Faceta cultural del general Gutiérrez

Por Pedro Ontoria Oquillas  (Publicado en El Día el 16 de mayo de 1998).

 

          El pasado día 15 de mayo era fecha simbólica de la trayectoria humana y religiosa del General Gutiérrez, que supo defender la Plaza de Santa Cruz de Tenerife ante el ataque de Nelson en 1797. Un quince de mayo de 1729 ingresaba en el seno de la Iglesia al recibir las aguas bautismales en la parroquia de S. Juan Bautista de su villa natal, Aranda de Duero, y el quince de mayo de 1799 era enterrado en al Capilla de Santiago de la iglesia matriz de Santa Cruz de Santiago de Tenerife. Su tumba inspiró a Rafael Bento y Travieso el Apóstrofe al sepulcro del Señor Gutiérrez con el que iniciaba su faceta de cantor incondicional de las gestas que protagonizaban nuestros héroes nacionales (Nota 1).

               “Guarda fiel las cenizas Urna hermosa  //  del buen Gutiérrez Héroe Castellano  //  que esta Plaza asaltada del Britano  //  defendió con suerte valerosa.

                Y quando en otra edad fuere invadida  //  alentarás con ellas a las gentes  //  a conservar la fama de Valiente  //  por tan noble caudillo conseguida.

                Serás en todos tiempos muda historia  //  que al soldado patricio, al Peregrino,  //  yngeniosa les muestres el camino  //  que los conduce al Templo de la Gloria”.

          Uno de los aspectos desconocidos de la personalidad del General Gutiérrez, que convendría estudiar y airear, es su formación cultural. No faltó algún escritor chauvinista francés que escribiera que don Antonio Gutiérrez no sabía leer ni escribir. Juicio peyorativo y difamador que no compartirían los viajeros escritores británicos, quienes destacarán del Comandante General de las Islas Canarias su simpatía y tacto personal al mismo tiempo que su delicadeza y educación considerándole una persona culta y refinada (2).

          El primer historiador de Santa Cruz de Tenerife, José Desiré Dugour, escribe:

               “El largo gobierno de este General fue de suyo muy pacífico y en cierto modo paternal. Tenía un don particular para resolver las cuestiones más arduas a satisfacción de todos. Su estilo era conciso, sin dejar de ser por eso elegante y florido. Poníasele en parangón con el Ilmo. Sr. Tavira, lumbrera a la sazón de nuestras islas. Sin embargo, si nos hemos de atener a las notas de sus contemporáneos, vemos que aborrecía la pluma y los médicos” (3).

          De ese don particular para resolver las cuestiones más arduas se hace eco una Letrilla graciosa con cuyo estribillo empieza:

               “Yo conosco un Castellano  //  que a los Canarios que adiestra  //  tan presto los amaestra  //  que le cantan en la mano” (4).

          No obstante el supuesto aborrecimiento a la pluma, existe una copiosa correspondencia documental del General Gutiérrez en donde los estudiosos pueden analizar su estilo. Si nos fijamos, como simple ejemplo, en la conocida y famosa Carta a Nelson podríamos comprobar el aserto de Dugour; en ella aparecen, también, algunas de las ideas del Siglo de las luces. No obstante, sería conveniente recopilar la extensa y dispersa documentación del General Gutiérrez para poder analizar mejor su personalidad. Por otra parte, no descuidó su afición por los libros, ya que tenía una hermosa biblioteca.

          Hay indicios de que el General don Antonio Gutiérrez simpatizó con las ideas del movimiento cultural de la Ilustración y se movió dentro de círculos de militares ilustrados. En su época de Gobernador de Mahón y de Comandante general de las Islas Baleares asistió a varios actos de la Sociedad Económica de Amigos del País de Mallorca como nos narra con detalle el Cronicón Mayoricense. Precisamente, entre los libros enumerados en su Testamentaría aparece un tomo en pasta de las Memorias de la Sociedad Económica de Mallorca que guardaba como oro en paño (5). Se trata de las Memorias de la Real Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País. Primera parte. que la misma Sociedad Económica publicó en Palma de Mallorca, Ignacio Sarrá y Frau, en 1784. Hay ejemplares de esta obra en la Central de Barcelona (Sign. 10.II.30); en la Municipal y en March Servera (72 - 5) de Palma de Mallorca y en la Nacional de Madrid (Sign. 5 - 5923).

