Palabras alusivas a la conferencia impartida por José Luis García Pérez en el Casino de Tenerife
Autor: Antonio Salgado Pérez
Publicado en la Revista del Casino de Tenerife, núm. 7 el 8 de junio de 2000
La imagen del Archipiélago Canario en las novelas europeas desde el siglo XVI hasta el siglo XX
De nuevo, al Casino de Tenerife se le brinda el honor de tener en su tribuna al catedrático José Luis García Pérez.
Hace aproximadamente un año nos deleitó, según opinión generalizada, en nuestro ya habitual Ciclo de Conferencias, con una disertación que caló muy hondo en la nutrida concurrencia.
Y cautivó a los asistentes porque, con su proverbial y difícil vitola de la amenidad, nos fue desgranando interesantes y curiosas facetas de aquella reina del crimen, de aquella misteriosa dama que en 1927 apagó sus depresiones y amarguras cuando recaló en las Islas Canarias, entre volcanes y jardines, donde eternizó nuestros paisajes en dos de sus innumerables obras emblemáticas; El enigmático Mr. Quin, ambientada en La Orotava; y Miss Marple y los trece problemas, desarrollada en Agaete.
Por supuesto que nos estamos refiriendo a la popular escritora británica Agatha Christie, de la que José Luis, insistimos, realizó una espléndida radiografía humana y novelística, apoyándose en una serie de inéditas diapositivas, que resultó grato complemento para su impecable exposición verbal.
García Pérez, que suele desarrollar sus parlamentos con una oratoria tan nítida como cadenciosa, es, también, la antítesis de aquel pensamiento unamuniano, que dice textualmente, lo que sigue: “Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos”.
Y José Luis es la antítesis, decíamos, porque a menudo nos concita para hacernos llegar sus más recientes logros, sus más recientes averiguaciones, con una inconfundible fibra vitalista y renovadora en sus variopintas incursiones históricas; desvelos y descubrimientos que, hace algunos meses, por ejemplo, le valieron, con todo merecimiento y justicia, su ingreso como miembro del Instituto de Estudios Canarios, sin olvidarnos de otra cota que siempre, a nuestro conferenciante, le ha llenado de orgullo, el Premio de Investigación Histórica Agustín de Bethencourt, por su libro Viajeros Ingleses en las Islas Canarias durante el siglo XIX. O esos otros premios, como el Álvarez Rixo y el Leoncio Rodríguez, que le ha compensado, en parte, esas largas horas robadas al calor del hogar, donde uno de sus hijos, Daniel, ha heredado, y con creces, la escrutadora fibra de su progenitor.
García Pérez, licenciado en Filosofía y Letras, doctor en Filología Moderna y catedrático de la Escuela Universitaria de Ciencias Empresariales (Lengua Inglesa), es, igualmente, un personaje de probada y permeable sensibilidad, que consolida, aún más, si cabe, su perfil, cuando desempeña facetas como traductor de libros; de libros de literatura de viajes, coordinador en diferentes proyectos culturales, conferenciante, escritor, excelente comunicador y un gran amante del teatro, donde incluso ha interpretado a Tennessee Williams. En definitiva, podríamos resumir en tres vertientes la obra universitaria y científica de nuestro conferenciante: continuidad, calidad y fecundidad.
Hace ya muchos años, en la prensa local, se publicó un artículo que nos llamó la atención. El autor, que había “descubierto” un bellísimo museo tinerfeño en la localidad londinense de Kew Garden, intentaba destacar –y lo lograba– ese puesto que la Isla tenía –y sigue teniendo– en aquel rincón británico, fruto de uno de esos tantos viajeros que a lo largo de los siglos nos habían visitado, siempre arrastrando con ellos un libro de notas, su pincel o su cámara fotográfica.
Aquel rincón estaba –y está– ubicado en el interior del famosísimo Royal Botanic Gardens en la mencionada localidad londinense de Kew. El autor de aquel artículo era nuestro invitado de hoy que, insistimos, nos descubría una treintena de cuadros dedicados a la flora y al paisaje del Archipiélago gracias a las pinturas de Marianne North. Allí, en Kew Garden, pueden olerse nuestros pinos canarios, nuestros dragos, nuestras palmeras, plataneras y buganvillas e, incluso, puede olerse nuestra cochinilla, importante fuente de ingresos en épocas pretéritas.
Y ahora, tras esta presentación que, intuimos, sobraba, nuestro invitado nos hablará de “La imagen del Archipiélago Canario en las novelas europeas desde el siglo XVI hasta el siglo XX”.
Por todo ello, querido José Luis, inspiración y suerte.
Y a todos ustedes, muchísimas gracias por la atención que nos han dispensado.
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