Misión del General Gutiérrez. Desalojo de los ingleses de Puerto Egmont

Por Pedro Ontoria Oquillas (Publicado en El Día el 15 de mayo de 1999).

“Veritas odium parit” (Terencio, Andria, I, 1, 41). “Veritas liberabit vos” (Jn 8, 32).

 

          En el libro General Antonio Gutiérrez 1729 -1799. Vencedor de Nelson en Santa Cruz de Tenerife, editado en el año 1994 por el Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (Nota 1)se dio a conocer de manera escueta y sucinta la intervención que tuvo el general Gutiérrez en la espinosa cuestión del desalojo de los ingleses de Puerto Egmont en la Gran Malvina el 10 de junio de 1770. Asunto que suscitaría interés y polémica entre los lectores de temas históricos canarios. Conviene recordar, no en vano, que el general Gutiérrez sería en el devenir del tiempo el vencedor de Nelson en Santa Cruz de Tenerife.

          La curiosidad, en su sentido etimológico de deseo de saber y averiguar una cosa, no ha decaído y se puede comprobar y constatar que el nombre de don Antonio Gutiérrez aparece en libros que tratan de este acontecimiento malonés o malvino. Se había aireado simplemente el escueto dato que aparece en instancias o súplicas del general Gutiérrez, pero está confirmado en otros documentos (2). Y no sólo en libros sino también en diversos archivos se conserva pertinente documentación que atañe a la misión de don Antonio Gutiérrez, como la Capitulación firmada en Puerto Egmont por los comandantes ingleses Guillermo Maltby y Jorge Farmer y los jefes españoles Madariaga y Gutiérrez; el Acta de la Junta de comandantes de buques y jefes de infantería, celebrada el 11 de Junio de 1770 (3).

          El conflicto hispano inglés de las Malvinas ha sido estudiado de manera objetiva y ecuánime por eminentes profesores y tratadistas (4). Nosotros resaltaremos, como es lógico, el papel, función o misión que desempeñó el entonces coronel graduado D. Antonio Gutiérrez. Intentaremos, por lo tanto, recopilar diversos datos y documentos en que aparece investigar y esperemos que futuros estudiosos nos esclarezcan no sólo algunos puntos de su permanencia por tierras americanas sino también otras cuestiones sorprendentes de su carrera militar, como su estancia en el bloqueo de Gibraltar y su comisión en la delicada cuestión de los quintos de Cataluña.

          No es nuestro propósito narrar ningún prolegómeno geográfico, jurídico o histórico de las Malvinas sino contar simplemente la famosa expedición a partir de la que don Antonio Gutiérrez es parte integrante y decisoria y que llevará consigo la rendición de Puerto Egmont.

          Sabemos por las citadas instancias o súplicas que hallándose D. Antonio Gutiérrez en la provincia de Buenos Aires de Sargento Mayor del Regimiento de Infantería de Mallorca, graduado de Coronel se le confirió por aquel Capitán general, D. Francisco Bucareli, el mando de las tropas de desembarco destinadas al desalojo de los ingleses de Puerto Egmont en la Gran Malvina verificado en el año 1770 (5). Por tanto tenemos que resaltar y airear que el coronel graduado don Antonio Gutiérrez fue nombrado expresamente por el Capitán General de Buenos Aires, don Francisco Bucareli y Ursúa, comandante en jefe de las fuerzas de desembarco. Precisamente, en el Archivo General de Indias, se conserva con el núm. 14 de una serie de copias numeradas la Orden a D. Antonio Gutiérrez de tomar el mando de las tropas de desembarco. Bucareli envió con fecha 9 de abril de 1770 una larga relación a la Corte de todos los incidentes ocurridos con los ingleses y las providencias adoptadas para el apresto de la expedición bajo el mando directo de Madariaga e incluía la citada serie de copia (6).

          Don Antonio Gutiérrez fue nombrado Sargento mayor del Regimiento de Mallorca el 15 de diciembre de 1761, y en febrero de 1765 el Regimiento de Mallorca se dirigía desde El Ferrol a Buenos Aires a bordo de los navíos Diligente y Gallardo, y cuatro saetías. En 1769 Gutiérrez obtenía la graduación de Teniente Coronel. ¿Permaneció Gutiérrez desde 1765 hasta 1770 en tierras americanas?