          El ilustre menorquín Joan Ramis i Ramis, una de las figuras capitales de la Ilustración y el Neoclasicismo catalán, dedicará varios de sus poemas aparecidos entre el año 1782 y 1786 a alabar a don Antonio Gutiérrez (6). Y en la escasa iconografía conservada del General Gutiérrez existe un cuadro pintado por Luis de la Cruz y Ríos, donde aparece un detalle que delata el espíritu de los personajes de la Ilustración: gustaban ser pintados con algún libro o documento entre sus manos. Es famoso el cuadro de Gaspar Melchor de Jovellanos pintado por Goya (Colección Vizconde de Irueste) y entre los personajes de nuestras islas tenemos los de Juan Bautista de Castro y Ayala, de José Rodríguez de la Oliva; Alonso de Nava y Grimón y sus hijos, de autor anónimo; Tomás Cólogan Valois, de Juan María Bottino y Bernardo Cólogan Fallon, de Luis de la Cruz y Ríos (7).

          El cuadro del Comandante General don Antonio Gutiérrez pintado por Luis de la Cruz y Rios, circa 1799, pertenece a la colección particular de doña María Teresa Martín Rodríguez y en él el General aparece de medio cuerpo. Luce casaca blanca con solapas y bocamangas rojas, y botonadura dorada. De su solapa pende una medalla y al costado la Cruz de Santiago. Lleva peluca lisa, blanca, terminada en dos grandes bucles. Mira al frente y su expresión es seria. En su mano derecha sostiene un papel con una inscripción. Ha sido restaurado y figuró en la Exposición “Restauraciones en Tenerife 1973”, celebrada en el Cabildo Insular de Tenerife. En 1996 ha sufrido una nueva restauración, realizada por Dácil de la Rosa (8).

          Como buen estratega era amante y conocedor de la cartografía. En la relación de enseres enumerados en su Testamentaría aparecen una serie de mapas enmarcados que pendían de los muros de los diferentes salones y cuartos de su vivienda de la calle San José. Así en el salón principal tenía “un quadro con un cristal y guarnición de sedro con el Mapa y plan de señas de la Atalaya de este Puerto”. En la Biblioteca Pública Municipal en el Fondo Documental Antiguo (Caja 53 - 5 / 6) se conserva una lámina impresa de 23 x 33 cms. con la denominación Plan de señales reservados de los vigías de Anaga y Castillo de San Cristobal de Santa Cruz de Tenerife que estaban en uso en el año 1797, y que se reprodujeron con exactitud durante la celebración del primer centenario de la victoria sobre Nelson. En 1907 se imprimía un nuevo Plan de Señales de los Vigías de Santa Cruz de Tenerife y de Anaga (9).

          En su alcoba de dormir tenía una pintura de San Miguel (10), otra de Ntra. Sra. del Carmen y entre los diversos mapas tenía “Un quadro con su marco negro y cristal, con el Mapa teatro de la Guerra de la Ysla de Menorca”. Y en la antesala, “Un mapa de la Ysla de Mallorca con sus molduras de madera pintada de negro”. En el año 1783 el rey Carlos III le nombra comandante militar de Menorca y gobernador de la plaza de Mahón, empleos que se dignó conferirle hallándose entonces de coronel del Regimiento de Infantería de África dignándose preferirle entre los propuestos para dicho gobierno. Y el 12 de septiembre de 1784 don Antonio Gutiérrez pasa destinado a mandar también las Armas de las Yslas de Mallorca.

          El Mapa de la Ysla de Mallorca se refiere a un ejemplar de la edición publicada en 1785 a expensas del prelado don Antonio Despuig y Dameto. La obra fue realizada con la asistencia del capuchino Miguel de Petra, por el geógrafo Julián Ballester y por el grabador José Montaner. Posiblemente don Antonio Gutiérrez colaborara en algún matiz de detalles, ya que en este año hace un reconocimiento exacto y prolijo de las costas de Mallorca en lo más fuerte de los calores, desempeñándolo todo a satisfacción.

          En las operaciones y ejercicios militares usaría instrumentos o útiles de ayuda, como anteojos. La Testamentaría hace mención de dos anteojos que tenía en el despacho de su casa: “Un Antiojo de larga vista” y “Un Antiojo de larga vista largo que dice ser para la noche y día”. Don José de Zárate y Penichet nos dice en su Relación:

                "Reconocido el Almirante Nelson, escribió una carta llena de reconocimientos a S. E. Le decía en ella publicaría en todas partes la humanidad y generosidad de ánimo con que trataron a los rendidos. Que había perdido su brazo derecho y con todo deseaba la paz para venir a visitar a un Jefe tan generoso y magnánimo y que la prenda de más estimación que traía consigo se deshacía de ella para ponerla. Este fue un gran anteojo nocturno” (11).

