Monumentos (37). A Simón Bolívar

Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en el Diario de Avisos el 17 de agosto de 2025

          El monumento erigido a Simón Bolívar en la intersección de las avenidas de Venezuela, Benito Pérez Armas e Islas Canarias, regalo de Venezuela a Santa Cruz de Tenerife en prueba de hermandad, en 1983, está formado por un busto de bronce, obra del escultor Arturo Ruíz Aguilera, colocado sobre un bloque prismático de granito.

         

          Simón Bolívar (Caracas, 1783 – Colombia, 1830), huérfano desde los tres años, al cumplir los 15 años, su tío materno y tutor Carlos Palacios le mandó a estudiar a España, donde recibiría la educación propia de un gentilhombre, a la vez que frecuentaba tertulias y salones, practicaba la esgrima y recibía bailes de salón. A la edad de 19 años se casaría en Madrid con María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, regresando a Caracas, donde al año siguiente fallecería su esposa, de fiebre amarilla.

          De regreso a Europa, se establecería en París, donde frecuentaría teatros, tertulias y asistiría a conferencias en los que se divulgaban los conocimientos y las ideas liberales, etc.

          Simón Bolívar, aunque carecía de formación militar, llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las posesiones hispanoamericanas, suministrando al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos. En 1810, aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés, se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela, dirigida por Francisco de Miranda, aunque su fracaso le obligó a huir del país y tomar las riendas del movimiento desde Cartagena de Indias, lanzando un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión.

         En 1813 emprendió una segunda expedición militar que entró triunfante en Caracas, donde recibiría el título de Libertador; aunque José Tomás Boves lo expulsaría a Jamaica, después de haber reconquistado el país para la Corona española.

         En 1816, Bolívar lanzaría una tercera revolución que le daría el control de gran parte del territorio, logrando la independencia de Venezuela al derrotar a los realistas en la batalla de Carabobo.

         Como el sueño de Bolívar era formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas posesiones de América, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que daría la independencia al Virreinato de Nueva Granada (actual Colombia), siendo elegido presidente de la nueva República de Colombia. En 1822, liberaría el territorio de la Audiencia de Quito (actual Ecuador), junto a José de Sucre.

          El citado año, como José de San Martín, el otro gran caudillo del movimiento independentista, se había marchado para Europa después de haber liberado Chile y quedarse a las puertas del Perú, Bolívar se pondría al frente de la insurrección del último bastión del continente que todavía resistían los realistas, derrotándolos en la batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en toda Sudamérica.

          Simón Bolívar sería presidente de la Gran Colombia (1819-1830), del Perú (1824-1826) y de Bolivia (1825-1826), donde su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertaría muchas reticencias.

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