Ángel Guimerá en la prensa británica
Autor: Alastair F. Robertson.
Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el Diario de Avisos el 5 de octubre de 2025
Los lectores del Diario de Avisos no necesitan que un inglés les diga que el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife debe su nombre a Ángel Guimerá y Jorge, el poeta y dramaturgo catalán nacido en Canarias; sin embargo, quizás algo de lo que se recoge más adelante pueda resultarles interesante.
Ángel Guimerà y Jorge (Foto de Audouard)
Nacido en Santa Cruz en 1845, de padre catalán y madre canaria, cuando era niño su familia se trasladó a Cataluña. Allí creció y se convirtió en escritor en catalán, por lo que sus obras tuvieron que ser traducidas primero al español y luego a otros idiomas para lograr una mayor difusión. Guimerá era ya más que de mediana edad, entre los 59 y los 63 años, cuando se dio a conocer al público británico, aunque a través del teatro estadounidense.
Su obra más famosa a nivel internacional, “Tierra Baixa”, fue escrita en catalán en 1896, traducida al español como “Tierra Baja” por José Echegaray y, finalmente, al inglés en Estados Unidos por Guido Marburg y Wallace Gillpatrick. “Marta of the Lowlands”, su título en inglés, se representó en Nueva York en la primavera de 1908, y se la describió como “un drama muy intenso… que ofrecía oportunidades para interpretaciones inolvidables.”
No pasó mucho tiempo antes de que esta versión teatral llegase a Inglaterra. En noviembre de 1908, la revista inglesa The Stage anunciaba que al año siguiente John Martin-Harvey produciría “Marta of the Lowlands”. John era un muy popular y respetado actor y director de su propia compañía itinerante, que además mostraba un gran apego a la precisión, lo que incluso le llevó a importar vestuario especial de España para la obra, que había estado “muy de moda en España durante los últimos dos años”.
Una escena de “Marta of the Lowlands”
Aunque Gran Bretaña había tardado en conocer la obra de Ángel Guimerá, lo hizo con entusiasmo; sus obras inspiraron otras formas de artes escénicas. El compositor inglés Raymond Roze recibió el encargo de componer la música adecuada a la obra de Guimerá “Mar y Cel”, cuya traducción y adaptación, “The Open Sea”, fue llevada a cabo por Frank Ros y Gerald Ames. Esta obra ya se había representado en ocho idiomas diferentes y su aparición en los escenarios ingleses se programó para la primavera de 1909 en Manchester.
Cuando “The Open Sea” se estrenó en la Pascua de 1909 en el Teatro Real de Manchester, se la describió como “una obra maestra continental… que atraería una atención considerable”, que era “un destacado ejemplo del teatro dramático español”, mientras que a Guimerá se le elogiaba como “el laureado poeta español”. La compañía teatral de Mr. Martin-Harvey programó una gira con la obra por Gran Bretaña, y en abril se representó en Glasgow. Mientras tanto, “Tierra Baixa”, o “Marta of the Lowlands”, seguía gozando de gran popularidad; durante aquella gira se representó en Bristol en noviembre de 1909.
En mayo de ese mismo año, Ángel Guimerá fue homenajeado con una gran manifestación pública en Barcelona. “Tierra Baixa” fue la obra por la que recibió el reconocimiento de la ciudad, en la que se erigió una estatua de Manelich, el personaje principal de la misma.
Llovían los elogios para Guimerá. Eugen D’Albert, un compositor escocés que vivía en Alemania, compuso una ópera, “Tiefland” (Tierra Baja), basada en “Tierra Baixa”, que se estrenó en septiembre de 1910 en la Ópera de Leicester.
“Marta of the Lowland” fue adaptada y rebautizada como “The Wolf of Lowlands“ o “The Lowland Wolf” (El lobo de la Tierra Baja) nombre con el que fue más conocida la obra en el mundo angloparlante. Esta versión fue estrenada en Inglaterra por John Martin-Harvey en febrero de 1911, también en la ciudad de Leicester. “La acogida de la pasada noche en Leicester alcanzó el mayor grado de entusiasmo”.
La obra alcanzó tal éxito que Martin-Harvey pensó en llevarla a Londres, pero mientras tanto continuó de gira. Un crítico de la obra escribió en 1912: “Guimerá demuestra un profundo conocimiento de las debilidades y los pequeños vicios de la naturaleza humana, como queda bien reflejado en los personajes de las chismosas campesinas.”
