Grandy: El héroe desconocido

 

 Las caras más ocultas de la Gesta de 1797

Por Tinerfe Fumero    (Publicado en el Diario de Avisos el 25 de julio de 2011)

           “Si fuera a rodar una película sobre la Gesta, el teniente Grandy sería mi primera opción como protagonista. Gutiérrez estaría bien para una película histórica pero más aburrida… Como lo del 25 de Julio de 1797 es una historia militar de primer orden, tendría que tratarse de una película de acción. Hay otros candidatos, pero en principio me quedo con Grandy”. Quien habla así es nada menos que Teodoro Ríos, un referente indiscutible del cine canario en los últimos cincuenta años a la par que presidente de la Asociación Gesta 25 de Julio de 1797.

          En la histórica victoria de los tinerfeños sobre el gran marino británico Horacio Nelson se puede encontrar, ocultos al gran público, a una serie de personajes extraordinarios rescatados del olvido por especialistas y curiosos, pero desconocidos aún para la ciudadanía.

          Uno de los casos más llamativos es el de Francisco Grandy Giraud. Sin la participación de este teniente santacrucero, el resultado de aquella memorable batalla bien pudo ser diferente.

          Con cabeza y con coraje

Lejos de pretender emular el gran trabajo de los estudiosos locales -muy recomendable la web www.amigos25julio.com-, veamos como dos acciones de Grandy en aquellos cinco días de julio definen a este héroe tanto desde la perspectiva intelectual como la emotiva.

En frío, y a pesar de la terrible amenaza que suponía la presencia de la gran flota inglesa frente a las costas tinerfeñas. Grandy fue quien advirtió al gobernador del castillo de San Cristóbal, José Monteverde, que el punto ideal para un desembarco -la playa de La Alameda- estaba desguarnecido por la artillería local. A pesar de que el consejo llegó la noche antes del ataque, Monteverde supo escuchar a su brillante oficial y ordenó abrir una tronera en la que se situó el cañón Tigre, por todos conocido como la pieza artillera que mutiló a Nelson y terminó por decidir la contienda.

En caliente, en medio del fragor del combate, también está documentado que fue Grandy quien lideró a un puñado de valientes para rescatar los cañones que los ingleses desembarcados habían clavado al suelo en la punta del muelle y así inutilizarlos. El teniente y sus hombres quitaron los clavos y las piezas volvieron a enviar mensajes de muerte y destrucción al invasor.

          ¿Artillero del Tigre?

No hay duda de que el general Antonio Gutiérrez de Otero y un cañón, el Tigre, son los iconos populares de la bien llamada Gesta.

Pero, ¿fue Grandy el que manejó la conocida pieza artillera? No hay constancia histórica, pero sí de que el teniente, ante la falta de hombres, hizo funciones de artillero lo que, unido a que el Tigre estaba a su mando, no es de ilusos imaginar al propio Grandy barriendo a cañonazos la playa con la metralla que acabó destrozando el brazo derecho al futuro vencedor de Trafalgar, firmando así la mayor derrota del considerado como más ilustre de la por sí espléndida historia de la Marina inglesa.

“Nunca sabremos quién disparó el cañón y lo más probable es que se tratase de un artillero anónimo”. Quien nos devuelve al terreno de lo plausible es Jesús Botana, miembro de la Tertulia de Amigos del 25 de Julio. A cambio, Botana nos abre la espita de toda una granada de personajes desconocidos que destacaron por su valía en la defensa de Santa Cruz de Tenerife: “Grandy lo hizo muy bien, pero hay más. Se me ocurre inmediatamente el nombre del teniente Siera, pero podríamos hablar desde las aguadoras, cuyo comportamiento fue fabuloso, hasta el propio Gutiérrez, al que España no ha reconocido como debe. Al fin y al cabo, derrotó a los ingleses en tres batallas distintas: aquí, en Menorca y en Las Malvinas. Casi nada…”.

Y el protagonista es para…

Le pedimos a Teodoro Ríos que escoja un actor para el papel del teniente Francisco Grandy en su futura película sobre la santacrucera Gesta de 1797.

El cineasta pide presupuesto, pero como a los maestros no se les debe poner límite a la hora de la creación se le firma un cheque en blanco con los ceros que desee. “Ya estoy viendo a Javier Bardem, un tipo duro, desclavando los cañones bajo el fuego enemigo…” vislumbra este genio de la imagen, que inmediatamente añade que “si no está libre, llamamos a Viggo Mortensen… ¡No, espera! ¡Ya lo tengo! Para Grandy me quedo con Tom Cruise. Ése me vale…”

Un merecido homenaje en el Museo de la plaza de España

Más allá del esfuerzo realizado por los especialistas, el relevante papel del teniente Francisco Grandy Giraud en aquellos días de julio de 1797 ha empezado a trascender gracias a un panel explicativo que se encuentra en el pequeño pero imprescindible Mueso ubicado en el subterráneo de la plaza de España. Es allí, precisamente donde descansa el cañón Tigre junto a lo que se conserva de las antiguas murallas, surge en una pared el nombre de Grandy detallando cómo su conocimiento militar resulta decisivo en los preparativos de la batalla. Luego tendría igualmente protagonismo durante la batalla.

Datos biográficos de Francisco Grandy

Francisco Grandy Giraud (1755-1802) nació en Santa Cruz de Tenerife un 23 de enero, siendo hijo de la lagunera Ana Josefa Giraud y del comerciante gaditano Anastasio Grandy, establecido en la capital tinerfeña desde su juventud, .tal y como nos informa Jesús (sic) Arencibia.

Es el recién nombrado Cronista oficial de la ciudad, Luis Cola Benítez, el que nos ofrece un retrato de Grandy en su apasionante Aquellos (sic) Cinco días de Julio: “Era de las Milicias Provinciales de Artillería y tenía fama de buen militar, responsable y cumplidor, aunque de carácter severo. Soltero, taciturno y solitario, era persona de pocas palabras y de aspecto no muy saludable. Lo que se dice un hombre gris. Sin embargo, en el pueblo se hablaba de su vasta cultura —era “muy leído”, se decía—, lo que contrastaba con la idea que comúnmente se tenía de un militar, a quien generalmente se consideraba más afín a las ciencias y artes prácticas que a las letras.

Su padre, don Anastasio Grandy, era un conocido mercader establecido en la población desde hacía muchos años, cuyo negocio consistía principalmente en el comercio de artículos de bronce y cristal, y que también solía traer libros. Esto hacía que su tienda fuera frecuentada por caballeros, tanto del mismo puerto como de la Ciudad, que allí acudían a conocer o adquirir las novedades literarias que don Anastasio recibía de España y de Europa. Su hijo don Francisco tenía así fácil acceso a las fuentes de ilustración que aquellos libros representaban y concurría habitualmente a las pequeñas tertulias que en la tienda de su padre tenían lugar, de manera especial después de la llegada de los buques procedentes de Cádiz, Marsella o Génova”.