado en las Datas de Repartimiento en la ingente obra de la señora Moreno Fuentes (1992). Y para dar algunas pistas de su patrimonio vamos encontrando desde 13 de mayo de 1501 alguna de sus propiedades recibidas de la mano del Primer Adelantado:

                   “Que digo que vos do 30 f. de sembradura del camino arriba de lo que tenéis agora sembrado y mando al escribano que vos lo asiente». 3.3.1501. Alonso de Lugo.

         En 1503 un Juan Franco recibe tierras que están vecinas a las tierras …

                    “lten vos do más en el dicho repartimiento 50 f. de tas. des. o las que oviere que encima de las tas. de G. R., que alinda con la montaña de Taoro e con tas. de Albornoz.” 23.3.1503.

                 «Que digo que se vos asienten las dichas 3 f. e 50 f. de suso contenidas si no son dadas. El Adelantado.»

          En 1503 eran sus tierras vecino del conquistador Gregorio Tabordo. según el documento de 1503:

                  “Gregorio Tabordo. 10 cahíces de ta. en las cabeçadas de las tas. de Albornoz viniendo por el camino para la laguna. 12.10.1503. Que digo que se vos asiente 70 f. El Adelantado.”

         Y así hasta no menos de 20 citas de sus propiedades datadas por el Adelantado.

          Y pasemos de la cuestión inmobiliaria a las citas en los acuerdos tomados por el Cabildo de Tenerife, y mas exactamente a las citas de los años 1508 a1513, de la mano del profesor Serra Ráfols y de De La Rosa. Seria agobiante la enumeración de más de 100 citas en esos acuerdos lo que nos da una idea de la calidad del personaje. Solo como una prueba mas de la oposición que perseguía a las decisiones del primer Adelantado, hay unas jugosas páginas en este trabajo en las que aparece reiteradamente la persona de Francisco de Albornoz como el regidor y personero que figura como electo por los miembros sin voto, pero oidores, en los plenos del Cabildo.

          Lo cierto es que por esos documentos sabemos que una vez elegido para el cargo nuestro Francisco de Albornoz no tardó en enemistarse con el Adelantado. La nota de los autores de este trabajo, los señores Ráfols y De la Rosa, no deja duda:

                    “El primero de diciembre siguiente acuerdan se siga para la elección igual procedimiento que en el caso anterior, ´salvo ende otra razón en contrario´ y que la misma se celebrase el primer domingo, que caía el 7 de dicho mes. La elección debió ser accidentada y su resultado desagradar al Adelantado, por lo que el 5 de enero siguiente hablan de la ‘discordia que avía avido en el votar e parescer’ y acuerdan se pregunte a ´personas buenas e quitas de toda pasión´ si les parecía debiera serlo Francisco de Albornoz, porque así lo consideraban don Alonso y los regidores. Los ´hombres buenos´ obedecen dócilmente y en cabildo de 8 de enero de 1512, se prescinde del parecer de los vecinos y moradores y nombran a Albornoz.

                Pero se equivocaron con el escogido, pues Albornoz se vuelve meses más tarde contra el Adelantado, siguiendo la política del Ldo. Lebrón en el asunto del nombramiento de regidores, y contra éstos, que le niegan su representación para ir a la Corte.”

          Era el 18 de octubre de 1511.

         En otro asunto, de fecha enero de 1512, se le cita como instigador a que los cargos públicos cumplan con su deber tal y como se entiende del texto. Se le cita como personero, cargo no muy simpático cuando no se hacía bien el trabajo asignado.

                 “Lunes 12 de enero de 1512 dentro de la posada del Sr. Ldo .. C. Lebrón, casa de Rafael fonte. Dicho Ldo., Vergara, Corvalán, Llerena, Rgs.; Las Hijas, fiel, y Albornoz, Pers., ante Vallejo. El personero dijo que los señores debían visitar los términos de esta isla para que se viesen los abrevaderos y la montaña y proveer de pastos a par de los abrevaderos y que haya carne en la carnecería y se guarde la dehesa, por que se ocupa”.

          Y así podríamos seguir con la vida y milagros de este hombre conquistador y poblador que, en medio de la vida común de la época que hoy no podemos juzgar fuera de su siglo, luchó por su supervivencia en medio de negocios mas o menos turbios pero en su mayoría tan actuales como los de hoy en día.

         Pero para salir de este relato no podemos hacerlo sin mencionar dos grandes hombres que en nuestro siglo pasado llevaron el apellido Albornoz entre los canarios.

         Por nuestro amor a la mar canaria, cómo olvidar a aquel gran periodista que se llamó don Juan Antonio Padrón Albornoz y su tan querida página “El puerto es lo primero”. Y cierto que era lo primero para él y para todos los canarios .Y no entro en dar mi opinión de su desarrollo actual, porque eso lo dejo en manos mas jóvenes que puedan hacer su defensa hoy tan necesaria, no solo para su uso como tal, sino como puerta de salida a nuestros marinos en formación. ¡Que Dios reparta suerte!

          El otro insigne Albornoz fue aquel buen hombre y gran deportista al que pude conocer en mi infancia, cuando, como tantos niños de la época, en la seguridad de nuestras calles entrábamos y salíamos sin reglas ni medidas coercitivas en cuantos lugares había posibilidad de algún juego. Y el juego fue, en más de una ocasión, dar puñetazos, subidos en una silla, a una extraña bola de cuero que colgaba en el patio de un pequeño salón en la calle Calvo Sotelo de Santa Cruz de Tenerife, en un club que se llamó Price. Nombre que confirmo gracias a mi buen compañero de la Tertulia Amigos del 25 de Julio el señor Antonio Salgado, una viva enciclopedia del boxeo .Nunca olvidaré las buenas maneras de un señor alto y elegante que daba, con un arte para nosotros mágico, golpes a aquella bola. Un señor alto y elegante, con una extraña mancha en su rostro que nos inspiraba toda clase de leyendas, como niños que éramos, y al que admirábamos por su buen carácter.

          El señor, porque lo era en grado sumo, se llamó don Juan Albornoz Hernández. Para el mundo deportivo, Sombrita.

          Si el Altísimo nos sigue premiando con buena salud, nunca dejaremos de poner en las ondas o escritos lo que vamos aprendiendo de todos aquellos que amaron y aman a estas benditas tierras canarias.

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