VISIANTES ILUSTRES EN SANTA CRUZ (10). Relato de George Leonard Staunton
Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en el Diario de Avisos el 9 de noviembre de 2025.
De la obra Viaje de Lord Macartney al interior de China, por Sir George Leonard Staunton.
«En mi viaje a la corte imperial China, como secretario del ministro plenipotenciario de Lord Macartney, enviado extraordinario de su Majestad Británica en una misión diplomática y comercial, hicimos escala en Tenerife, el 21 de octubre de 1792.
Cuando los H.M.S. Lion, Indostán y Chakal, se iban acercando a la isla, divisamos el Pico que compite en altitud con las tierras más altas del viejo continente, aunque en este caso no parece responder a la idea de colosal eminencia que la imaginación espera encontrar; de hecho, las montañas que se alzan junto a él le restan altura.
El noreste de Tenerife, llamado Punta de Anaga, parece un lugar muy escarpado, donde las montañas están pobladas de árboles y vegetación hasta la misma cima. La costa es rocosa y muy irregular, en ella existen tres islotes, situados a una milla de distancia de tierra firme.
El fondeadero es, en general, bastante malo; por tanto, es aconsejable que los barcos que recalan aquí, en los meses de invierno para tomar provisiones frescas, no echen el ancla, sino que se mantengan a distancia bajo velas, envíen un bote a tierra para cumplir con las formalidades necesarias que exige el gobernador y ordenen que traigan a bordo las provisiones; de esta manera el navío tendrá mayor seguridad y evitarán que los cables se partan. Incluso, durante los meses de verano es necesario colocar boyas en los cables.
También hay un muelle, o desembarcadero, que se adentra en el mar, donde pueden atracar los botes en cualquier estación del año, está bien construido y es el más apropiado y seguro para desembarcar. A unas ochenta yardas (73 m) al sur de este muelle hay una caleta (Caleta de Blas Díaz), rodeada de rocas, donde desembarcan las mercancías cuando el tiempo lo permite.
El lugar de Santa Cruz está defendido con baterías y trincheras para fuego de mosquetes, situadas junto al mar. Como la costa está cercada de rocas y grandes piedras, la resaca es siempre tan fuerte que la convierte en casi inaccesible para los botes.
En la punta del muelle existe una batería, con cuatro cañones de bronce. También defiende el muelle una fortificación cuadrada y bien construida, que parece estar en buen estado de conservación (Castillo de San Cristóbal).
Hacía el norte y el sur hay fortificaciones y pequeñas baterías, todas situadas al borde del mar, extendiéndose media milla en ambas direcciones, por lo que, en caso de fallar en el intento de un asalto, es muy difícil alejarse de tierra y escapar del fuego de las baterías de la costa, ya que el armamento de cada una es de dos a cuatro cañones.
Como las tropas regulares, incluida la artillería, no pasaba de trescientos hombres, les ayuda la milicia canaria, formada por todas aquellas personas de la isla, menores de 60 años, capaces de llevar un arma.
La latitud de la rada es de 28º 20´ de latitud norte; y la longitud, según los relojes marinos, es de 16º 26´ al oeste de Greenwich, y la variación de la aguja es de 17º 35´ al oeste del polo.
Según el reglamento del puerto, desde la puesta hasta la salida del Sol, no puede darse comunicación alguna entre tierra y los navíos. También está prohibido realizar a bordo el cañonazo de la mañana y el de la tarde; aunque lo hizo una fragata francesa que en ese momento se encontraba en la rada y que lucía los colores de su nación. Los navíos de guerra ingleses no hacen el saludo porque a los españoles se les ha prohibido devolverlo.
En Santa Cruz se pueden conseguir bueyes, corderos, cerdos, cabras, aves de corral, frutas y verduras, siendo en general de buena calidad y a un precio razonable.
Para aquellos navíos que se dirigen al sur y necesitan abastecerse, este lugar aventaja en mucho a Madeira, especialmente el vino que se suministra ya que es de mejor calidad y mucho más barato. Una barrica de ciento veinte galones (540 litros) no llega a costar diez libras.
La hermosa alameda o paseo existente a lo largo del malecón, recién construida, a la que dan sombra varias hileras de árboles y una fuente adornada con estatuas de mármol, denotan el interés del gobierno por mejorar este lugar.
Los paseos y los caminos de los alrededores de Santa Cruz son llanos y agradables, pues mientras caminábamos íbamos respirando un aire más puro de lo usual, por lo que consideramos que nos encontrábamos en una isla afortunada, la cual recomiendo como centro médico-turístico.»
Sir George Leonard Staunton (Irlanda, 1737-1801).
Barón de Irlanda. Estudió medicina y derecho.
Procurador General de Granada y Tobago (pequeñas Antillas). Miembro de la Royal Society. Parlamentario de la Cámara de los Comunes de Londres e Irlanda.
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