Turismo y petróleo (Puerto y puerta - 144)

 
Por Rafael Zurita Molina (Publicado en el Diario de Avisos el 16 de marzo de 2014).
 
 
           No amainan los debates que sobre la industria petrolera y el preponderante sector turístico animan la actualidad política canaria. Tienen que ver con su cuestionada compatibilidad tras el anuncio de las proyectadas prospecciones en busca de petróleo en la zona marítima próxima a las islas orientales del Archipiélago.
 
          Acerca de este asunto, a raíz de la celebración el 17 de mayo de 2012 de las II Jornada sobre Turismo, organizada por el Grupo de Comunicación DIARIO DE AVISOS, hice entonces ciertas consideraciones con respecto a uno de los temas tratados: turismo y petróleo.
 
          Recapitulando, comentaba en este espacio que no era factible definirse al respecto, desde el momento de advertir que, entre las varias intervenciones, no se mencionara a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, cuando hace más de ochenta años convive con una refinería de petróleos. Y parecía más inexplicable en el punto que el subsecretario de Estado de Industria, Energía y Turismo, que anuncia defender los intereses canarios ante la Administración central, buscó y halló la deseada compatibilidad en tierras americanas, disponiendo con anticipación, eso sí, poner las futuras plataformas en el puerto de la Luz y de Las Palmas.
 
          Con motivo de la inauguración de la refinería, el 27 de noviembre de 1930, el periódico La Prensa destacaba la importancia que este acontecimiento tiene para Tenerife y especialmente para Santa Cruz, por la aportación que significa para el porvenir industrial de España.
 
          Decía entonces y reitero ahora que la refinería de Tenerife, con las inherentes servidumbres que se quieran, no ha sido óbice para que esta ciudad y puerto esté circundada por arboladas calles, ramblas y avenidas, ornándose con frondosos y ajardinados parques y plazas; cerca de un millón y medio de metros cuadrados de superficie verde.
 
         Abundando sobre la compatibilidad de esta importante industria en Canarias, cuya situación estratégica le ha permitido abastecer de derivados petrolíferos a diversos mercados nacionales e internacionales, no le ha impedido convivir con otros también importantes sectores económicos, especialmente el turístico.
 
          Sin embargo, abundando en tales reflexiones, cuando es patente que la ciudad ha ido creciendo alrededor de las instalaciones de la refinería, cediéndole ésta, incluso, parte de su terreno para la actual expansión de la capital al sur, se imponen inteligentes soluciones.
 
          De momento, reflexionar sobre un mensaje que recibió José Carlos Marrero, publicado en su página El cotarro, en el DIARIO del pasado domingo. Son preguntas que se hacen cuando se dice que la refinería de Tenerife debe irse a otro lado. Entre otras, elijo tres: ¿se reinstalará en otro sitio de Canarias? ¿Dónde se colocan los profesionales que se irían al paro? ¿A quién le interesa de verdad que la refinería se vaya? ¡Cuidado!
 
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