522 años de historia santacrucera

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en el Diario de Avisos el 3 de mayo de 2016)
 
 
 
          La ciudad de Santa Cruz de Santiago de Tenerife debe su nombre a la modesta Cruz de madera que Alonso Fernández de Lugo, capitán de las huestes castellanas, plantó el 3 de mayo de 1494 en la pedregosa playa en la que había desembarcado, situada en el menceyato de Anaga, al que los guanches llamaban Añazo.
 
          Pero Fernández de Lugo no fue el primero que intentó establecerse en este lugar de la isla de Tenerife pues, en 1464, Diego García de Herrera, marido de Inés Peraza -señora de la Isla-, logró alcanzar un acuerdo con el Mencey de Anaga para construir una torre o baluarte en la desembocadura del barranco de Tahodio, destinada a proteger el desembarcadero, aunque su permanencia sería breve pues los guanches la echaron abajo en un arrebato por los abusos e injusticias cometidas por aquellos foráneos ocupantes.
 
          En 1492, sería el gobernador de Canaria, Francisco Maldonado, el que realizaría un  nuevo intento de colonización, desembarcando en la playa de Añazo y siendo derrotado por los guanches en las cercanías de la actual Ofra, hasta donde habían logrado llegar. Al año siguiente, Lope de Salazar, navegante y mercader de esclavos, logró hacer las paces con los guanches de Anaga, quienes le permitieron establecer algunas relaciones comerciales. 
 
          Alonso Fernández de Lugo desembarcó en Tenerife, el 1 de mayo de 1494, por distintos lugares que presumía escondidos: el puerto de los Caballos -muelle de la Hondura-, único lugar apropiado para poder bajar los 155 caballos que traían, la caleta de Negros -actual Parque Marítimo- y la desembocadura del barranco de Añazo -Diego Santos-, por donde lo hicieron 1.200 soldados.
 
          El campamento del Real de la Conquista lo montaron en la playa de Añazo, pues su ubicación les permitía controlar los posibles ataques de los guanches de los menceyatos de Anaga, Tegueste, Güimar, etc. En este lugar, el día 3 de mayo de 1494, clavaron una rudimentaria Cruz de madera, cerca de la orilla del mar, y oficiaron la Santa Misa que conmemoraba la fundación del primer enclave castellano en Tenerife.
 
Fundación de Santa Cruz  Óleo de Gumersindo Robayna Custom
Fundación de Santa Cruz. Öleo de Gumersindo Robayna
 
          Según el célebre historiador tinerfeño José de Viera y Clavijo, “aquella ribera se intituló Puerto de Santa Cruz, en alusión al madero cruciforme que traían consigo”.
 
          La Cruz permaneció en el mismo lugar durante muchos años, olvidada por unos y abandonada a su suerte por otros, soportó lluvias, sol y la maresía. Así la encontramos en el plano de 1701, realizado por el ingeniero Miguel Tiburcio Rossel y Lugo, donde aparece dibujada al naciente de la plaza de la Iglesia. En la actualidad, este lugar se encuentra en la confluencia de la avenida Marítima y la calle Bravo Murillo, entre el Edificio Mapfre y el solar de Unelco, muy cerca de la parada del tranvía metropolitano, denominada Fundación, a propuesta del cronista oficial de la ciudad y miembro de nuestra Tertulia, Luís Cola Benitez.
 
Cruz Fundacional en 1701 Custom
 
La Cruz fundacional en el plano de Miguel Tiburcio Rossel (1701)
 
 
          En 1735, cuando los hermanos Logman construyeron una casa para instalar en ella una carnicería, con el fin de que su renta ayudara a los pobres recursos de la primera iglesia de la que eran sacerdotes, la Cruz quedó encajada entre ésta y la muralla que servía de parapeto defensivo; por ello, en 1745, el alcalde Juan de Arauz y Lordelo, al observar el estado de deterioro y abandono en que estaba la Cruz, mandó construirle una capilla para que quedara resguardada, denominándose capilla de la Santa Cruz o del Santo Sudario. A partir de esta fecha, cada 3 de mayo comenzó a celebrarse su festividad. Al derribarse la citada capilla, los frailes franciscanos pusieron la Cruz junto a la puerta de la ermita de San Telmo, donde quedó olvidada por aquellos que no conocían su historia y la indeferencia de los que, aún conociéndola, no eran conscientes de su valor testimonial. 
 