          Después de diversas expediciones y tácticas de reconocimiento del asentamiento inglés, el Capitán General de Buenos Aires , don Francisco Bucareli y Ursúa, daba órdenes terminantes el 26 de marzo de 1770 al capitán de navío don Juan Ignacio de Madariaga para que procediera a expulsar a los ingleses...

               “... teniendo presente el constante ánimo del Rey bien explicado en la Real orden de 25 de Febrero de 1768..., se disponga V.S. a pasar personalmente a la operación de desalojar indefectiblemente de ahí a los Yngleses con las Armas, si no fuesen suficientes las amonestaciones que V.S. deberá también hacerles a su arribo” (7).

          Ya se contaba con información clara sobre sus efectivos y la situación de Puerto Egmont, por lo que la fuerza naval puesta a las órdenes de Madariaga ofrecía todas las garantías de un triunfo rápido. Las órdenes de Bucareli eran terminantes. Se trataba de expulsar a los ingleses de los dominios de S.M. Católica según estaba establecido en la de Arriaga al Capitán general de Buenos Aires:

               “Me manda S.M. encargar a V.E. esté muy á la mira para no permitir establecimiento alguno de ingleses, y de los que tengan hechos los expela por la fuerza si no sirven las amonestaciones arregladas á las leyes; y sin necesitar más orden ni instrucción, ni observar en esto más medida que la precisa de sus propias fuerzas con las que ellos tengan, por no exponerse con inferioridad á no lograrse el fin; para en cuyo caso y el de la premeditación de otras peores consecuencias, que V.E. puede deducir en el estado de esas provincias, usará del medio de protestas y reconvenciones, manifestándoles se contiene de hechos por dar parte á S.M. y esperar sus reales órdenes”  (8).

          Para el logro de este golpe requería la prudencia que se destinasen fuerzas superiores a las que se tuviese noticia había puesto el contrario, y que la comisión se diese a oficiales de tierra y marina, de conocida diligencia y de valor, con hábiles ingenieros, según informe emitido por el conde de Aranda como presidente del Consejo de Castilla.

          La expedición se componía de las siguientes unidades:

             - Fragata Industria, buque insignia al mando directo del capitán de navío jefe de la fuerza naval Juan Ignacio de Madariaga. Estaba armada con 28 cañones de a 12 pulgadas y su dotación era de 263 hombres.

             - Fragata Santa Bárbara a las órdenes del capitán de fragata José Díaz Veánez, armada con 26 cañones de a 8 y tripulada por 260 hombres.

             - Fragata Santa Catalina a las órdenes del capitán Fernando Rubalcava que contaba con 26 cañones de a 12 y 260 hombres.

             - Fragata Santa Rosa, cuyo comandante era el teniente de navío Francisco Gil y Lemos, armada con 20 cañones de a 6 y tripulada por 122 hombres.

             - Chambequín Andaluz, al mando del capitán de fragata Domingo Perler, cuyo armamento estaba compuesto por 30 cañones (20 de a 8 y 10 de a 4) y tripulado por 179 hombres.
Bergantín San Rafael, mandado por el piloto Crispín Francisco Díaz.

          La tropa embarcada constaba alrededor de los 290 hombres de la compañía de Granaderos del Regimiento de Mallorca, mandada por el coronel graduado sargento mayor del mismo, D. Antonio Gutiérrez; dicha tropa contaba con una batería de desembarco compuesta por dos cañones de a 8 pulgadas, cinco cañones de montaña y dos obuses de 6 pulgadas. El conjunto de la fuerza a bordo tanto de tierra como embarcada era considerable pues lo integraban un total de 1.400 hombres y su artillería alcanzaba a 140 cañones.

          Alistar esa fuerza naval, la más poderosa que se había reunido hasta entonces en el Río de la Plata, no fue tarea fácil. Se abrieron las puertas de las cárceles de Martín García y Montevideo y se recurrió a las levas. No ocurría así con respecto a las tropas de Gutiérrez, pues la compañía de Granaderos del Regimiento de Mallorca que mandaba tenía bien cimentada fama castrense. En la tropa de desembarco de Gutiérrez figuraban 260 hombres de las dos compañías de granaderos y un piquete de 70 fusileros del Regimiento de Mallorca, 60 del batallón de tropa antigua y 20 artilleros. Embarcaron dos oficiales y 34 soldados del citado regimiento de guarnición en la fragata Santa Rosa y el chambequín Andaluz a los que se unieron algunos soldados y suboficiales de ingenieros.

