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Cantos Canarios e Icod. Teobaldo Power y José María Martín Domingo

 Autor: José Manuel Padilla Barrera

Publicado en El Día el 10 de julio de 2025

         

          El título que encabeza este artículo era el del segundo número de la actuación de la Unidad de Música del Mando de Canarias en el concierto que con motivo del Día de las Fuerzas Armadas tuvo lugar el pasado 5 de junio. Era un arreglo de su director, el teniente Manuel Castrejón Navarro, en el que con su habitual maestría  unió dos maravillosas.  piezas musicales inspiradas en el folclore canario.

          No era la primera vez que ambos nombres se unían, un 29 de junio de hace más de un siglo, en 1919, la Banda de Música del Regimiento de Infantería Tenerife 64 (hoy 49) en  un concierto en la Plaza del Príncipe, interpretaba Los Cantos Canarios de Teobaldo Power, dirigida por el Maestro Mayor de Música José María Martín Domingo.

          En aquella época no había pueblo que se preciara que no tuviera un templete en su plaza principal en donde todos los domingos se daba un concierto. En Santa Cruz había dos, uno matinal a cargo de la banda militar en la Plaza del Príncipe, de once a una,  y otro nocturno, de nueve a once, en la Plaza de la Constitución que interpretaba la Banda Municipal.

          Sólo una semana antes el 22, fue  la tarjeta de presentación de un joven músico, menorquín de nacimiento y madrileño de adopción,  que acababa de incorporarse a la banda para ser su nuevo director, José María Martín Domingo. Había una gran expectación por la fama de que venía precedido. El éxito fue total. El diario El Progreso, entre otros elogios, aseguraba: “La fama que precede al señor Martín Domingo no es falsa, una obra tan conocida como Alma de Dios, ayer no la conocíamos, tal fue su magistral ejecución”.

           Cuando llegó tenía 32 años y  una gran carrera musical a sus espaldas. Hijo de músico militar, tuvo una gran formación como instrumentista de trompeta,  en contrapunto, fuga y composición. A los catorce años era músico de primera en el Batallón de Cazadores de Barbastro de guarnición en Madrid, un año más tarde pasa a la banda del Real Cuerpo de Alabarderos. El renombre alcanzado como virtuoso le lleva a ser invitado frecuentemente por las orquestas de los teatros de ópera y zarzuela y en 1907 deja de ser músico militar. Al crearse la Banda Municipal de Madrid, se le concede el puesto de primer cornetín y a pesar de su juventud, en ausencia del director,  toma la batuta en muchas ocasiones. Su fama en el ambiente musical madrileño le lleva a formar sus propios grupos, a los que dirige en los cafés  de San Isidro, Atocha y Hotel Nacional, lugares de tertulias culturales lo que le  hace muy conocido entre los intelectuales y artistas del momento. A su prestigio como director se une la de compositor, y en esos locales estrena pasodobles, polkas, valses, habaneras y mazurkas que pronto adquieren un gran éxito y popularidad. En junio de 1918, vuelve al Ejército en el que  ingresa por oposición como Músico Mayor . Martín Domingo realizó sus prácticas como tal en el Regimiento de Zapadores nº 2, de guarnición en Madrid, allí estuvo  formándose con otro gran músico militar, Pascual Marquina. Con el tiempo llegarían a ser consuegros, y hoy ambos son reputados como maestros del género español del pasodoble. 

          Fue, por lo tanto, en el segundo concierto  que dirigía Martín Domingo en Tenerife  cuando incluyó  en el programa Los Cantos Canarios de Teobaldo Power, lo que le granjeó la simpatía del público y mereció una nota  de prensa  en la que se destacaba el hecho y se le  calificaba  de inteligente director.

