Mucho más que un desfile

Autor: Valeriano Weyler González
Publicado en Canarias en positivo y defensa.com el 7 de junio de 2025

Palacio de la Capitanía General de Canarias (6 de junio de 2025). (Foto Diario de Avisos- J. Carlos Marrero)

 

Día de las Fuerzas Armadas en Canarias

          La celebración en Canarias del Día de las Fuerzas Armadas constituye un acontecimiento de la mayor relevancia para estas lejanas tierras de España. Con tal motivo las Islas, citadas diariamente en decenas de medios de comunicación en virtud de la diferencia horaria respecto al resto de comunidades, se adelantan -”una hora más en Canarias”, diría la alocución- al resto de compatriotas para albergar un especial día de hermanamiento con sus tres Ejércitos.

         No en vano, codo con codo, Ejército y pueblo han afrontado juntos la defensa del Archipiélago a lo largo de la historia moderna y contemporánea. Destacan, por su trascendencia y magnitud, la de Tenerife contra la British Fleet del almirante Nelson, en 1797, y la de Las Palmas de Gran Canaria contra el neerlandés Van der Does, en 1599. Amén de tantas otras de menor porte en las demás islas, sumando en todas ellas sendas victorias de la monarquía hispánica sobre los atacantes extranjeros.

          En un principio las unidades militares presentes en las islas estuvieron constituidas por las milicias, integradas por vecinos, quienes junto a sus mandos hicieron frente a las amenazas de tan lejanos tiempos, defendiéndose de flotas y piratas, y a la vez participando activamente en Flandes, en el Rosellón, en Portugal e Italia, en América y en la triste guerra contra el invasor francés. Así, las unidades canarias adquirieron una singular forma de ser que en buena parte llega hasta nuestros días. Su compromiso de servir a su Patria es lugar común en las fuentes documentales de la Historia de España, constatándose también en ellas la españolidad de Canarias. Como invocase Benito Pérez Galdós al final de sus días, ensalzando la coexistencia del amor a la patria chica, regional canaria, y a la grande, nacional española: “En nosotros vive y vivirá siempre el alma española. Nosotros, los más lejanos, seamos los más próximos en el corazón de la patria”.

          Naturalmente, el Ejército que conocemos hoy en día es sustancialmente distinto. España ha cambiado mucho en los últimos tiempos, y con ella sus Ejércitos. Desde la Transición -han pasado casi 50 años- y la incorporación a estamentos internacionales de defensa, la mejora en su estructura, sistema de gestión y profesionalización ha sido más que evidente. La distancia con los tiempos de la “mili” y del blanco y negro, para quienes vivimos aquellas fechas, es inmensa. No solo se han modernizado los medios materiales, sino -más importante, si cabe- la oficialidad de carrera, con edades promedio en torno a los 45 años, pertenece a la España de la democracia y su compromiso con la Constitución es absoluto.

          Buena prueba de lo anterior la constituye la Brigada Canarias XVI, con organización y despliegue en estas islas, la unidad más joven del Ejército de Tierra y a la vez la más condecorada, continuadora de tradiciones seculares. Con casi 3.000 efectivos, el 60% de los cuales son canarios y con una destacada proporción de mujeres, a lo largo de sus 17 años de existencia ha materializado un destacable espíritu de cuerpo, de servicio, sacrificio y valor, habiendo emprendido en fechas muy cercanas una importante misión internacional en el Líbano. Vaya para ellos, desde estas modestas líneas, un mensaje de reconocimiento a su historial, de ánimo y recuerdo afectuoso.

         Quien conozca bien la naturaleza del ser humano, del polifacético “Sapiens”, no duda de que el solo hecho de no querer que nos ataquen nos libra de ser agredidos. También el devenir de los tiempos, desafortunadamente, lo demuestra. ¿Quién quiere guerras? Tal vez los mayores defensores de que las relaciones humanas discurran sin enfrentamientos, en convivencia “pacífica” permanente, sean los propios militares. Saben que acudir a un conflicto armado (recordemos que defender la integridad territorial y garantizar la soberanía e independencia de España es su primer deber, razón primordial de su existencia, antes que las también encomiables actuaciones “tipo ONG”) exige un nivel supremo de sacrificio, llegando a caer en combate en cumplimiento de su misión. Pocas profesiones conocemos que lleguen a tal nivel de entrega. Y, una vez más, la Historia certifica -obras son amores, o por sus hechos los conoceréis- que lo aceptan libremente, con capacidad de sufrimiento y disciplina férrea, a pesar de poder no estar de acuerdo en ocasiones con lo que les pide el gobierno de turno. Se preparan continuamente para ello y cumplen con su deber. Son sus valores. Una profesión vocacional sencillamente admirable.

          Digna es de admiración, con certeza, la persona que decide lanzarse a la carrera militar. Acceden solo los mejores, tras duras pruebas de admisión seguidas de varios años de formación espartana, para luego cumplir destinos con total movilidad geográfica y sin apenas margen para la “conciliación familiar” tan en boga actualmente. Sueldos no especialmente altos para su nivel y tiempo de preparación, y además sujetos a evaluación continua. Compárese tal nivel de exigencia con el de ciertos funcionariados, actividades en la vida política e incluso carreras profesionales en la empresa privada.

         La celebración de este evento en Tenerife y Las Palmas -sin menoscabo de ninguna otra localización del territorio español, en las que viene realizándose año tras año a plena satisfacción- reafirma, en nuestra opinión y en las circunstancias actuales, el firme compromiso de las Fuerzas Armadas en esta estratégica latitud sur, sin olvidar que desde el Mando de Canarias, en la santacrucera Capitanía General, se centralizan todas las operaciones correspondientes al territorio extrapeninsular, esto es, ambos archipiélagos y las Plazas de Soberanía. Un acierto asimismo de las autoridades civiles y militares insulares, como invocábamos al principio, de dar un nuevo impulso a la presencia de Canarias en España y de España en Canarias.

          Han pasado 39 años desde aquel mayo de 1986, cuando tuvimos la oportunidad de ver desfilar, con sus compañeros de la Academia General, a un Cadete muy especial. Ha valido la pena la espera. En este nuevo acontecimiento histórico podremos verlo nuevamente de uniforme, esta vez de gala, presidiendo los Actos como Jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas.

         Alta consideración acreditan nuestros actuales Ejércitos, portadores de valores, educación y tradiciones que definen nuestra idiosincrasia y cultura españolas, y aceptamos de buen grado el abrazo fraterno, fuerte y apretado, que desean darnos estos días con su presencia especial en Canarias. Con el esfuerzo diferencial que conlleva, humano y logístico. Ellos siempre están ahí, aunque no se les vea ni se les escuche… pero esta vez tendrán visibilidad. Por tierra, mar y aire, con precisión milimétrica. Mucho más que un desfile. Gracias por venir, bienvenidos y que salga todo bien… como siempre.

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