          Aunque a Madariaga se le había encargado el mando de la totalidad de la expedición, las tropas de desembarco iban bajo las órdenes directas de Gutiérrez y este tenía su nombramiento en tal sentido del capitán general de Buenos Aires (9).

          El 20 de abril ya estaban alistadas todas las naves, pero aún faltaba completar el personal, por lo que finalmente la fuerza naval zarpó el 11 de mayo de 1770. La navegación fue normal hasta el 1 de junio, fecha en la que un temporal del Oeste separó a la nave capitana, la fragata Industria de las demás, que pudo no obstante seguir viaje y fondear el 3 de junio en Puerto Egmont. El día 6 fondeaban las restantes fragatas, con lo que la situación quedaba netamente favorable a los españoles por su superior potencia naval y la desproporción artillera con respecto a los ingleses, defensas del puerto incluidas. De esa forma la fragata inglesa Favorita intentó salir del puerto el día 7, pero tres cañonazos de la española Santa Catalina la hicieron desistir.

          Durante los dos días siguientes se intercambiaron protestas y reclamaciones de los respectivos gobiernos y el día 10 de junio de 1770 desembarca la tropa y artillería. Hidalgo Nieto en su detallado estudio y comentario cartográfico de las islas Malvinas sitúa el desembarco de la infantería española de Gutiérrez en el Camino para la Boca del Puerto y por este flanco avanzaron las fuerzas hacia el establecimiento británico (10). A pocos disparos inofensivos el fuerte iza bandera blanca; las tropas españolas se hacen cargo sin resistencia del torreón de madera Fort Georgia y las baterías, por lo que la actuación de Gutiérrez y sus tropas resultó un auténtico paseo militar y no se contabilizaron bajas en ninguno de los contendientes. Sin embargo sendos contendientes han logrado su objetivo: España el de la expulsión de los ingleses, Inglaterra el de serlo por la fuerza.

          Es el propio Gutiérrez en su papel mediador el que lleva a don Juan Ignacio de Madariaga, jefe de la expedición y mayor general de la Real Armada, los artículos de capitulación que proponen los capitanes Jorge Farmer y Guillermo Maltby, comandantes de la fuerza de S.M. Británica por Mar y Tierra en el Puerto de Egmont. La capitulación “que para que sirva de gobierno al Sr. Dn. Felipre Ruiz Puente en los futuros acontecimientos, quede con un ejemplar y otro se lleve consigo el Sr. Dn. Juan Ignacio Madariaga para entregarle al Excmo. Sr. Dn. Julián de Arriaga como Ministro del Despacho, y que una copia certificada de la misma se dirija en primera ocasión al Excmo. Señor Dn. Francisco Bucareli” tiene el tenor siguiente (11):

               “Los Capitanes Jorge Farmer y Guillermo Maltby Comandantes de las fuerzas Mar y Tierra por S.M.B. en el Puerto de Egmont, de las Yslas de Falklands, proponen lo siguiente al señor Jefe de la Escuadra Española Dn. Juan Ignacio Madariaga, hoy 10 de junio de 1770, por medio del Señor Dn. Antonio Gutiérrez, Coronel de las Tropas Españolas...

                    Artículo 1º:  Que entregaremos a dicho señor Jefe el torreón de Madera con todos sus cañones y obras interiores y exteriores como asimismo la Batería del muelle por reconocer la superioridad de las fuerzas de Mar y tierra con que nos vemos atacados.

                    Artículo 2º:  Que para nuestras Tropas y Marinería se nos ha de conceder los Cuarteles que tenían en tierra permaneciendo, arbolada Nuestra Bandera con su asta, hasta que se embarque; y lo mismo en la  Favorita.

                    Artículo 3º:  Que se nos permitirá conducir en nuestra fragata Favorita adonde más nos convenga los Oficiales, Tropa, Marinería,  efectos y víveres que tenemos a bordo y en tierra pertenecientes a nosotros luego que estemos prontos para hacer nos a la vela.

                    Artículo 4º:  Que de lo que no pudiésemos llevar con nosotros se nos ha de dar un recibo con expresión individual de cada cosa para hacer constar donde más nos convenga y usar de nuestro derecho cuando sea tiempo.

                    Artículo 5º: Que al tiempo de irnos a embarcar en la Favorita después de concluidos los inventarios y entregas que se deben hacer con toda formalidad llevarán Nuestras tropas armas al hombro, tambor batiente en la marcha y banderas desplegadas hasta su embarco, y en este tiempo no se nos incomodará ni injuriará de ningún modo.