Cruz Fundacional Custom
 
La Cruz olvidada en el siglo XIX
 
          Sería en 1850 cuando el capellán del Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados, el dominico Lorenzo Siverio, valorando lo que aquel antiguo símbolo representaba para la población, tomó la decisión de trasladarla a la capilla del Hospital, exclamando: “Nadie presta hoy atención a esta vieja reliquia, pero llegará el día en que todos se la disputarán”.
 
          Poco a poco, los habitantes del Puerto de Santa Cruz de Añazo comenzaron a conocer lo que aquella vieja reliquia representaba para el Lugar y comenzaron a sentir interés por el testigo fundacional de su historia.
 
          La primera procesión de la Cruz Fundacional tuvo lugar en 1867. Salió de la ermita de San Telmo y recorrió el engalanado barrio del Cabo, en cuya plaza por la noche hubo paseo y música y se quemaron fuegos de artificio. 
 
          En 1871, cuando el alcalde Emilio Serra y Ruz comenzó a interesarse oficialmente por  la Cruz, promoviendo que fuera reconocida su titularidad municipal, se cumplió lo que había vaticinado el fraile dominico: “llegará el día en que todos se la disputarán”,  pues la parroquia no veía con buenos ojos las pretensiones del Ayuntamiento; las autoridades de Marina alegaron que les pertenecía, pues San Telmo era la ermita de los mareantes; y, el Ayuntamiento de La Laguna alegaba que al ser una pieza fundamental en la historia de la Isla, debía conservarse junto al Pendón de la Conquista.
 
          Por fin, el 19 de abril de 1873, la Comisión Provincial informó que la Cruz de la Conquista pertenecía de hecho y de derecho al municipio de Santa Cruz, autorizando a recoger todos los ornamentos que le pertenecían para su custodia. El inventario de los enseres existente en la ermita de San Telmo decía: “La Cruz llamada de la Conquista, de madera de tiempo inmemorial, se encuentra al lado del Evangelio, dentro de una urna de madera con cristales, y tiene un sudario de tafetán blanco. Para su adorno se utilizan dos jarrones chinos con filetes dorados y catorce faroles de vidrio de diversos colores”.
 
          El 1 de mayo de 1874, la Cruz se trasladó a la iglesia de San Francisco, donde quedó custodiada hasta el día 3, en que tuvo lugar la ceremonia y la posterior procesión por las calles de la ciudad, acompañada de toda la Corporación municipal y multitud de personas. La procesión fue calificada por los medios de comunicación como espectáculo grandioso.
 
          Tal como había acordado la Comisión Provincial, la Cruz quedó custodiada en San Telmo y, en su festividad de mayo, salía en procesión por las engalanadas calles del barrio del Cabo hasta la parroquia de La Concepción.
 
          En 1892, para conmemorar los cuatro siglos de existencia de la Cruz Fundacional, y con el fin de preservarla en las mejores condiciones posibles, el Ayuntamiento encargó un relicario de madera, níquel y cristal, al orfebre Rafael Fernández-Trujillo y Toste, en cuya parte superior figura el escudo de armas de Santa Cruz de Tenerife y una inscripción que dice: “Aquí se encierra la Cruz colocada por el conquistador de Tenerife Don Alonso Fernández de Lugo en el altar ante el cual se celebró por primera vez el Santo Sacrificio de la Misa en la playa de Añaza, día 3 de mayo de 1494. Fue costeada por el Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz en 1892. In hoc signo vinces”. De esta forma se le otorgaba a la Santa Cruz Fundacional y a la conmemoración anual de su festividad un carácter institucional del que antes había carecido.
 
          En 1896 sería trasladada, de madera definitiva, a la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, donde permanece y recibe culto.
 
          La Cruz Fundacional forma parte del Escudo Heráldico de Santa Cruz de Tenerife, otorgado por el rey Carlos IV, desde el 28 de agosto de 1803, donde aparece superpuesta a la Cruz de Santiago, debido a que ambas simbolizan dos hitos importantes en la historia de la ciudad: La Fundación, el 3 de mayo de 1494, y la derrota de la escuadra inglesa, al mando del contralmirante Horacio Nelson, el 25 de julio de 1797, festividad de Santiago Apóstol.
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -