Vuelta en septiembre. Intentando aprobar.
Autor: Juan Manuel Valladares Expósito
Comunicación en Radio Muelle en septiembre de 2025
Cuando transitamos por los alrededores de la antigua rotonda que lucía con toda su majestuosidad la figura del Santo José de Anchieta, rogamos al Altísimo que nos de salud y creemos que larga vida, para ver esa faraónica pasarela terminada y en uso. Uso que a nuestros ojos algo senectos va resultando enigmático. Por ello hoy hablaremos una vez más del santo lagunero, al que dio su nombre.
Porque una página de la historia nunca debe darse como totalmente acabada, es nuestro deber insistir sobre la persona del Apóstol del Brasil, San José de Anchieta, al que ya dedicamos un trabajo el 28 de enero de 2011, cuando aún era solamente beato. Y no solo por su reconocimiento como figura de la cristiandad hispano-lusa, sino sobre todo por su personalidad como canario descendiente por su línea materna y posteriores parentescos, de la comunidad judeoconversa establecida en Canarias desde los albores de su integración en la corona de Castilla, en los finales del siglo XV. Una descendencia que nos lleva a pensar en la voluntad de unión y comprensión de nuestra sociedad de aquellos tiempos a pesar de sus errores.
Mucho se ha hablado con las debidas reticencias sobre el origen de su padre, Juan de Anchieta. A ello han dedicado profundas investigaciones historiadores no solo vascos, sino con más intensidad los canarios. Esta investigación aun continuaba haciéndola su propia familia residente en San Cristóbal de La Laguna en los siglos XVII y XIX, lugar que, como sabemos, fue el de nacimiento de su hijo José en 1536. El profesor don Alejandro Cioranescu, ya fallecido y catedrático que fue de la Universidad de La Laguna, dedicó un magnifico trabajo a dar una aclaración de los orígenes de su familia en la Revista de Historia Canaria en 1960.En ella, amén de estudiadas consideraciones, confirma la declaración de don Agustín Millares Carló sobre los orígenes judaicos de toda la rama canaria de los Anchieta a través de Sebastián de Llerena, abuelo materno del Apóstol.
A pesar de tantos trabajos y aclaraciones, no estará de más que repasemos la ascendencia por línea paterna de José de Anchieta que le atribuye Don Alejandro Cioranescu en la mencionada Revista de Historia Canaria de 1960. Esa aceptación incondicional fue nuestro gran error al tratar el tema en nuestro trabajo en enero de 2011.
Con esa premisa, y a tenor de las indagaciones aceptadas en su día, fue Martín García de Anchieta el pariente antiguo más cierto de nuestro Juan de Anchieta, el escribano de Tenerife. Este Martín García de Anchieta casó con María Veraizas de Loyola (también aparece como Urtayzaga de Loyola) vinculada a la familia de San Ignacio de Loyola a través de su madre Sancha Yáñez de Loyola. De la descendencia del matrimonio de Martín García de Anchieta y María Veraizas o Urtayzaga de Loyola conocemos a sus tres hijos, siendo el que nos mueve a investigación Juan de Anchieta, escrito a veces como Joanes. No vamos a hacer un seguimiento exhaustivo sobre la persona de este clérigo y músico servidor de los Reyes Católicos, de su hija la Reina Juana, como también del hijo de ésta, el Emperador Carlos V, pero sí al menos tomar nota de sus pleitos con Martín García de Oñaz, señor de la Casa de Loyola sobre rentas de la iglesia de San Sebastián de Soreasu, en Azpeitia, en la que Juan o Joanes de Anchieta es capellán. Este pleito, según el Archivo General de Simancas, tiene fecha de 1509 en que ya se da por residente en Azpeitia. La fecha de su muerte es de 1522, y en algunos días antes de su muerte hace testamento, que es el documento que arroja la luz que necesitó Cioranescu para identificar a nuestro Juan de Anchieta, el escribano de La Laguna, Tenerife. En él se lee la siguiente cláusula:
“ Ytem digo que mando a Juan de Anchieta ,mi hijo, que tuve en María Martinez de Ezquerrategui, vecina de esta villa, mujer suelta ,cuatrocientos ducados de oro por amor de Dios, porque non le quedan otros bienes algunos y para con que se críe y alimente y tenga para estudiar e para su casamiento”.
