Magallanes visto por Lav Díaz
Autor: Luis García Rebollo
Publicado en Facebook (Tertulia Amigos del 25 de Julio) el 7 de noviembre de 2025

Antes de ayer se estrenó en Canarias “Magallanes” del filipino Lav Díaz, en el museo TEA (Tenerife Espacio de las Artes) dentro de las V Jornadas Pro Cine. Ganadora de la Espiga de Oro a la Mejor Película en la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
Hemos que reconocer que este filme aporta un poco de aire fresco al habitual desatino histórico al que nos tienen acostumbrados. Se trata de una mirada crítica y humana del personaje pero que, a diferencia de otros esperpentos subvencionados, quiere ser fiel a la realidad que tuvo que vivir y sufrir, como hombre, como esposo, como padre en ciernes y como capitán general de la armada de la especiería.
Salvo el final.
Se cuenta o se intuye como después de viajar a la India y participar en la toma de Conchín y Malaca se separa de su amigo Francisco Serrao para regresar a Portugal, mientras éste llega a descubrir las riquísimas islas de las especias, las Molucas, cuando solo el clavo valía más que el oro al peso. De lo que informa a Magallanes en varias cartas, a pesar del medio mundo que los separa, y le sugiere participar en el negocio.
Magallanes propone al rey de Portugal, Manuel I, la empresa de llegar a las Molucas por el hemisferio español. A lo que el monarca obviamente se niega por no romper el Tratado de Tordesillas con España y enfrentarse al que sería emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V.
Despechado por la negativa, Magallanes traslada su oferta al monarca español, que acepta. Cinco barcos serían pura calderilla para el que había usado cuarenta para venir de Flandes, o cien su madre, la reina Juana, para ir a conocer a su padre Felipe el Hermoso. Mientras los hombres y los barcos del Emperador ya exploraban las aguas del Pacífico desde Panamá, de lo que le advertiría en las capitulaciones.
Lo que no se cuenta es que Magallanes se tiene que hacer español para mandar una flota española, una obviedad que siempre se pasa por alto.
Tampoco se cuenta, y es imprescindible para entender al personaje, que Francisco Serrao había calculado la longitud de las Molucas desde el meridiano de Tordesillas, trazado erróneamente por los cartógrafos sobre el uruguayo Cabo de Santa María, y le salía que aquella fortuna en especias estaba en el hemisferio español.
Seguramente Magallanes tampoco compartiera el contenido de aquellas cartas con los capitanes españoles de la expedición. Capitanes y pilotos que hubo de nombrar forzosos, la mayoría, ya que desconfiaban del mando de esa expedición y del excesivo número de portugueses que superaban el cupo marcado por el Rey.
El conflicto no se hace esperar, pero alcanza su verdadera dimensión cuando el Rio de la Plata, descubierto cuatro años antes por el Piloto Mayor de la Casa de Contratación Juan Díaz de Solís, el esperado paso interoceánico para Rui Falero, cosmógrafo de Magallanes, resultó no ser tal “paso”.
En esas, Magallanes va eliminando a los jefes españoles, sustituyéndolos por portugueses, mientras navega hacia el sur buscando, ahora a ciegas, el ansiado paso. Cuando lo encuentra, su gran mérito, que en la película pasa desapercibido quizás por ser un mero accidente geográfico, ninguno de los capitanes castellanos nombrados por el Rey permanece con vida.
Entonces llega al Pacífico, donde progresivamente va asumiendo la terrible realidad de que ese océano es mucho mayor de lo que había imaginado. Un error de cálculo, al tomar como referencia el tamaño de la Tierra calculado por Ptolomeo, poco mayor de la mitad del verdadero calculado por Eratóstenes de Cirene. Si bien esta observación náutica tampoco se menciona, es necesaria para entender el berenjenal en el que se había metido el protagonista y el estado emocional consecuente. Ya solo con tres barcos.
Los víveres escasean mientras crece el rosario de cadáveres que van quedando en la estela, igual que crece su desesperación.
Finalmente aparecen las Filipinas, desembarcan en Cebú, pactan con su rey y evangelizan a sus habitantes y a los de varias islas vecinas. Una de las misiones de la expedición era establecer relaciones con los jefes locales y evangelizar, algo tendría que ofrecer Magallanes al Emperador. Ya que había eliminado a sus capitanes, perdido dos barcos y la mitad de sus tripulantes, errado sobre el tamaño de la Tierra y en Cebú nadie sabía dónde estaban las Molucas.
Así que tocaba evangelizar y pactar.
Hasta aquí bien y creíble.
No obstante, el filipino Lav Diaz decide finalizar la película con un preciosismo mágico y magnífico, pero no histórico. Según él la revuelta de los filipinos es consecuencia de la evangelización y no un error táctico de Magallanes, al atacar a los rebeldes de la vecina isla de Mactan, quedando empantanados sus botes, armas y armaduras en las aguas someras de las playas de esa pequeña isla y al alcance de los dardos de sus habitantes.
Según Lav Diaz el conflicto se desarrolla en el mismo Cebú, son sus habitantes los que se rebelan ante una supuesta quema de ídolos paganos. Y no se trata de una fracasada acción militar de Magallanes en una pequeña isla vecina ante un jefe tribal rebelde, rebelde también para el rey de Cebú, que se niega a aceptar la autoridad de Carlos V.
Una muy lograda escena pone un rotundo “punto final” a la película y a la expedición. En ella se representa al esclavo de Magallanes, Enrique, que alcanza su libertad tras participar en una encerrona en la que mueren otro buen número de expedicionarios. Así fue, solo que “la historia” estaba a punto de empezar, aún quedaban en los barcos personajes como Juan Sebastián de Elcano, Francisco de Albo, Gómez de Espinosa y tantos otros a punto de escribir la mayor gesta marítima de la historia de la humanidad.
Esta aventura la hemos visto relatada por austriacos, italianos, argentinos, filipinos… y también ahora por franceses, como nos cuenta nuestro amigo Francisco Moreno que se expone en el Musée National de la Marine, en París, con muchos expertos y también con muchas ausencias.
No perdemos la esperanza de poder contar la verdadera historia de esa expedición en un museo marítimo canario, una vez superemos nuestra habitual endofobia, simplemente porque tenemos mucho más que decir. Entre otras cosas que también estuvo aquí.
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https://www.arte.tv/…/l-incroyable-periple-de-magellan…/