          Tal vez el segundo de los anteojos enumerado en su Testamentaría sería el extraordinario regalo nelsoniano. Algún autor ha interpretado como error de Zárate, alegando que sería “extraño que no haya quedado constancia documental de un regalo de tal índole” (12).

          El General Gutiérrez fue persona culta e ilustrada, amante de los buenos libros. Su Biblioteca la constituían una serie de libros en los que sobresalían los de tema militar, matemáticas y lengua francesa sin que faltasen los literarios e históricos. Su Testamentaría nos da una relación de los libros que la constituían y que haremos mención solamente de algunos de ellos.

          "Principios de Fortificación de Lucuze, un tomo por duplicado en pergamino". El título completo de esta obra es Principios de fortificación, que contienen las definiciones de los términos principales de las obras de Plaza, y de Campaña, con una idea de la conducta regularmente observada en el Ataque y Defensa de las Fortalezas. Dispuestos para la Instrucción de la Juventud Militar. Barcelona, Thomás Piferrer, 1772. Un ejemplar estuvo expuesto en la exposición del bicentenario de La Gesta de 25 de Julio de 1797 en el Museo Militar Regional de Canarias. Esta edición de 1772, que posiblemente fuera la que tuviera el General Gutiérrez, es un manual de castrametación y de ciencia militar. Lleva 10 láminas numeradas al final con Planos de construcciones y artefactos útiles para la defensa de un puerto. Es además un compendio de las formas de acometer una batalla, sea al ataque o en la defensa. El autor, Pedro Lucuze, era Mariscal de Campo y Director de la Real Academia Militar de Matemáticas y publicó también, entre otros libros, Nociones Militares o Suplemento a los principios de Fortificación. Barcelona, por Bernardo Pla, Impresor en los Algodoneros, 1781 (13).

          “Instituciones Militares de Vejeces en francés un tomo en pasta”. El nombre que aparece en la Testamentaría con la grafía Vejeces no es otro que el escritor romano de fines del s. IV y comienzos del S. V d. J. C. denominado Flavio Renato Vegecio o Vegetio (Flavius Vegetius Renatus), que vivió en Constantinopla, en los medios sociales relacionados con la corte imperial. Escribió Epitome rei militaris en la que trata del reclutamiento, de los ejercicios de adiestramiento y de las tácticas militares. Sus primeras ediciones, conocidas por Instituciones Militares, son incunables italianos. Desconozco la edición francesa de la que dispuso el General Gutiérrez, pero ya en 1764 fueron traducidas del latín al castellano por don Jaime de Viana, Capitán del Regimiento de Reales Guardias de Infantería Española. (Madrid, Joaquín Ibarra, 1764, 8 mayor. 13 h. 278 p. 1 h.).

          Otros libros de tema militar que aparecen en la Biblioteca del General Gutiérrez son Jugadas Militares, 5 tomos en pasta, 4º mayor y un Diccionario Militar en francés, 2 tomos en pasta. Este diccionario militar lo tradujo al español don Raymundo Sanz con el título Diccionario militar o recolección alfabética de todos los términos propios del Arte de la guerra. Explicación y práctica de los trabajos que sirven al ataque y defensas de las Plazas. Barcelona, en la Imp. de Juan Piferrer a la Plaza del Angel, año 1749.

          Como hombre ilustrado no le faltó entre sus libros “un tomo en pergamino de la Industria popular de Campomanes”. Pedro Rodríguez Campomanes, conde de Campomanes (1723-1803) expuso su política comercial e industrial, contraria a los gremios y favorecedora de la libertad de comercio y de la industria privada en su Discurso sobre el fomento de la industria popular (1774) y en Discursos sobre la educación popular de los artesanos y su fomento (1775-1777).

          Su concepto cristiano de la política lo bebió en “un tomo en pergamino de las Empresas políticas de Saavedra”. Don Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648) gozó de gran estimación por su competencia en materia diplomática y política. Casi toda su producción es de carácter político-moral. Su obra Idea de un príncipe político-cristiano representada en cien empresas, comúnmente denominada Empresas políticas, constituye un tratado de la Educación del Príncipe. Inspirado esencialmente en la Emblemata política (1618) de Jacobo Bruck Angermont, surge cada capítulo como comentario de un emblema o empresa. Destaca por su teoría del Estado, en polémica con la de Maquiavelo, aunque participando a veces del pragmatismo de éste, y por los datos y consideraciones críticas sobre la política española y europea de su tiempo. La primera edición es de 1640, pero existen otras muchas ediciones entre las cuales está la de Valencia de 1786 que, tal vez, fuera la que tuviera el General Gutiérrez.

