El futuro del Cuartel de Almeyda

 

Por José Manuel Padilla Barrera  (Publicado en el Diario de Avisos el 23 de febrero de 2013).

 

          Como el reinado de Witiza, triste y oscuro se presenta el futuro del cuartel de Almeyda, porque desde que ha dejado de ser útil para la defensa y ha pasado a albergar el Centro de Historia y Cultura Militar se ha convertido en objeto de deseo para el Ayuntamiento de Santa Cruz apoyándose en que ya no cumple la función militar para la que fue creado. Me llegan noticias de que ya hay movimientos en ese sentido y que en cualquier momento lo puede lograr y aunque el hecho de que el municipio reciba la propiedad del cuartel no tiene porqué ser malo, me van a permitir que haciendo uso de mi particular bola de cristal les cuente como serán las cosas.

          Por supuesto, el día de la entrega, dada la importancia del acontecimiento, se celebrará un acto público con autoridades civiles, militares y religiosas, discursos, abrazos mutuos y desfile. A partir de este momento el Ayuntamiento será dueño de una inmensa propiedad y se encontrará con que no tiene medios para vigilarla y menos para entretenerla, por lo tanto, aparecerán los ocupas, las reuniones de drogadictos, los robos de todo lo que se pueda robar, los edificios empezarán a degradarse, los jardines se quedarán en rastrojos y su vista desde un paseo tan concurrido como la Avenida de Anaga será deprimente. Pasada la fase de entusiasmo por el éxito obtenido, el Ayuntamiento empezará a caer en la cuenta de que la empresa le queda demasiado grande, que en una época de tanta escasez de recursos no es lo más perentorio hacer un parque en El Toscal, por muy bonito y popular que resulte. Y pasará el tiempo, años, sin ponerse de acuerdo en que hacer con el juguete que un día tanto ilusionó y que con el tiempo se ha convertido en una papa caliente entre las manos. El histórico cuartel, mientras tanto, seguirá su imparable deterioro y sus jardines se habrán convertido en vertederos. Ante esta situación la alcaldía buscará desesperadamente alguien a quien pasarle esa papa caliente y lo encontrará en el Gobierno de Canarias, que con su permanente voracidad inmobiliaria se hará cargo de la antigua propiedad militar y pasados unos años, que, sumados todos, serán 25 desde que se hiciera la entrega, se acometerá la obra y cuando parezca que ya se ve la luz al final del túnel surgirán los imprevistos lo que obligará a la redacción de un reformado y será necesario más dinero y como no se dispondrá de él, las obras serán suspendidas hasta aprobar un nuevo crédito que, dada la situación económica, será en realidad una suspensión sine die. De esta forma el cuartel de Almeyda volverá a quedar abandonado y dejado de la mano de Dios y así hasta cumplir más de 34 años desde que pasara a ser propiedad municipal.

          A estas alturas ya habrán pensado que una predicción tan precisa no puede ser real y es cierto, mentí, no tengo la tal bola de cristal, porque todo lo que he contado es pura realidad, no he hecho más que relacionar atribuyéndolas a Almeyda en clave de futuro, las vicisitudes sufridas por el otro cuartel de la ciudad, el cuartel de San Carlos, desde que el Ejército hiciera su entrega al Ayuntamiento el día 8 de diciembre de 1978. Con este juego sólo pretendo enviar un aviso a navegantes ante el temor, más que fundado, de que la incuria soportada por el cuartel del barrio de El Cabo durante esos 34 largos años se repita otros tantos con el de El Toscal.

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