Plaza 25 de Julio (Plaza de los Patos)

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en el Diario de Avisos el 20 de diciembre de 2015).
 
 
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           La Plaza 25 de Julio, conocida popularmente como plaza de los Patos, construida entre 1913 y 1917, debe su nombre a la GESTA DEL 25 DE JULIO DE 1797, en la que las milicias tinerfeñas, al mando del general Gutiérrez, derrotaron a la escuadra inglesa comandada por Horacio Nelson.
 
          En el Plan de Ensanche de Santa Cruz de Tenerife, realizado en 1888 por el arquitecto Manuel de Cámara (1848-1921), se proyecta la Gran Vía (Avenida 25 de Julio) que atraviesa la ciudad de Norte a Sur. Para su trazado el Ayuntamiento compró al Gobierno los terrenos sobrantes del Hospital Militar. 
 
          Cuando en 1924 se abre al tráfico la Gran Vía, desde la Plaza Weyler hasta el Paseo de los Coches (La Rambla), incorpora una glorieta a modo de Plaza con el fin de enlazar las futuras calles de Viera y Clavijo, General O´Donnell y Costa Grijalva. La fecha coincide con el comienzo de la edificación del Barrio de los Hoteles por la Sociedad de Edificación y Reformas Urbanas.
En la citada rotonda, el alcalde Pedro Schwartz, en la sesión del 2 de enero de 1901, propone levantar un monumento al General Leopoldo O´Donnell, nacido en Santa Cruz de Tenerife.
 
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Piedra del Rey
 
          La primera -y única- piedra se colocó en 1906, aprovechando la visita de Alfonso XIII, a quién acompañaba su hermana Teresa de Borbón, su cuñado Fernando de Baviera, y los ministros de la Guerra y la Gobernación. Bendijo el acto el Obispo Rey Redondo. Como las obras no se pudieron llevar a cabo, debido al excesivo coste (15.000 pesetas), la piedra fue protegida con una valla metálica durante tres años, motivo por lo que este espacio se conocía como La Piedra del Rey
 
          Como el Barrio de los Hoteles fue adquiriendo importancia, el arquitecto y urbanista Antonio Pintor (1862-1946) redactó en 1913 un proyecto de fuente, formado por una serie de parterres con árboles y plantas en torno a un estanque irregular, de cuyo centro salían rocas volcánicas por la que manaba agua, todo ello coronado por la figura de un niño. Lo que hizo que también se denominada Plaza del Niño. Esta estatua fue cambiada por una garza o cisne de cerámica que lanzaba un chorro de agua a través de su pico. El nombre popular se debe a los patos que se colocaron en este estanque.  La fuente, los seis bancos de madera y algunos parterres, fueron donados por la Junta de Fomento del Turismo en 1917, año en que se terminó.
 
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La Plaza de los Patos hacia 1930
 
          En 1926, los vecinos del Barrio de los Hoteles, con el fin de darle un  carácter burgués a la Plaza, llevaron a cabo una serie de colectas, verbenas, tómbolas, etc. hasta completar las 4.000 pesetas que costaron las obras. El resultado es una réplica de Plaza de las Ranas, del Parque de Maria Luisa de Sevilla, formada por un estanque central de azulejos, rodeada de ocho ranas de cerámica por las que fluye el agua, y un pato en el centro de la fuente, donde antes había una tortuga. También se instalaron 26 bancos -algunos se situaron en la Rambla- se hicieron parterres, donde anteriormente se encontraban los laureles de indias, y se le añadieron palmeras y 200 rosales. Los bancos, también de azulejos de la fábrica Mensaqué Rodríguez, de Triana-Sevilla, fueron donados por las casas comerciales de la época (vehículos, tabaco, chocolate, etc.) cuya firma figura en el respaldo.
 
          Pero muchas veces, la dejadez puede hacer que rincones extraordinarios y monumentos históricos como la Plaza de los Patos, pierdan todo su sentido; por ello, en 1969, hubo que repro ducir la fuente, los bancos y los jardines con nuevas piezas, esta vez realizadas artesanalmente en la fábrica sevillana “Cerámica de Santa Ana”.
 
           En torno a la Plaza surgió el Barrio de los Hoteles, un  conjunto residencial donde vivía la nueva burguesía que controlaba el tráfico mercantil del puerto. Estas edificaciones que han sobrevivido a la brutal especulación urbanística de los últimos años, conforman en la actualidad un Conjunto Histórico declarado Bien de Interés Cultural (BIC). 
 
          Salvo algunas transformaciones que lo dañan especialmente, como el edificio de correos, todavía se puede contemplar el palacete de Juan Martí-Dehesa, el Edificio Roma, de Juan Rodríguez López, la farmacia Castelo, y la Iglesia anglicana, un conjunto de obras de arquitectura eclécticas, historicistas y racionalistas de los arquitectos Pisaca, Blasco, Marrero Regalado y Fernández de la Torre.
 
          Como entre los objetivos que el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, considera prioritario rehabilitar en esta legislatura se encuentra la Plaza de los Patos, considerada por muchos ciudadanos y foráneos como una de la más bella de Santa Cruz de Tenerife, estamos seguros que  la concejal de Patrimonio Histórico, Yolanda Moliné, pondrá todos los medios disponibles para que pueda ser admirada en el Centenario de su construcción (2017).
 
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