Como veremos en la nueva investigación que hemos podido ultimar con la ayuda inestimable de Francisco de Borja Aguinagalde, el Juan de Anchieta, hijo del clérigo, es un niño al que habrá que educar, nunca el joven de 22 años que ya era en el año de 1522 el verdadero Juan de Anchieta, padre del Apóstol.
Y para mayor abundancia en nuestro imperdonable error, nos apoyamos en la obra de don Leopoldo de La Rosa Olivera que, en Nobiliario de Canarias, tomo IV de 1967 editado por don Juan Régulo en Tenerife, insiste en la ascendencia que sobre el Beato José de Anchieta ya había manifestado Cioranescu.
Y ya no asumimos la posibilidad de que algún otro Juan de Anchieta en esas fechas y edades pudiera ser otro que el hijo del clérigo Juan de Anchieta y la mujer suelta. Algunos parientes y genealogistas quisieron dar una nueva versión de estos hechos, pero sin fácil encaje en tiempos y evidencias documentales. Y es de hacer notar que autores de tanto prestigio como el mismo José de Viera y Clavijo, llamado a ser uno de los más grandes historiadores de Canarias, quiso manifestar su descendencia de tan ilustre apellido vasco sin profundizar mas en sus ancestros. Cierto es que si Viera y Clavijo hubiera entrado en su genealogía, hubiera llegado, como lo ha hecho un servidor, a los hermanos Francisco y Andrés Valladares, dos portugueses llegados a Tenerife en los años 30 del siglo XVI. Su madre, doña Antonia María Clavijo Valladares, era descendiente por línea directa de estos dos hermanos. De ellos venimos los que aquí estamos.
A la luz de las nuevas, y que ya doy para mí definitivas, informaciones, obtenidas del estudio de la obra de don Francisco Borja de Aguinagalde “Teresa de Celayarán, abuela del Beato Anchieta” y la lectura en directo del original del testamento de Teresa de Celayarán, hermana de nuestro Beato José de Anchieta, entre los documentos que hoy se conservan en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, ya no podemos dudar del verdadero origen de Juan de Anchieta, el escribano de Tenerife desde 1529 hasta su muerte en San Cristóbal de La Laguna en 18 de febrero de 1553. El sólido argumento que analiza Francisco Borja de Aguinagalde no es otro que la inveterada costumbre en el pueblo vasco de estos siglos y aún de otras regiones españolas, como fue el caso canario, de conservar en los descendientes directos nombres patronímicos. Y eso hace el escribano de Tenerife cuando al nacer su hija Teresa la bautiza, no con el nombre y apellido de su por tantos supuesta madre, María de Ezquerategui, sino que lo hace con el de la suya verdadera ,Teresa de Celayarán, viuda de dos maridos, con el mismo nombre y apellido, Juan y Anchieta. Ahora ya podemos afirmar con rotundidad que el Juan de Anchieta que nace en Azpeitia sobre 1500 es el hijo de un Juan de Anchieta, que pudo ser un sastre con trabajo en esa villa, y con toda certeza de Teresa de Celayarán de la misma población.
