De la Historia al kiosco

Autor: Juan Manuel Valladares Expósito
Comunicación en Radio Muelle el 22 de octubre de 2025

          Creo que muchos de los que hemos pasado de los ochenta en Santa Cruz de Tenerife tenemos una deuda con nuestro proveedor de golosinas, si había dinero, y la historia de Canarias. Nuestro proveedor estaba situado justo frente a la estatua del Capitán Ortega en el cruce de nuestras ramblas con la subida al Colegio Escuelas Pías y su apellido era Samarín. Su apellido daba nombre a su kiosco. De su familia recuerdo la gran amabilidad y paciencia de su señora esposa ante las apresuradas demandas de exigirle prisas en la entrega de la chuchería porque ya se había oído de forma reiterada el pito de llamada a clase del Padre Ramón desde la terraza del Quisisana. Alguien me ha dado la noticia de que algún miembro de su familia ejerce el noble oficio de hacer unos maravillosos bocadillos en nuestra dársena pesquera.

          Estas afirmaciones en un mundo convulso pueden resultar maniobras para despistar de las atribulaciones del momento presente. Un buen amigo me comentaba que está inmerso en el mundo de la Grecia clásica y lee con gran interés la vida y muerte de Sócrates. Le acompaño en tan deliciosa e ilustrativa tarea. Un servidor ya ha abandonado la prensa y alguna que otra entidad cultural por el tufillo a teledirigismo que se vislumbra en sus actividades. No está mi mente preparada para seguir los consejos de los de “me lo dijo Pérez”.  Abandonemos los oráculos délficos de pacotilla y hablemos pues del sonoro apellido Samarín.

          Como siempre insistiremos que eso de poner como exclusivo de un pueblo aquello que usa como lenguaje es un posible enfermizo amor a lo que tienes justo delante de ti, mal que afortunadamente no padecemos .Y por ello no nos sorprendió que el tan sonoro apellido tuviera un equivalente en un lugar en la hermosa tierra de Ulises que lleva el nombre de Samarinas y que se usa para poner título a alguna canción griega tal que “Pedia ti Samarinas” que en mi escaso griego de un bachiller elemental venía a decir algo así como “Los niños de Samarinas”. O sea que en Grecia hay mas niños que no pasean cogidos de la mano por los muelles del Pireo.

          Pero, y nuestro Samarín o Samarinas ¿dónde aparece en la historia de Canarias? Para un servidor nada mejor que acudir a nuestro libro de cabecera en materia de llegados a Canarias desde el siglo XV, el del señor Cebrián Latasa, y nos encontramos con un personaje que lleva ese apellido, aunque no siempre como lo conocemos hoy, Samarín, si no Samarinas, como el griego. Cosas del lenguaje. Se toma un apellido que no sabes como se pronuncia en su lengua original, porque es francés y tú mas canario que el gofio, y lo que pudo ser Samarie o Samary lo traduces como Samarinas, que no es tan extraño porque es lo más parecido al original. El mismo caso de tomar un de´Emilian y convertirlo en un Melián, o un Proudhomme y convertirlo en Perdomo. Así se hacen los apellidos.

         Ahora busquemos al primer personaje de la historia canaria que lleva ese apellido ya castellanizado. Más de Cebrián Latasa.

         Alonso de Samarinas es un personaje de las primeras crónicas de Lanzarote que aparece como Samarinas o Samarín y cuyo antepasado pudo llegar con Jean de Bethencourt por los años 1412 a 1414. Y de él pudo ser descendiente el personaje Samarinas que ahora intentaremos biografiar. Ese antepasado fue indudablemente el original Samarie.

          Alonso de Samarinas es en 1496 nada menos que canónigo en la Catedral de Santa Ana en Gran Canaria y compañero de conquista de Alonso Fernández de Lugo en Tenerife y La Palma. Fijó definitivamente su residencia en Tenerife, y fue hasta capellán de la Iglesia de San Miguel, en la actual Plaza del Adelantado. No son muchos más los datos que nos ofrece el señor Cebrián Latasa. Pero llega a nosotros la fiel infantería de los Acuerdos de nuestro primer Cabildo y las relaciones exhaustivas que veremos en las Datas de Reparto.

         Iniciemos el trabajo con la obra de la señora Moreno Fuentes ”Datas de Tenerife» (Libro primero de Datas por Testimonio). Esta obra vio su primera luz en el año 1992. Una vez mas comprobamos que nuestra historia real y no legendaria está escrita en su mayor parte. ¿Aparece nuestro Samarinas en esas datas? Para que nada quede sin investigar podemos decir que hemos encontrado al Samarinas de nuestra búsqueda con estos datos….

          Se le nombra con su nombre completo, Alonso de Samarinas, y a veces solo como Samarinas en otras, dando noticia de su cargo como clérigo y hasta “mi capellán”, como le llama el Primer Adelantado.

