El Castillo de San Miguel en Garachico (Fortificaciones de Tenerife - 3)

 
Por Alastair G. Robertson (Publicado en inglés en el número 480 de Tenerife News - 26 de julio a 8 de agosto de 2013). Traducción de Emilio Abad.
 
 
San Miguel 3 Custom         
 
 
          Partiendo de Adeje y continuando nuestra ruta en el mismo sentido de las agujas de un reloj, en Garachico, al Noroeste de Tenerife, encontraremos el Castillo de San Miguel, que es el segundo fuerte más alejado de Santa Cruz. Si parte de la capital puede coger la guagua 107, directa a Garachico, o si lo hace desde el sur puede tomar la 460, de Costa Adeje a Icod, una ruta con espectaculares vistas, y luego cambiar a la 363 que le llevará a Garachico. Pero, que le sirva de aviso, en el norte puede usted encontrarse con grandes grupos de erráticos alemanes que, sin excepción, desconocen la norma de guardar colas. Si usted es el primero de la cola, asegúrese de ser el primero en acceder al autobús, sin necesidad de que sea muy cortés en conseguirlo. (Si algunos alemanes leen esto, que tomen nota y, por favor, sean considerados con los demás, cualquiera que sea su nacionalidad).
 
          El Castillo de San Miguel nunca defrauda. Situado junto al mar, su estado de conservación es excelente, permaneciendo inalterado desde que se utilizó con fines militares, y su compacta y cuadrada estructura inspira confianza. El fuerte se conserva inmaculadamente limpio, con paneles informativos para quienes hablan español y con muchos dibujos para quienes no lo hacen. Las presentaciones incluyen informaciones de historia natural y social. Se puede acceder a la plataforma artillada en  la parte superior desde la que se puede contemplar el mar a su frente. Y los guías son muy eficaces.
 
          El Castillo de San Miguel lo mandó levantar en 1552 el Capitán Diego Pérez Lorenzo, alcalde de Santa Cruz, en momentos en que Garachico era el principal puerto de la isla y apoyo de las ricas tierras agrícolas de la zona. Se autorizó su reconstrucción en 1575, pero ésta no comenzó hasta 1577. Los escudos de armas sobre la puerta honran al rey Carlos V, a la familia del Hoyo, a la isla de Tenerife y al Gobernador de Santa Cruz Álvarez de Fonseca, pero hay otro desgastado por las inclemencias del tiempo que es muy difícil de identificar. Desgraciadamente para Garachico, como consecuencia de la erupción volcánica de 1706 la ciudad cedió su importante status a Santa Cruz. Así y todo, en un inventario de 1788 se puede comprobar que el castillo contaba aún con ocho cañones y un mortero y una guarnición compuesta por un oficial, un sargento, dos cabos y trece soldados. Este contingente se aumentaba en tiempos de guerra con otros tres oficiales, tres sargentos, cinco cabos y ochenta soldados. En esas circunstancias el fuerte estaría abarrotado. El último castellano se ausentó en 1849, y la fortaleza dejó de tener utilidad militar en 1875. Finalmente, el Ejército lo cedió en 1905.
 
          Señalaré que los guías del Castillo no hablan inglés, lo que me proporcionó la oportunidad de poner en práctica mis conocimientos lingüísticos. Garachico ofrece además el plus de contar con varias cafeterías cercanas que añaden placer a la visita; en concreto, en una se sirven unos pasteles excepcionalmente deliciosos.
 
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