                    Artículo 6º:  Que para evitar desórdenes venga un oficial con poca tropa a entregarse de la Plaza y torreón.

                   Artículo 7º:  Que se pongan en almacenes bajo de llave las jarcias y demás efectos que les han servido de parapetos en las Baterías hasta que se haga el formal inventario y puedan conducir a la Favorita.

                 Jorge Farmer. Guillermo Maltby”

 

               “Respuestas del Capitán de Navío Dn. Juan Ignacio Madariaga, Jefe de la presente Expedición y Mayor General de la Real Armada de S.M. Catholica.

                    Al Artículo 1º:  Que el torreón Batería y todo, deben entregar inmediatamente al Coronel Dn. Antonio Gutiérrez Comandante de las Tropas Españolas.

                    Al Artículo 2º:  Que se les concederá en tierra habitación suficiente para oficiales Tropas y Marinería hasta que se embarquen y no hallo inconveniente en que tengan arbolada Su Bandera en la Fragata y Cuartel, pero sin que puedan ejercer acto alguno jurisdiccional sinó en sus gentes pues solo por pura providencia interina deben permanecer en tierra hasta su salida.

                    Al Artículo 3º:  Que precisamente deben embarcarse en la Favorita las Tropas, Marinería y efectos para que sean transportados fuera de los dominios americanos del Rey Catholico mi Amo después que se hagan las entregas debidamente, pues perteneciendo estas Yslas Magallánicas al gobierno del Caballero Dn. Felipe Ruiz Puente, residente en la del Este, se le dará aviso inmediatamente, para que venga en persona o envíe Teniente sin dilación para hacerse Cargo y entrega de las casas muebles e ynmobles, que dejan y desalojan los Yngleses, porque como parte de su gobierno es y será responsable a mi Soberano, aquel Gobernador, de la buena administración de lo que se le entregare a él o del Teniente o al comisionado suyo y entre tanto que estas entregas se ejecuten con la formalidad debida y bajo inventario individual no deberá la Favorita levarse a menos que por raro accidente se dilate demasiado la venida de dicho Ruiz Puente o su teniente en cuyo caso excediendo de cuarenta días podría la Favorita levarse e irse donde mejor le convenga o parezca con todo lo transportable en su buque, pero nunca deberá salir hasta veinte días después de la primera fragata de mi Mando y para seguridad de la observancia de lo capitulado se ha de desarmar dicha fragata Favorita y ha de poner su timón en tierra.

                    Al Artículo 4º:  Que se les dará recibo de lo que dejasen o no pudiesen llevar en la fragata Favorita.

                    Al Artículo 5º:  Que para embarcarse en la Favorita deberán convenir los Comandantes ingleses en la hora y método con el Comandante de la Escuadra pues no podrá salir de ella ni tomar las armas los ingleses sin preceder este aviso a dicho Comandante Español a fin de que pueda tener observancia lo mismo que piden de no ser incomodados ni injuriados; pero si hicieren lo contrario se reputará por atentado y serán responsables de las resultas.

                    Al Artículo 6º: Que para contener desórdenes y hacer entrega de los puestos con regularidad y buen orden entrará con todas sus tropas el Coronel Dn. Antonio Gutiérrez, y dejará solo en la Plaza una Compañía de Granaderos por ahora.

                    Al Artículo 7º:  Las jarcias y todo lo que les ha servido de parapetos en las Baterías se depositará en almacenes cuyas llaves tendrán los ingleses hasta que se haga el inventario formal y embarco en la Favorita como les está concedido.

               A bordo de la Industria a 10 de Junio de 1770.  Don Juan Ignacio Madariaga.”

          Toda la capitulación se firmó el día 10 de junio de 1770 con lo que la soberanía española se restableció en todo el archipiélago de las Malvinas. La fragata Santa Catalina, que era la nave más veloz, fue la encargada de llevar la noticia de la rendición a España y la Santa Rosa navegó rumbo a Buenos Aires para dar cuenta de lo sucedido, según lo acordado en la Junta de Comandantes de buque y jefes de infantería celebrada el 11 de junio de 1770 que la firmaron todos los asistentes: “Dn. Joséph Diaz Veánez, Capitán de Navío de la Real Armada, Don Antonio Gutiérrez, Coronel del Exercito, Dn. Fernando Rubalcava, y Dn. Domingo Perler Capitanes de fragata, Dn. Pedro Hago, dn. Benito Vial, y Dn. Vicente Reyna Tenientes Coroneles del Exercito, y Dn. Francisco Gil Teniente de Navío” (12).