          El buen hacer de su director hizo que las actuaciones de la Banda del Regimiento constituyeran un verdadero acontecimiento cultural, los aficionados, entusiasmados, solicitaban con notas en los periódicos las piezas que deseaban que se interpretaran el siguiente domingo. Muchos fueron los  conciertos, no solo en Santa Cruz, también en La Orotava, en Tacoronte y en Icod. En La Orotava,  con ocasión de que su regimiento realizaba maniobras en esa zona de la isla. Ocho fueron los días que duraron las maniobras y ocho fueron los conciertos, con una asistencia de público y un éxito  como no se recordaba en la villa. En las otras dos poblaciones lo fue con motivo de sus fiestas patronales en que además de los conciertos la banda participaba  en pasacalles mañaneros, procesiones, actos culturales y por si faltaba algo amenizando las verbenas populares.

           Entre la gran cantidad de conciertos hay que destacar el celebrado el domingo 17 de octubre  de 1920. Como siempre hacía Martín Domingo el último de los números  era una composición suya, esta vez: Ven, Cirila, ven…, pasodoble, con cornetas y tambores. Las cornetas y tambores servían para resaltar el toque reglamentario de  “llamada a oficiales” que es el motivo central de la composición. Se trataba de la versión para banda de una canción ingeniosa y pícara que se haría muy popular en toda España, tanto que años más tarde, en 1929, todavía se seguía anunciando su disco como el pasodoble de moda, se cantó en los dos bandos de la guerra civil y  la cantarían tonadilleras, cupletistas, tunas y coros de soldados a lo largo de muchos años, y hasta Conchita Velasco en una película. Pero  fue en el cuartel de San Carlos, en los ensayos de la banda,  donde por primera vez se escucharon sus alegres notas y por lo tanto la famosa Cirila, es   chicharrera de pura cepa, del barrio del Cabo, por más señas. La canción pertenece a la zarzuela “Ven, Cirila, Ven”, cuya  letra es  de  Manuel Álvarez Díaz y del  capitán  Aureliano Martínez Uribarry, colaborador habitual del músico.

          Y aparece Icod, la segunda parte del número anunciado en el reciente concierto. El domingo 14 de noviembre de aquel año 1920,  para cerrar el concierto dominical,  Martín Domingo estrenó  una nueva obra suya, un pasodoble sobre motivos canarios . El músico, durante el mes de agosto, había pasado con su familia su permiso anual en Icod, y allí debió ser muy bien tratado, porque dedicó  esta hermosa obra a la villa del drago.  La crítica aplaudió el estreno: ”Se trata de una obra que recoge con alegría el carácter de la música popular isleña, su composición y la instrumentación dada al bello pasodoble son  afortunadísimas y confirman una vez más las dotes de musicalidad y buen gusto que adornan al señor Martín Domingo”. La Banda Municipal de Tejina, bajo la dirección de José Luis Peiró Reig, consiguió hace unos años, con este pasodoble, el primer premio del certamen de bandas que se celebró en el pueblo toledano de Dosbarrios. Esta  pieza musical se encuentra, por derecho propio, en cualquier antología de los mejores pasodobles españoles.

          Poco más tarde,  Martín Domingo dejó  la isla y, después de su paso por Pamplona en el Regimiento de Infantería América núm 14, abandonó definitivamente el Ejército y se convirtió en subdirector de la Banda Municipal de Madrid. Siguió componiendo, y suyos son los conocidos pasodobles: Los dos Adolfos, La Kermes de las Vistillas, Corazón Gitano y el que más fama le ha dado, Marcial eres el más grande.

          Así fue como, gracias a Manuel Castrejón, los nombres de dos grandes músicos  volvieron a unirse

         Aprovecho la ocasión para proponer a quien corresponda un concierto monográfico sobre José María Martín Domingo. Lo merece.

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Fuentes

Historia de la música militar de España de Ricardo Fernández de la Torre

Periódicos: ABC de Madrid, La Prensa, Gaceta de Tenerife y El Progreso de Santa Cruz de Tenerife.

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