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SANTA CRUZ DE TENERIFE. Templo masónico

Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en El Día el 14 de septiembre de 2025.

          Las relaciones comerciales de la Villa y Puerto de Santa Cruz de Tenerife, existentes desde el siglo XVI con los puertos de Londres, Ámsterdam, Génova y Marsella, debido a la exportación de orchilla, cochinilla, vino y azúcar, daría lugar a que los santacruceros fuesen partícipes de los avatares que ocurrían en Europa; por ello, cuando a raíz de la Revolución Francesa comenzaron las guerras de religión, muchos de los ciudadanos que fueron desplazados de sus países por pertenecer a la masonería, encontraron aquí un espíritu de tolerancia y acogida que les llevaría a integrarse en la sociedad isleña, llegando a participar en la vida pública, política y social y, obviando las diferencias religiosas, levantaron sus templos a la vista de todos. Su integración en nuestra sociedad daría lugar a que cuando España estaba en guerra con otro país, y llegaba la orden conminando a la expulsión de los extranjeros naturales de la Nación afectada, ésta no tendría efecto al comprobar que muchos estaban casados con tinerfeñas, cuyos hijos había nacido aquí, y que algunos poseían comercios importantes.

Logias Masónicas

          La primera Logia Masónica establecida en el Archipiélago, denominada Comendadores del Teyde, más tarde llamada Amistad 45, fue fundada en Santa Cruz de Tenerife el 16 de diciembre de 1816. Estaba formada por destacados miembros de las milicias, el comercio, profesionales liberales, funcionarios, políticos, etc., los cuales llegarían a revitalizar los intereses hegemónicos de Santa Cruz, como fue la consecución de la capitalidad de la provincia de Canarias, un estatuto económico específico para las Islas, etc.

          A la citada Logia le seguirían: Abora 2, Andamana 3, La Afortunada 5, Tenerife 17, Teide 53, Fe Masónica 91, Nueva Era 93, Hijos del Teide 94, Nivaria 96 y Tinerfe 114.

          La nueva reforma de la masonería española de 1881 propiciaría la creación de la Gran Logia de Canarias, siendo su centro rector Santa Cruz, capital de la provincia de Canarias, donde residían las máximas jerarquías y el Soberano Capítulo Provincial. También, al adherirse al Gran Oriente Español, motivaría una visión más aperturista, lo que daría lugar a la presencia de ocho mujeres, la mayoría esposas o familiares de otros masones; tres de ellas, Manuela Reyes Torres, Guadalupe Mendizábal y Genoveva Vega Walsh, serían procesadas en 1943, cuarenta años después de su ingreso en la Orden.

Templo Masónico

          La Gran Logia Añaza instituyó su primera casa-templo para realizar sus celebraciones, el 8 de noviembre de 1895, en un edificio alquilado de la calle Candelaria nº 47. 

          Cuatro años más tarde, al contar con más de un centenar de miembros, adquirirían un solar de 552 m2 en la calle San Lucas, encomendándole al arquitecto Manuel de Cámara y Cruz -miembro de la Logia- el proyecto del magnífico edificio, inaugurado el 22 de abril de 1904, aunque, por falta de fondos, su revestimiento y el revoco final de su fachada no estarían concluidos hasta 1921, motivo por el que la fachada historicista no pertenece al proyecto original, sino que es obra del entonces arquitecto municipal Otilio Arroyo Herrera, mientras que los elementos escultóricos y ornamentales fueron obra del escultor Guzmán Compañ Zamorano, ambos tinerfeños y miembros de la citada Logia.

          La singularidad del edificio, debido a su propia liturgia, presenta una disposición única, pues se trata de un Templo donde cada uno de los elementos que lo conforman tiene una profunda simbología masónica. Por su grandiosidad, belleza y perfección, está considerado al mismo nivel que los existentes en Londres y Washington.

         La fachada, imitando formas egipcias, combina la disposición clásica de su conjunto con la conformación de sus componentes, en los que destacan las columnas de orden gigante, con capiteles palmiformes que se elevan hasta lo alto de la fachada y sostienen el frontón, que en su centro presenta un enorme ojo con rayos radiantes en representación del Supremo Arquitecto del Universo. Los boceles de áspides, que a manera de guardapolvo recubren los huecos más importantes, son los flabelos que tapan las metopas.

         La puerta de entrada, con las dos parejas de esfinges montando guardia en memoria del Templo de Salomón, cuenta con motivos geométricos labrados, destacando el dintel, decorado con hojas de palmera, y un sol con alas de águila que representa a Horus Behedety, Dios del antiguo Egipto.

          En su interior, pasado el vestíbulo o salón de los Pasos Perdidos, se llega a la Sala de Tenidas, donde se celebraban los rituales masónicos. Aunque esta habitación ha perdido todos los elementos simbólicos que decoraban sus techos y paredes, tales como el ara de los juramentos, los frescos alegóricos al día y la noche, que simbolizan la eterna dicotomía masónica de la luz y la oscuridad -el bien y el mal-, aún, el estrado principal y el pendón de la Logia conservan el suelo ajedrezado y las gradas que permitían acceder al Oriente, donde se situaba la Presidencia de la Logia.

          La citada sala está conectada con una cueva o tubo volcánico, denominada Cámara de Reflexiones, lugar donde permanecía el neófito antes de proceder a la iniciación en el Templo.

         En el piso superior se encontraba la Sala de Banquetes, también adornada con alegorías mitológicas, con sus figuras conformadas con lienzos recortados y pegados al techo.
Cuando la masonería fue suprimida en España, el 18 de julio de 1936, el edificio y todos sus bienes fueron incautados, siendo cedido a la Falange española, quién lo convertiría en una atracción, ofertando su visita pública previo pago de entrada. También sus instalaciones fueron utilizadas para dar clases a personas sin recursos económicos. El edificio sería cedido al Ejército de Tierra, instalando allí la Óptica y la Farmacia Militar. De los elementos que se requisaron, sabemos que el Estandarte de la Logia Añaza se encuentra en el Archivo de Historia Nacional de Salamanca, en la Sección de Guerra Civil.

         En 2001 fue adquirido por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, por 70 millones de pesetas. En octubre de 2025, después de haber recibido una rehabilitación integral, será dedicado a Museo y Centro de Estudios de la Masonería.

         En 2007, el Gobierno de Canarias lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Monumento.

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