La fama entre el público angloparlante llegaba tarde para el anciano Ángel Guimerá. Aproximadamente dieciocho meses después, en enero de 1914, otra de sus obras, “María Rosa”, estrenada un ya lejano 1894, se iba a representar en el Teatro de la Calle 39 de Nueva York. Al igual que sus otras obras, había sido traducida del catalán al español por José Echegaray, y al inglés por Guido Marburg y Wallace Gillpatrick. Las críticas, sin embargo, no fueron tan entusiastas; una de ellas decía: “La tragedia es decididamente monótona y cruda… la obra es maravillosamente explícita, de alguna manera brutal, pero no alcanzó el éxito que se pronosticaba”.
Anuncio de «María Rosa» en 1916
Sin embargo, en 1916 “María Rosa” fue llevada al cine bajo la dirección de Cecil B. De Mille. Siguiendo los pasos de “Marta of the Lowlands”, que recuperó su título original en inglés para la ocasión, fue reconocida como “UNA CINTA DRAMÁTICA EXCLUSIVA DE CUATRO ROLLOS” (1)… “hay fuerza en la trama, y un fervor y realismo en la acción que cautivan la atención”, y también fue elogiada por sus “hermosos paisajes naturales y la excelencia general de la dirección escénica.”
Esta “época dorada” para Guimerá en el mundo angloparlante alcanzó su cenit cuando el guión de “La Pecadora (Daniella)”, una obra en tres actos estrenada en Barcelona en 1902, se publicó y salió a la venta en 1917. A partir de este momento, la información sobre Guimerá, al menos en la prensa británica, fue disminuyendo; no aparecieron nuevas obras y la siguiente mención que encontramos de él se refiere a una reposición de “The Lowland Wolf”, que iba a realizar una compañía en gira por Gran Bretaña en la primavera de 1920.
De nuevo se llevó a cabo una espectacular puesta en escena, esta vez a cargo de Basil Mitchell con el asesoramiento de John Martin-Harvey. Tras ocho meses de preparación, la producción contó con vestuario nuevo a partir de modelos importados de Barcelona, música compuesta especialmente, nueva escenografía con paneles bellamente pintados, accesorios especiales y efectos de luz innovadores. “Tierra Baixa” ya se había traducido a veintidós idiomas y se había representado en todos los países de Europa con un éxito rotundo.
Pasaron otros dos años antes de que se volviera a saber de Ángel Guimerá. En junio de 1922, en una Feria de Muestras en el recién construido Kursaal de Barcelona, se programó una nueva producción cinematográfica española, “El Padre Janot”, basada en un drama de Guimerá, que sería muy ovacionado al asistir a la primera proyección. La película recibió muy buenas críticas, y poco después, en 1923, en Tenerife, el Teatro Guimerá de Santa Cruz recibió ese nombre en honor al famoso hijo de la isla.
Al tiempo de su fallecimiento, la fama internacional de Ángel Guimerá y Jorge se había apagado. En Gran Bretaña solo aparecerían dos reportajes más de la famosa “Terra Baixa” / “The Lowland Wolf”, que aún “rebosa sentimiento y pasión”, según un crítico, reestrenada en 1925 y de nuevo en 1930. Más tarde, en mayo de 1931, “María Rosa, una obra catalana de Ángel Guimerá” se emitió en el programa Emisoras extranjeras de la BBC.
Sorprendentemente, muchos años después, en 1978, “Tiefland” de D’Albert se representó en el Festival de Ópera de Wexford, Irlanda, donde se dijo de ella que “la ópera… cobra un gran impulso, aunque tarda un poco en arrancar.”
Pero, salvo estas pocas reseñas, el dramaturgo español había desaparecido del panorama británico. Incluso su fallecimiento, el 18 de julio de 1924, alcanzó poca relevancia en la prensa, pues el anuncio decía simplemente:
FALLECIMIENTO DE UN POETA ESPAÑOL
Madrid, viernes.
El poeta y dramaturgo catalán Ángel Guimerá ha fallecido hoy en Barcelona tras una corta enfermedad. Tenía 76 años de edad.
Sepulcro de Ángel Guimerá y Pere Aldavert
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(1) La expresión, «four reels» (cuatro rollos) se refería a que la película estaba recogida en 4 rollos. El rollo era el soporte físico para grabar y reproducir imágenes en el cine, y venía a ser como una unidad de medida de la duración de la obra.
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