          Como clérigo ya figura en Las Datas desde 28 de julio de 1506, de la que damos unas primeras líneas:

                    “Alonso de Samarinas, clérigo, y Cristóbal Pérez Niño. Acatando el merescimiento de vos el venerable A. de S., canónigo de la Iglesia de Canaria,que sois persona tal de que sus altezas han sido servidos, así en la conquista de estas islas como en otras muchas cosas”

          Esta condición sacerdotal se reafirma en data de 13 de abril de 1518:

                 “el muy magnífico Sr. don A. F. de L., Adelantado etc. en presencia de mí, Antón de Vallejo, escr. públ. y del Concejo, y de los testigos de yuso scriptos sus nombres, etc., dixo que daba e dio al padre Alonso de Samarinas, mi capellán, un sitio e solar en que hiciese e fabricase casas e huerta.”

          En las Datas de Tenerife, de la mano del señor. Serra Rafols, vemos un dato que no podemos dejar de comentar. En algún trabajo, llevados por el entusiasmo y la falta de certeza y conocimiento, dimos como oficio de sillero a algún nuevo vecino de la Laguna en el siglo XVI como fabricante de sillas o aderezos para monturas. La ignorancia es muy peligrosa pero la historia nos pone en su sitio.

         La cilla, que a veces aparece en las escrituras antiguas como silla,  es un lugar en el que la Iglesia guardaba los granos correspondientes al cobro del diezmo de las cosechas que servían para el mantenimiento del clero. Pago que, por cierto, era tan serio que aquellos que no lo hacían podían ser objeto de sanción y hasta de excomunión. Esta maniobra para eliminar a algún desafecto pudo haber costado un gran disgusto a don Hernando del Hoyo, que fue acusado de no pagar la cilla de unas tierras que le había arrebatado el Adelantado. Lo que se llama rizar el rizo,

         ¿Y que sabemos de la cilla o silla con relación a nuestro Samarín?

         Esta relación está manifestada en la data de 27 de febrero de 1517 cuando dice:

                 «Mari Gonzales. Un solar, que sea conforme a vuestra persona. Que se vos dé. . Medición. Linda con casa de Alonso de Navarrete y la calle que sale junto a la casa de la Silla de Samarinas” .

         Y en no menos de siete ocasiones vuelve a ser citado el clérigo o capellán en las Datas de Tenerife tan sabiamente transcritas por el señor Serra Ráfols en 1978.

        Intentamos ver su presencia en Acuerdos del Cabildo de Tenerife, y para nuestra sorpresa no aparece en los años 1497 a 1507. ¿No está en Tenerife? Debió estarlo si está datado en 1506, aunque a él no se refiera ningún acuerdo. De cierto que en ese mismo año también está en Gran Canaria durante el Sínodo del Obispo Muros.

        Sí que lo vamos a encontrar entre 1514 a 1518, y nada menos que en un curioso asunto en el que ya se habla de acciones de agua. Así dice el texto de 10 de mayo de 1506 con estos detalles:

                “El Bach. P. Fernández dijo que esta isla es necesitada de agua y que las aguas y fuentes había necesidad que fuesen conservadas y guardadas y no se consintiesen enajenar ni cosa que lo pareciese, y que la fuente de los Berros era del Consejo, que le había sido aplicada y había comprado «el ación que tenía» Alonso de Samarinas, clérigo, a quien primero había sido dada y la había pagado”.

        Para no cansar al personal localicemos ahora con claridad donde pudo estar una de esas cillas o sillas en San Cristóbal de La Laguna, sea o no sea la que corresponde a nuestro Alonso de Samarinas.

          Nos damos un paseo por esa hermosa ciudad de San Cristóbal de Laguna y nos encontramos en la Calle de La Carrera una corta calle lateral que lleva el nombre de Calle Antonio Zerolo Herrera. Pero un cuidadoso edil , cuando a veces los hay, puso en la misma placa una evidencia histórica “antes la Cilla”. Así se hace la historia.

          Vamos a mencionar a nuestro clérigo en un asunto escabroso en el que se vio enredado nada menos que un sobrino del Adelantado que llevó el nombre de Jerónimo de Valdés, hermano de Andrés Xuarez Gallinato (qué gozo para la genealogia), ambos hijos del judeoconverso asesinado por Juan Rejón en Gran Canaria, Pedro de la Algaba.
¿Qué hizo tan reprobable este Jerónimo de Valdés? Hablemos por boca del señor Serra Ráfols:

                    “En la residencia que tomó Lope de Sosa se le acusa de haber intentado forzar a la Reina de Adeje o a una hija suya, lo que motivó su destierro a Tagaos; cuando otorgó testamento, ante Antón de Vallejo, en noviembre de 1507, declara que había tenido hijos con Catalina Díaz, de La Palma, y con María de Cabrera y a poco comienzan sus relaciones con Margarita Perdomo, viuda del conquistador Antón Viejo, a la que dio promesa de matrimonio, que se resistía a cumplir, lo que obliga a Margarita a dirigirse a los tribunales eclesiásticos para exigirle la hiciera efectiva. Valdés dio poder al canónigo Samarinas para que lo representara y defendiera en el pleito, el 24 de julio de 1511”.

