El retrato de Isabel II (Retales de la Historia - 135)

 
Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 17 de noviembre de 2013).
 
 
           En el Palacio Municipal de Santa Cruz se exponen varios retratos al óleo de importantes personajes de la vida nacional y local, de algunos de los cuales no se conoce su autor ni a veces su origen, por lo que los datos que ahora se aportan, aunque no sean concluyentes, tal vez puedan ayudar a otros a profundizar en su historia.
 
          Comencemos por el retrato de S. M. Isabel II situado en el descanso de la escalera principal de acceso a la planta alta del consistorio. En 1833 el subdelegado de propios autorizó a la corporación el gasto de 8.500 reales para la proclamación de S. M. e, inmediatamente, se encargó a Pedro Ramírez un retrato de la Reina, encargo que declinó por la premura con la que se le pedía, insinuando que el caballero francés Mr. Laffitte (?) se ofrecía a hacerlo. No se sabe que el ofrecimiento fuera aceptado y es posible que nada se hiciera, puesto que en 1837 hay constancia de que, siendo alcalde José Fonspertuis, se agradeció al pintor Cirilo Truilhè la donación de un retrato al óleo de Isabel II, de cuyo destino nada se sabe. Lo que sí está documentado es que diez años más tarde el pintor Juan Abreu ofreció al ayuntamiento hacer “por un precio módico” un retrato de la Reina.
 
          Pero aún hay más. En 1852, siendo alcalde Esteban Mandillo, el gobernador civil entregó a la corporación un retrato de S. M. la Reina para que fuera colocado en la Escuela de Instrucción Primaria, retrato que se acordó hacer llegar a Juan de la Puerta Canseco como titular de la misma. Por lo demás, sabemos que ya existía uno en las salas consistoriales, aunque no se sepa cuál, pues antes de finalizar el año se recibió autorización del Ministerio para colocar otro de S. M. la Reina, y se añade, “en lugar del que está”, que por lo visto no debía ser del agrado de la corporación. Este sería el motivo de que el año siguiente se tratase de adquirir uno que había pintado el artista Nicolás Alfaro y que ofrecía por 5.000 reales, marco incluido. Ante la penuria de las arcas municipales, se acordó convocar a los mayores contribuyentes para tratar de arbitrar los medios para su adquisición.
 
          Es evidente que ya el consistorio contaba con un retrato de S. M. la Reina, aunque no sepamos cuál ni su autor, pues no se desperdició la ocasión de pasearlo públicamente en la primera oportunidad que se presentó. El 6 de agosto de 1854, con la llegada del vapor Independiente -antes Riansares- se supo del alzamiento nacional que había derrocado al ministerio Sartorius, -lo que más tarde llevaría al tinerfeño Leopoldo O´Donnell a la presidencia del Gobierno-. Con este motivo salió del ayuntamiento una procesión cívica portando el retrato de Isabel II, la bandera del Batallón de la Milicia Nacional, que se custodiaba en el consistorio, y otro retrato del duque de la Victoria Baldomero Espartero, con la banda de música que interpretaba el himno de Riego. La comitiva se dirigió a la plaza de la Constitución, dando vivas a la Libertad, a la Reina, al duque de la Victoria y hasta el capitán general Jaime Ortega, que poco había tenido que ver en el asunto.
 
          No obstante hay que señalar que no todos los concejales debían estar muy de acuerdo con la nueva situación creada, pues a la constitución de la Junta de Gobierno que inmediatamente se formó no concurrió el Ayuntamiento pleno, como hubiera sido lo normal. En la sala sólo se encontraban el alcalde José Luis de Miranda y los regidores Juan de Aguilar, Rafael Ruz y Sosa, José Sánchez Bueno y Joaquín García.
 
          Sin que se pueda determinar con precisión al autor del retrato real situado en la escalera de Palacio Municipal -podría ser el de Nicolás Alfaro-, se conocen algunos detalles de la historia de este óleo que representa de cuerpo entero a la Reina, en traje azul. Según las notas de González Reimers a la obra de Pedro Tarquis Rodríguez sobre el desarrollo del Museo Municipal de Bellas Artes, se data hacia 1845 y en 1982 sufrió daños por un cortocircuito en la zona del rostro, daños que fueron reparados en 1985 por el restaurador del Cabildo Insular José Antonio Montesdeoca. Parece ser que en el Gobierno Civil existe una réplica de medio cuerpo de este retrato.
 
          Pero sin duda alguna el mejor retrato de Isabel II, de la escuela de Federico de Madrazo, es el perteneciente al Museo del Prado que puede admirarse en el Museo Municipal de Bellas Artes. Se trata de óleo sobre lienzo de 224 x 149 cm., réplica del existente en la Real Academia de San Fernando de Madrid.
 
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