Blog

Aquella Venezuela tolerante y generosa con el Santo más moderno del mundo: José Gregorio Hernández

Autor: Antonio Salgado Pérez
Inédito. Publicado en esta página web el 15 de diciembre de 2025


Pinceladas del libro Venezuela, tierra de contrastes de Teresa Jesús Rodríguez Lara

          En la abundante y valiosa pinacoteca del Real Casino de Tenerife figura un cuadro que siempre llamó nuestra atención, porque el pintor se había detenido en plasmar la soledad de un árbol especial. Firmado por J. Luis León, el óleo lleva por título “El árbol araguaney” (su nombre indígena significa “Voz de oro”). Ahora, al leer el excelente libro-enciclopedia de Teresa de Jesús Venezuela, tierra de contrastes, y en una de sus páginas iniciales, se nos presenta, de nuevo, tan exuberante floración gualda que la autora, muy atinadamente, parece querer anticiparnos con ella la increíble vegetación de su Venezuela del alma, de su “canaria caribeña”, como a ella le gusta identificarse. El araguaney fue declarado Árbol Nacional de Venezuela el 28 de mayo de 1948.

          El tomo de Teresa, de consulta y de “mesa de noche”, es todo un hallazgo y una agradable sorpresa para quienes conocemos no solo su evidente laboriosidad, sino su reconocida sensibilidad por la prosa y, de forma muy especial, por la poesía. ¿Qué falta en estas casi novecientas páginas donde, por ejemplo, y como pórtico, la enjundia del profesor Manuel Pérez Rodríguez nos proporciona un magistral prólogo? Estimula, en efecto, comprobar la copiosa biografía que la escritora ha tenido que consultar, estudiar y seleccionar para ofrecernos este impecable trabajo de Litografía Gráficas Sabater S.L., que se adorna con un artístico diseño de Valentín Yonte Coello, cónyuge de quien ha redactado tan exhaustivo y coordinado tomo.

          En este poliédrico libro quedan escrutadas, de una forma original, los veintidós Estados, un distrito federal y el territorio de las dependencias federales que conforman la piel geográfica del país hermano, de este enclave sudamericano que abrió las puertas a los inmigrantes y fue verdadero vergel de provisión donde en tiempos de penurias mucha gente recobró esperanzas perdidas.

          En este volumen, escrito por una lagunera de nacimiento, se explica de forma tan pormenorizada como divulgativa la historia, gastronomía, leyenda, tradición, flora, fauna, artesanía, folclore, etc., de esta tierra que conforma todos los paisajes del mundo, desde la nieve, el roque, el atolón y el desierto hasta la selva, los caudalosos ríos y sus innumerables llanuras.

          Venezuela, tierra de contrastes es la carta de amor más profunda y sincera que Teresa de Jesús, mujer de dos patrias, le ofrece a aquel país de confines andinos y sendas amazónicas. En estas páginas, donde las múltiples y escogidas fotografías se reproducen con fidelidad, se recoge, entre otros detalles, la singular y escueta biografía de un personaje que orla, con simplicidad y hornacina, las fachadas de algunos hogares tinerfeños. Nos estamos refiriendo al doctor José Gregorio Hernández (1864-1919), representado, en dichos frontis, con azabache sombrero, corbata y traje; de discreto mostacho y sobrio pañuelo albo en su americana. Allá en su humilde pueblo natal de Isnotú, ejerció la caridad a manos llenas y convirtió a la citada localidad en un punto de encuentro de gente en peregrinación, agradecida por los favores recibidos por este altruista galeno que no solo ejerció la docencia universitaria, sino que se convirtió en “el médico de los pobres” y que, en la actualidad, es el primer santo nacido en Venezuela tras su beatificación en 2021 y la aprobación de su canonización por el Papa Francisco en 2025, consolidando su figura como un símbolo de fe, ciencia y servicio en su país. Sus restos mortales reposan en Caracas.

         Este libro pretende, y lo consigue con creces, dar amenidad a la prosa descriptiva; profundidad al verso: “Poeta noble de los atajos/ que cruzas sendas con ansiedad/ a tu paso firme anda ligero/ por el camino que viene y va”. Y logra, igualmente, amenizar al lector con un curioso apartado de adivinanzas donde la autora deja muestras fehacientes de su creatividad y fantasía. Seleccionemos, como isleños, esta trilogía familiar y cercana. Del plátano, este acertijo: “Forma grotesca manilla/ mantecosa y rica masa/ medias lunas superpuestas/ como curvadas piraguas”. Del tomate: “Forma globosa/ baya hortelana/ en la huerta es verde/ roja en la ensalada”. Y la palmera datilera: “Santo y seña del oasis/ talle recto y atildado/ brinda mieles al goloso/ regia fibra al hortelano”.

         Cuando cerramos tal prolijo y evocador tomo pensamos lo que han gozado quienes hollaron estos parajes y lo que han perdido quienes aún tienen esta asignatura pendiente, la de conocer este país tan generoso y tolerante que, incluso, ha erigido y respetado un monumento al cacique Yaracuy, festoneado por frondosa arboleda y surtidores de agua, como nos lo expone esta incansable viajera, esta sirena atlántica entre dos orillas que responde por Teresa de Jesús Rodríguez Lara.

– – – – – – – – – – – – – –

Related Posts

El motín de 1827

El motín de 1827

Autor; Alastair F. Robertson Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el…Read more

Enter your keyword