         Dejemos, esperando haberle dado a conocer en una primera toma de contacto, a este Samarinas y vayamos a la búsqueda de otro Samarinas que se mezcla en nuestra historia.

        El señor Cebrián Latasa nos habla de un Samarias, Pedro García de Samarinas, con mucha probabilidad sobrino del clérigo Alonso de Samarinas del que ya tenemos alguna noticia familiar más clara. Es igualmente de origen en las islas de Lanzarote o Fuerteventura y, curiosamente, clérigo en la Catedral de Santa Ana, en Gran Canaria, en 1499 en la cual tiene un hermano, Juan García de Samarinas.

         De las estancia de este Pedro García de Samarinas en Tenerife nos dice el señor Cebrián Latasa que estuvo presente en “la ocupación» “manu militari” cuando los dominicos se habían posesionado de la Iglesia de Candelaria.

         ¿Se apellidó legalmente Samarinas o usó este apellido por tomarlo de algún antepasado? Así debió de ser si en realidad fue hijo de un padre que no sabemos ni lo conoce la historia y de Luisa Morales. Toda su familia cercana procedía de los llamados “de las islas”.

          Para que la familia no desapareciera, aunque seas clérigo pero sigues siendo humano, dejó nuestro sacerdote en este mundo tinerfeño dos hijos: Lucía Samarinas, que casó con el lagunero de origen judeoconverso Bartolomé Núñez de Villavicencio (de la familia del primer esposo de doña Mencía Diaz de Clavijo, madre de nuestro Santo José de Anchieta) y un varón, Alonso de Samarinas, que casó con la viuda de Melchor Verde, Catalina Martín. El citado Melchor Verde era hijo de Marcos Verde, importantísimo colono que vino de “las islas” y al que se cita como el “entregador” de la Virgen de Candelaria y sus posesiones a los dominicos en 1534.

          Al morir sin testar este Pedro García de Samarinas, por el año 1553, dejó tras de sí un pleito familiar largo en el tiempo, pero con visos de justicia. En 1588, ya había llovido, se declara como heredero legal a un vecino de Icod, Pedro Martínez de Samarinas, por ser heredero legal de un Alonso de Samarinas esposo de Catalina Martín, a los que ya hemos mencionado como hijo y nuera de Pedro García de Samarinas, el clérigo.

          Y como no nos gusta ir dejando cabos sueltos ¿qué sabemos de este Pedro García de Samarinas y algún que otro pariente?

          Vamos a los Acuerdos del Cabildo de Tenerife en los años 1538 a 1544. ¡Caramba! nada menos que 21 citas con ese apellido. Y siempre el mismo personaje dedicado casi en su totalidad a destacarlo como racionero de la Iglesia y “embajador” del Cabildo de Canaria (Gran Canaria). El tal Pedro García de Samarinas fue hombre vinculado permanentemente al tema de harinas y granos. Las 21 citas en los acuerdos citados están referidas a temas de granos y harinas. Habría que pensar que este personaje fue en su tiempo el mayor controlador de la cilla o silla como diezmo eclesiástico en la isla de Tenerife.

          Y como la vida es larga, cuando hay salud y estás metido en harina, en los acuerdos de 1545 a 1549 sigue figurando nuestro racionero catedralicio que no encontraba reparos para sacar el trigo de Tenerife proveniente de los diezmos pagados a la Iglesia en esta isla y enviarlo a Gran Canaria. Cantidades que no eran pequeñas en algunas ocasiones, tal que así vemos en 23 de julio de 1546:

                 “E luego en este cabildo se presentó una petiçión por el raçionero Samarinas en que en efeto pide saca de seysgientas hanegas de trigo e trezientas hanegas de çevada de Santa Cruz para Canaria”

         La cosa de andar metido en harina era asunto familiar, pues su hermano Juan García de Samarinas tuvo el mismo oficio y responsabilidad en Gran Canaria desde 1513 a 1552.

          Nuestro gran señor proveedor de golosinas en el precioso kiosco Samarín nunca nos cobró el diezmo, sino que más bien alargó el valor de aquellas pocas pesetas que fueron la dulzura de nuestra infancia.

          Podríamos dedicarle a nuestro recordado Samarín el salmo bíblico:

                 “Ad Samarin qui laetificat juventutem mean”

          Para los no escolapios:

                Al Samarin que alegra mi juventud

– – – – – – – – – – – – – –

 

 

 

Related Posts

Enter your keyword