          No obstante, el coronel don Antonio Gutiérrez en un largo escrito a Madariaga fechado a bordo de la Industria el 16 de junio exponía su opinión con respecto a la forma de dar noticia a la Corte que no coincidía con la previsión de Madariaga. Gutiérrez proponía que la Santa Catalina marchase a Montevideo para dar la noticia de la expulsión al gobernador de Buenos Aires, y éste desde allí la enviase a España o la retuviese despachando otro buque en su lugar (13).

          Creemos que con estos datos -todavía quedan muchos más en los archivos que los “curiosos” pueden consultar- queda refutada la peregrina afirmación de que el nombre del general Gutiérrez no figura para nada en los libros de historia que tratan dicho evento de las Malvinas (14). Por otra parte, el mismo Gutiérrez entendió que hizo mérito alguno en su encomendada misión, pues en sus instancias alegará el desalojo de los ingleses de Puerto Egmont como mérito de posible concesión de las respectivas peticiones o súplicas.


NOTAS

1. ONTORIA OQUILLAS, Pedro: General Antonio Gutiérrez 1729-1799. Vencedor de Nelson en Santa Cruz de Tenerife. Ayuntamiento de S/C de Tenerife, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Aranda de Duero y Museo Militar Regional de Canarias, 1994. 148 páginas.

2. Catálogo La Gesta del 25 de Julio de 1797. Museo Militar Regional de Canarias, Santa Cruz de Tenerife 1997 pp. 64-65.

3. Véase Real Academia de la Historia, Colección Mata Linares; Archivo Histórico Nacional, Estado,2.858; Dirección de Hidrografía, Colección Vargas Ponce; Archivo General de Indias, Sección Buenos Aires, 552.

4. ALLARDDYCE, W.L.: The Story of the Falkland Islands. 1909.-BARCIA TRELLES, Camilo: El problema de las islas Malvinas. Editora Nacional, Alcalá de Henares 1943.-HIDALGO NIETO, Manuel: La cuestión de las Malvinas. Impr. S. Aguirre, Madrid 1947.- GIL MUNILLA, Octavio: Malvinas. El conflicto anglo-español de 1770.Talleres de la casa de Zaragoza, Sevilla 1948.

5. Catálogo La Gesta del 25 de Julio de 1797. Museo Militar Regional de Canarias, Santa Cruz de Tenerife 1997 pp. 64-65.

6. HIDALGO NIETO, Manuel: Opus cit., pág. 46

7. GIL MUNILLA, Octavio: Opus cit., pp. 77-78

8. FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo: Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón. Tomo VII, Madrid 1972 p. 143.

9. HIDALGO NIETO, Manuel: Opus cit., págs. 53 - 87

10. HIDALGO NIETO, Manuel: Opus cit., pp. 432 notas 17,18 y 459 nota 18; MUÑOZ AZPIRI, José Luis: Historia completa de las Malvinas. Oriente, Buenos Aires 1966, 3 vols. Véase t. I pp. 537-541.

11. HIDALGO NIETO, Manuel: Opus cit., pp. 607-671. Existen copias de la Capitulación en Academia de la Historia, Colección Mata Linares, t. VI; Archivo Histórico Nacional, Estado, 2.858; Archivo de Indias, Buenos Aires, 552; Dirección de Hidrografía, Colección Vargas Ponce, legajo 2, núm. 222; Papeles de Estado (“State Papers”), publicados en el Registro Anual de 1771, vol. 14, Londres 1817. (SAN PIO ALADREN, Pilar, y ZAMARRÓN MORENO, Carmen: Catálogo de la colección de documentos de Vargas Ponce que posee el museo Naval. C.S.I.C., Madrid 1979).

12. HIDALGO NIETO, Manuel: Op. cit., 79-80.

13. GIL MUNILLA, Octavio: Opus cit., pp. 358-359; HIDALGO NIETO, Manuel,Opus cit. pp.77-79 nota 37

14. Recuerdo de un bicentenario (1797-1997). Museo Militar Regional de Canarias, Santa Cruz de Tenerife 1998 p. 26.

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