Juan de Anchieta, el escribano, ya tiene no menos de 28 años cuando obtiene la cualificación necesaria para presentarse en Tenerife en 1529, en la comisión dada al juez de residencia Pedro Fernández de La Reina para investigar los actos y gobierno del Adelantado don Pedro Fernández de Lugo, hijo de Alonso Fernández de Lugo, conquistador de las islas de Tenerife y la Palma. Al finalizar esa investigación, Juan de Anchieta, que debió volver a Castilla, se quedó definitivamente en Tenerife. Y ya hablamos de 1529. Hasta aquí cuanto hemos necesitado para llegar a nuestro Anchieta en Canarias. Ahora nos mueve, con el mayor rigor y a la vista de los archivos canarios, a la contribución de la rama judeoconversa a través de su madre, doña Mencía Díaz de Clavijo, del beato Jose de Anchieta.
El señor Luis Garraín, cronista oficial de Llerena, ha dado, a través de Radio Sefarad el 26 de junio de 2010, un amplio relato sobre la presencia judía en Llerena, localidad situada en la baja Extremadura. En sus declaraciones da por buena la cifra de un 30% de población conversa en el siglo XV, con la presencia del Tribunal de la Inquisición desde su inicio. Nada extraño, pues, que los conversos que de ella salen y llegan a Tenerife en el siglo XVI aporten ese apellido.
Y es así como llegan a Canarias, bajo ese apellido, los hijos y nietos de Juan González Bermejo, vecino de Llerena, tronco común a todos los miembros de esta familia de origen converso que luego pasará a la historia de Tenerife como Llerena, aunque en las primeras generaciones seguirá apareciendo el apellido González en alguno de sus miembros. Serán Antón González, hermano de Hernando de Llerena, o Juana González hermana de nuestro Sebastián de Llerena .
Es pues Sebastián de Llerena un colono, nunca conquistador como se pretende, que aparece en la historia de Canarias, de indudable origen converso que, al calor de su tío Hernando de Llerena, el verdadero conquistador, llega a Tenerife y toma residencia en San Cristóbal de La Laguna. Entonces es apercibido de que no puede morar en Tenerife sin tomar el estado de casado, como corresponde a los primeros colonos de esta isla. Y para ello casa este Sebastián de Llerena con Ana Martín de Castillejos, considerada siempre como cristiana vieja, sin ascendencia judía. Los padres de Ana Martín, Juan Martín de Castillejo y María González, ya tenían alguna relación con las islas, pues llevaron negocios de trata de esclavos gomeros con Pedro de Vera en 1489. Cuando casa Juan de Anchieta en San Cristóbal de La Laguna en 1530 lo hace con Mencía Díaz de Clavijo, hija de este matrimonio, recientemente viuda en 1529 de un converso, Nuño Núñez, sevillano, hijo de Pedro Núñez e Inés López, ambos conversos. De su hermano Alonso Núñez descenderán los Núñez de Villavicencio tinerfeños .Los hijos de este primer matrimonio de Nuño y Mencía pasarán a la historia como Pedro Núñez. sacerdote en la Iglesia de La Concepción de La Laguna. nacido en 1526. y Gregoria Núñez. esposa de un Fernando Navarro con descendencia.
Y no acabará aquí el círculo converso para los Anchieta. porque una hija de Juan de Anchieta y de su esposa Mencía, Ana Martín de Anchieta, casará con el escribano converso residente en La Laguna, Francisco Márquez.
Y no queremos acabar este humilde trabajo sin resaltar algo que poco o nada se dice de la casa, auténtica y no “legendaria”, en que nació en San Cristóbal de La Laguna el Apóstol del Brasil,.José de Anchieta. Algún día. tras una mejor investigación que hoy no nos atrevemos a concluir, daremos todas las claves para identificar el lugar. Como adelanto decir que estaba situada en la calle que llevó el nombre de un famoso mercader extremeño y posible converso ,Juan Pacho. del que daremos alguna noticia de repetida, pues ya lo hicimos en esta emisora con fecha junio de 2023.
¿Quién es este Juan Pacho que tantas veces figura en la historia de Tenerife en el siglo XVI?
