Muelles de ribera (Puerto y puerta - )

Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 16 de enero de 2011).

 

          El día 3 de febrero de 1949, constituyó una nota destacada en Santa Cruz el atraque del buque frutero de la Yeoward Linene Verna Clausen, de bandera danesa. Era el primero que atracaba en el muelle de Ribera, en construcción. Decía el desaparecido diario La Tarde que durante todo el día fue muy visitada esta zona del puerto, “admirando el público la nueva perspectiva que desde distintos puntos de la dársena ofrece esta modalidad en las referidas actividades que representa un señalado signo de progreso”.

          Dos años más tarde, el 18 de febrero de 1951, en el cine Royal Victoria -se hallaba en la calle de la Rosa, esquina con la de Santa Rosalía-, pleno de público, pronunció una conferencia sobre los planes de obras del puerto el ingeniero director de la Junta, don Miguel Pintor González (1903-1984). Hay que decir que el señor Pintor, desde que se creó la Junta de Obras del Puerto, en el año 1907, ha sido el que más tiempo ha ejercido la dirección técnica del organismo portuario tinerfeño; lo fue desde octubre de 1942 hasta junio de 1974 y, con carácter interino, durante el bienio 1935-1936. Por lo tanto, sus proyectos, en buena parte, marcan la actual configuración de nuestro puerto, esencialmente la que ofrecen los muelles de ribera.

          El tema de estos muelles fue objeto de especial atención en la conferencia del director del puerto. Consecuentemente, a modo de actualizar su génesis, suscribimos lo manifestado: “Respecto a la cuestión de los muelles de ribera, ya hemos expuesto anteriormente cómo esta obra es una aspiración de la Isla, pedida desde 1927 por sus intereses agrícolas, comerciales y navieros. Consideramos -decía en su disertación- la obra de los muelles de ribera fundamental para el puerto, con el objeto de hacer por ellos todo el tráfico de mercancías con la amplitud que ya hoy demandan nuestros comercios de importación y de exportación”. Enfatizó, refiriéndose al tráfico de mercancías en tránsito, sobre su necesaria aportación a la economía de Tenerife.

          En el tiempo presente, en coherencia con la revolucionaria evolución del tráfico marítimo, puede decirse que la función del muelle de Ribera es primordial en el conjunto de nuestro dispositivo portuario. En principio, dicen los expertos que tiene la terminal de tráfico rodado (ro-ro) mejor de España. Y además de ofrecer de forma coyuntural atraque a cruceros de turismo, es manifiesta su actual importancia en las operaciones de carga y descarga de mercancías; sobre todo cuando la alineación central del muelle se destina al trajín exportador del agro isleño.

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