Presentación de su libro "Itinerario histórico de Santa Cruz de Santiago de Tenerife"

 
Palabras pronunciadas por Luis Cola Benítez en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife el 21 de enero de 2014.
 
 
         
          Señoras y señores, amigos:
 
          Gracias a todos por arropar con vuestra presencia a este curioso de los entresijos de nuestra historia.
 
          Y gracias a mi amigo Emilio Abad, que es incorregible, pues como él bien ha dicho sabe que lo que le pedí fue que presentara mi libro, no a mí. Su acendrado sentido de la amistad una vez más le ha traicionado y ha dicho cosas que me hacen pensar que me ha confundido con algún otro.
 
          Si me permiten un inciso, yo no le conocía hasta que en 1997, en representación del Capitán General y como Jefe de Estado Mayor, asistió a la presentación, en este mismo magnífico escenario, de mi libro Santa Cruz Bandera Amarilla. Yo ni sabía quién era. Al terminar el acto se me acercó para que le firmara un ejemplar e, inocentemente, le pregunté su nombre: “Soy el General Emilio Abad”.., y me quedé cortado. Él lo notó, y tuve que explicarle: “Es que no sé cómo se le dedica un libro a un General, pues no lo he hecho nunca”. Su contestación fue rápida y contundente: “Tú pon ahí “A mi amigo Emilio Abad”… y ya está”. Desde aquel momento fue ciertamente mi amigo, amistad que se acrecienta y se hace más entrañable con el paso del tiempo, aunque al principio creo que tardé más de un año, a pesar de sus continuos requerimientos, en atreverme a tutearle. Gracias, mi General, o mejor dicho, gracias, mi amigo. Las palabras que me has dedicado han servido, sobre todo, para dejar constancia de tu extraordinaria hombría de bien.
 
          Gracias, muy especialmente y muy sinceras, al Sr. Alcalde, por su generosa acogida y aceptación de lo único con lo que yo podía corresponder al honor de haber sido nombrado Cronista Oficial de la Ciudad, y por la presentación que sirve de pórtico al libro.
 
          Mi sincero agradecimiento, también, a los partícipes en la edición: El Organismo Autónomo de Cultura y a su responsable doña Clara Isabel Segura; la Sociedad de Desarrollo, con don Florentino Guzmán a la cabeza; y el Gabinete de Protocolo, que magistralmente dirige don Manuel Pío.
 
          Gracias, muchas, a Carlos Gaviño, responsable del saludable y bonito aspecto que presenta la “criatura”, amigo y profesional excepcional, insoportable a veces por su escrupulosidad en el detalle… y así le salen sus trabajos. Y gracias a Josafat Páez, artista de la edición digital, por su paciencia infinita en soportarnos durante horas, día tras día, a Gaviño y a mí junto a su ordenador pidiéndole lo imposible…, y él lográndolo.
 
          Y gracias a cuantos me han animado, aconsejado, colaborado y criticado con sus consejos y aportaciones a sacar adelante este Itinerario.
 
          Como he dicho en otras ocasiones, yo no comparto la actitud de aquel famoso escritor que amenazaba con abandonar el plató de televisión porque él había ido allí sólo a hablar de su libro. Creo innecesario que un autor hable de su obra… “a balón pasado”, si se me permite el símil futbolístico. El autor ya tiene que haber dicho en su libro lo que quería decir, y si se le quedó algo en el tintero, peor para él. Los únicos acreditados para hablar, una vez parido el invento, son los lectores a los que está dirigido…, y de verdad que espero que lo hagan sin cortapisas, pues sus observaciones y críticas, a mí, eterno aprendiz, me servirán para mejorar en el futuro.
 
          Además, ya explico en el trabajo cuál ha sido mi intención: Poner al alcance de cualquiera los valores y las razones históricas de nuestro patrimonio urbano, tan desconocido por muchos de nuestros conciudadanos. Existen guías, callejeros, tratados de mayor o menor enjundia, que no siempre calan o están al alcance de todos.
 
          Este trabajo es un compendio de lo que otros han dicho, entrelazado con datos y aportaciones propias, fruto de muchas horas de husmear en archivos y hemerotecas. Espero y deseo que su contenido sea útil e incite a los posibles lectores a profundizar en el conocimiento de la ciudad, pues no se puede querer lo que no se conoce. La Bibliografía que se cita puede servir de ayuda a alguien que desee ampliar el contenido de los temas tratados.
 
          No es el momento de profundizar en aspectos actuales relativos a la conservación del patrimonio de nuestra ciudad, en la necesidad de cuidarlo, adecentarlo, conservarlo y yo diría de hasta mimarlo. Santa Cruz puede que no tenga la monumentalidad de otras capitales con más larga historia, pero lo que tenemos -y tenemos mucho más de lo que algunos creen- es lo único que nos permite recordar lo que fuimos y lo que somos, y saber y tener presente lo que queremos ser.
 
          El Sr. Alcalde conoce lo que pienso sobre, por ejemplo, las fuentes históricas, los espacios emblemáticos urbanos -algunos humildes, pero que nos hablan de nuestras raíces y merecen todo nuestro respeto- sobre edificios de singular arquitectura, unos públicos y otros privados, algunos de ellos en estado lamentable, para los que se hace urgente el recuperarlos y -en su caso- encontrar fórmulas de cooperación con los propietarios que les inciten a restaurarlos y conservarlos. Hay por delante un largo camino de pequeñas o no tan pequeñas actuaciones, sin necesidad de obras faraónicas, camino que puede y debe recorrerse sin prisas pero sin pausa. Si no se desmaya en la labor, antes de que nos demos cuenta dará los frutos de una ciudad más agradable y atrayente para propios y extraños, de la que nos podamos sentir más orgullosos cada día y que -también hay que tenerlo presente- nos brindará mayor rentabilidad. Además, no hay que olvidar que el patrimonio urbano es el único testimonio físico en el que se materializa, puede decirse en el que cuaja y toma forma, el alma de la ciudad.
 
          Este Itinerario que hoy queda a disposición de todos no pretende sentar cátedra, pues es evidente que es uno entre otros muchos posibles. Sólo intenta divulgar de forma sencilla y comprensible la riqueza patrimonial de nuestra Capital. 
 
          Si, según el poeta, se hace camino al andar, sin mayores pretensiones no he hecho otra cosa que intentar trazar una veredita que nos hable de nuestra historia, y sobre todo de sus más profundas y auténticas razones, en un lenguaje común para todos.
 
          He intentado hacerlo, como decía Gonzalo de Berceo, “en román paladino con el cual suele el pueblo fablar con su vecino”. A lo que añadía muy sabiamente el insigne y perspicaz fraile riojano, que para ello lo mejor era acompañarse de “un vaso de bon vino”.
 
          Que así sea.
 
          De nuevo, muchas gracias a todos.
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -