El asedio de las monjas
Autor; Alastair F. Robertson
Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el Diario de Avisos el 9 de noviembre de 2025
El siguiente artículo, breve y divertido, se repitió en varios periódicos británicos durante algunos años durante la década de 1890
Esta curiosa historia de un monasterio asediado y ocupado pertenece a la historia temprana de las Islas Canarias, y es contada de nuevo por Charles Edwardes en su reciente descripción de las islas.
Convento de San Nicolás de las Monjas Catalinas y Dominicas de La Orotava antes del incendio (Blog de Bruno Juan Álvarez Abreu)
A principios del siglo XVIII, en La Orotava, en la isla de Tenerife, existía un convento de monjas dominicas que, tras unos años de tranquilidad, tuvieron la desgracia de perder, en un incendio, el que era su hogar. Se instalaron entonces provisionalmente en otro alojamiento, pero pasado un año, sintiéndose insatisfechas entre unas paredes tan poco parecidas a las de su antigua casa, comenzaron a buscar una residencia que tuviese un carácter permanente.
Por aquella época existía en La Orotava un monasterio de jesuitas espacioso y saludable que, habiendo perdido su anterior importancia, albergaba tan solo a dos hombres: el rector y su ayudante. Las monjas fijaron su atención en aquella mansión y pronto decidieron hacerse con ella.
Una mañana, unas cuarenta religiosas se dirigieron al monasterio y, con algún pretexto, convencieron al hermano jesuita para que abriera la puerta exterior. Entraron entonces a tropel en el patio y cayeron de rodillas agradeciendo a Dios aquel éxito inicial. En vano los dos frailes intentaron razonar con ellas y convencerlas de lo escandaloso de conducta. Las monjas, sin inmutarse, mantuvieron su actitud exclamando:
“Padre Andrés: Ésta es una jaula muy grande para tan sólo dos pájaros”
Algunas de las más razonables del grupo monjil explicaron que en verdad necesitaban una vivienda tan espaciosa como aquella, y que no pensaban abandonarla. El rector, desesperado, huyó a la sacristía, desde cuyo refugio animaba a su colega con estas palabras:
“¡Paciencia, hermano! ¡Y haz lo posible por librarte de esas señoras!”
Sin embargo, eso era más fácil de decir que de hacer, especialmente porque las monjas estaban tan excitadas que cabía esperarse que de un momento a otro recurrieran al argumento de utilizar sus uñas.
El asedio duró tres o cuatro horas. La noticia se esparció por toda la ciudad, y grupos de hombres jóvenes, escrupulosamente imparciales, contemplaban el suceso entre los barrotes de la puerta exterior. Finalmente, los jesuitas cedieron, y las monjas ocuparon el edificio hasta que se les levantó, enteramente a su gusto, un nuevo convento.
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N. del T: Una reseña histórica del suceso la pueden encontrar en la siguiente dirección: https://efemeridestenerife.blogspot.com/2018/02/convento-de-san-nicolas-i.html