Los restos de la desmemoria

 
Por Natalia Torres  (Publicado en el Diario de Avisos el 24 de abril de 2016).
 
 
 
          Diecisiete fuertes, entre castillos, plataformas y baterías. Esta era la composición de la que fue la muralla defensiva más importante con la que contó el Archipiélago canario en el siglo XVIII. Una defensa que hacía que Santa Cruz tuviera la consideración de Puerto y Plaza Fuerte, la única de Canarias. Tres siglos después de tan imponente poderío, que hacía que las naves que iban y venía de América se refugiaran de los ataques piratas en la costa chicharrera, apenas quedan vestigios de aquella época, aunque sí los suficientes para que aún se pueda proteger y aprovechar como reclamo turístico en una ciudad que despierta al fenómeno del turismo. Como señala la Tertulia Amigos del 25 de Julio, firme defensora de la historia chicharrera, “aún estamos a tiempo de recuperar y darle un uso a los que nos queda”.
 
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Torre de San Andrés
 
         Siguiendo la línea costera desde el norte hacía el sur de Santa Cruz, la muralla defensiva empezaría en el castillo de San Andrés, que permanece erguido, partido por la mitad. Como explica el presidente de la Tertulia, José Manuel Ledesma, “nosotros apostamos por reconstruirlo. Tenemos los planos sobre los que se levantó y hacerlo de nuevo sería como coser y cantar”. La propuesta es que se convierta en centro de interpretación para el Parque Rural de Anaga.
 
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Castillo de Paso Alto
 
          El siguiente hito que aún queda en pie es el Castillo de Paso Alto, que necesita de una recuperación total y al que incluso, apunta Ledesma, se le podría dar un uso comercial (una cafetería o un restaurante) si con eso se logra su rehabilitación. “Evidentemente no sería el uso más adecuado, que sería el de un museo militar, como lo fue en algún momento, pero se trata de que la gente lo visite y se mantenga”, detalla el presidente de la Tertulia.
 
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Murallas del Castillo de San Cristóbal
 
          Ya en pleno centro de la ciudad están los restos del Castillo de San Cristóbal, que salieron a la luz con la reforma de la plaza de España. Allí se ha creado un centro de interpretación en el que también está el famoso cañón Tigre, y en el que se cuenta la historia de la batalla más importante de la historia de Santa Cruz, el ataque del contralmirante Nelson y la defensa del general Gutiérrez.
 
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Murallas de la Batería de San Francisco
 
          Siguiendo en ese línea defensiva que aún puede contemplarse está lo que queda de la batería de San Francisco, junto al Auditorio de Tenerife. “Este enclave ha sufrido un expolio brutal” reconoce Ledesma quien recuerda como él mismo ha sido testigo de como se llevaban las piedras que conforman esta retazo de historia. “Hasta ese punto llegaba el mar. La gente no es consciente de lo que supone mantener estas estructuras para conocer cómo evolucionó la ciudad”.
 
          El último de los restos defensivos es el Castillo de San Juan o el Castillo Negro como lo conoce casi todo el mundo. Más allá de este punto, Ledesma solo recuerda un trozo de la muralla defensiva que aún puede verse y es la que se sitúa entre San Telmo y el que fuera el antiguo cuartel de San Carlos, “en el suelo hemos puesto una placa para que la gente sepa que ahí queda un trozo de esa muralla defensiva”.
 
          Desde la Tertulia se aclara que la que se conoce como batería del Bufadero, junto al Balneario, no se incluye dentro de esta defensa originaria porque data de 1914.
 
          En el libro editado por la Tertulia que lleva por título La Gesta del 25 de Julio de 1797, se hace una cronología de la construcción de estos hitos defensivos. Recuerda que Santa Cruz empezó siendo un lugar por donde desembarcaban los viajeros que se dirigían a La Laguna, así como las mercancías que la abastecían. El Adelantado Alonso Fernández de Lugo, en 1513, construyó la torre llamada el Cubilete Viejo, que estaba situada donde después se levantó la batería de la Concepción (actual edificio del Cabildo). Para completar la defensa, en 1554, se inició la construcción de la fortificación denominado La Fortaleza. No obstante, entre las dos no cubrían La Marina por lo que, alrededor de 1570, el Cabildo inició la construcción de un gran castillo en las inmediaciones de La Laja, el de San Cristóbal. En 1625 se construyó una plataforma sobre un pequeño fuerte que se había levantado en 1582 y que ya recibía el nombre de Santo Cristo de Paso Alto; entre 1640 y 1643 se levantó el Castillo de San Juan. Con estas construcciones quedaba concluido el esqueleto defensivo de Santa Cruz. Baterías y reductos completaron lo que a finales del XVIII ya era Plaza Fuerte.
 
Un recorrido turístico por los puntos que quedan en pie en el litoral
 
          La Tertulia Amigos del 25 de Julio ya ha puesto en marcha experiencias con los alumnos de Turismo para hacer un recorrido histórico por la costa chicharrera a través de los restos de la muralla defensiva que aún quedan en pie. “Con ellos hemos hecho el recorrido por los hitos que aún pueden verse y que sirven de excusa para contar la historia que hay detrás de esas piedras, como por ejemplo la batalla del 25 de julio”. También, los guías turísticos que se dan cita en la plaza de España incluyen parte del recorrido por estas estructuras que aún siguen en pie como fuente de atracción para los turistas.
 
“Nosotros nos hemos propuesto que se ponga algún tipo de señal en el suelo, ya sea pintando unas líneas u otro motivo, que indique a los visitantes el recorrido que le lleva de uno a otro punto”, detalla Ledesma. El presidente de la Tertulia insiste “aún estamos a tiempo de recuperar lo que queda” y lo que queda, admite, es lo que el desmesurado desarrollo de lo 70 dejó en pie tras llevarse por delante parte de la historia de Santa Cruz.
 
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