Y en las tierras de nuestra amada San Cristóbal de La Laguna aparece, aunque algo ajada y gastada por el uso, la Montaña Pacho. Intentaremos entender el porqué del topónimo, su invención a quien corresponde y si es hombre, animal o cosa. Dejamos atrás toda la toponimia aborigen, puesto que para nada aparece en el Diccionario de Toponimia de Canarias -Los Guanchismos” de don Maximiano Trapero (2018) . No nos ocurrirá lo mismo si vamos al Diccionario de la Lengua Española (2001), pues aquí sí que encontramos la palabra pacho con un curioso, a nuestro juicio, significado que vale para todos los gustos: Pacho: indolente, pozo o río. Toda una mezcla de voces castellanas con usos en las Indias de Su Majestad. Como es de humanos equivocarse, hasta el señor Wölfell se arrimó a pacho como voz canaria aborigen por la ignorancia de que un Juan Pacho, “vecino y estante en la isla” ya figuraba en Las Datas de Tenerife en 1517.
¿Era Juan Pacho habitante de San Cristóbal de La Laguna algún judeoconverso que huyendo de la quema, cosa bien segura, se estableció en Tenerife? ¿Y no casualmente era nuestro Pacho comerciante en tejidos como lo era de la misma condición el Juan Pacho que vivía en Fregenal de La Sierra en 1505 y perseguido por la Inquisición desde 1491? ¿No hablamos entonces del mismo Pacho, persona en La Laguna en esas fechas?…¿Pero era de su misma familia? Y ahora nos preguntamos ¿Y a Pacho en Tenerife, donde lo vamos a encontrar? Como siempre nos vamos a los hombres de la Conquista de 1494-1496 de la mano de don Antonio Rumeu y de Cebrián Latasa, pero en ninguno de sus estudiados listados aparece Pacho alguno. Habrá que ir por lo tanto a revisar el reparto de la isla tras la conquista, porque ya la experiencia nos dice que tras el reparto es casi un sacramento que haya nombre del titular de la data. Un buen principio “Las Datas de Tenerife” de Doña Francisca Moreno Fuentes (1992). Y empezamos a ver el nombre y apellido de nuestro Pacho ya el 5 de marzo de 1517. Y no es un personaje de poca monta, porque este Juan Pacho es testigo, junto a los sobrinos del Adelantado Xuárez Gallinato y Jerónimo de Valdés, en la data de esa fecha que el Adelantado hace a su tercera esposa, doña Juana de Massiéres. Ya sabemos que hay persona con ese nombre en Tenerife. Una certeza del personaje Juan Pacho que ya aparece en Núñez de La Peña en su lista generosa de datados por don Alonso Fernández de Lugo.
Habrá que ir a años posteriores, o sea 1508-1513. Lo que se dice llegar y besar el santo: En agosto de 1513 ya presumía nuestro Juan Pacho de la buena calidad de sus vinos y pedía se le permitiera subir el precio. Fue lo único que reclamó o solicitó en esos años, al menos ante el Cabildo. Y ya sabemos cual era el gran negocio de Juan Pacho en esos años, teniendo como socio casi permanente a un Lorenzo García. Nuestros investigados son auténticos suministradores de ropa en todas las variantes de tejido.
Podríamos decir que las 58 veces que se cita en estos documentos se corresponden con ventas de esos géneros con la inclusión de algún esclavo negro y algún animal de carga. Necesitaríamos muchas jornadas para dar a conocer la actividad comercial de este Juan Pacho. Solo una curiosidad de su actividad como vecino lagunero: San José de Anchieta nació en la vivienda alquilada a éste por su padre, el escribano Juan de Anchieta. Allí nacieron igualmente sus hermanos Teresa y Ana, mientras su cuarto hijo nacería en el actual emplazamiento de la conocida Casa Anchieta en la actual Plaza del Adelantado. Y la actual calle Consistorio, en San Cristóbal de La Laguna, llevó el nombre de Juan Pacho en el callejero de 1559… pero la poca documentación existente también cita como calle de Juan Pacho a parte de la actual dedicada al poeta Viana.
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