          También aparece en la relación de los libros de su Testamentaría la “Historia de Canarias por Viera, tres tomos en pasta”. Como es lógico los tomos que tuvo el General Gutiérrez de la obra Noticias de la historia general de Canarias de José Viera y Clavijo fueron de la primera edición publicados en Madrid en la Imprenta de Blas Román, situada en la Plazuela de Santa Catalina de los Donados, en los años 1772, 1773, 1776 y 1783. La Testamentaría da cuenta de tres tomos, por consiguiente, le faltaba uno para tener la obra completa. Como curiosidad para bibliófilos y bibliómanos diremos que las portadas de los tres primeros tomos ofrecen mínimas variantes ortográficas.

          No faltaron entre los anaqueles de su biblioteca “dos tomos en pasta de la Obra de Dn. Quixote” y “dos tomos en pasta de las Obras poéticas de Huerta”. El General Gutiérrez sabía que un paisano suyo, don Bernardo de Sandoval y Rojas, fue protector de Cervantes, como lo confiesa el mismo Manco de Lepanto en el Prólogo a la 2ª parte del Quijote: “Viva el gran conde de Lemos, cuya cristiandad y liberalidad, bien conocida, contra todos los golpes de mi corta fortuna me tiene en pie, y vívame la suma caridad del ilustrísimo de Toledo, don Bernardo de Sandoval y Rojas, y siquiera no haya emprentas en el mundo, y siquiera se impriman contra mi más libros que tienen letras las coplas de Mingo Revulgo” (14).

           Las Obras Poéticas de don Vicente García de la Huerta, dos tomos en pasta, parece ser que se trata de la primera edición de Madrid, en Antonio de Sancha (1778-1779), ya que existe una segunda edición, Madrid 1786, en Pantaleón Aznar, pero que lleva el título de Poesías. En Obras Poéticas de García de la Huerta, famoso autor de la tragedia “La Raquel”, el General Gutiérrez leería con emoción el romance “Por cabo de cien jinetes”, que le evocaría épicos acontecimientos de la Castilla eterna y, en concreto, de su villa natal y comarca.

               “Por cabo de cien jinetes  //  el noble Gutierre marcha  //  sobre el campo de Gumiel  //  desde la Fuerza de Aranda.

                El más valiente caudillo  //  de cuantos ve la campaña  //  desde el Duero al claro Tormes,  //  desde el Pisuerga al Adaja.

                Y los fuertes castellanos,  //  gloriosos de su jornada  //  y ricos de gozo, vuelven  //  a ver los muros de Aranda” (15).

          Añadiremos, finalmente, que don Antonio Gutiérrez debió ser gran aficionado a las matemáticas, tal como se desprende de los varios volúmenes que constan en su biblioteca: “Tratado de Matemáticas en Pergamino dos tomos”; “Instrucciones Aritméticas un tomo en pergamino” y los célebres Elementos del matemático griego-alejandrino Euclides. “Elementos de Uclines (sic) un tomo en pergamino”.

          Esperemos que soplen aires frescos que traigan nuevos y sorprendentes documentos personales que aclaren y justifiquen las loas del Comandante General de Canarias, don Antonio Gutiérrez “el Valiente”.

 


NOTAS

1. José EVORA MOLINA, El poeta Rafael Bento y Travieso (1782-1831). Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canarias, Las Palmas 1987 pág. 17.

2. Resulta un sarcasmo la necedad vertida por el libelista Jacques Arago, quien en sus Souvenirs d’un aveugle. Voyage autour du monde. París 1860, tomo I, pág. 26 dice, refiriéndose a su visita a Tenerife, que cuando el ataque de Nelson “su gobernador no sabía leer ni su secretario escribir”. Mentecatez rematada en la estulticia de Le Petit Français illustré que en agosto de 1892 decía que “una bala francesa había roto un brazo a Nelson en Santa Cruz de Tenerife”. (Citado por R. Rumeu de Armas, Piraterías y ataques navales contra las islas Canarias. Madrid 1950. Vide tomo IV p. 837 nota 105).

3. José-Desiré DUGOUR, Historia de Santa Cruz de Tenerife. Segunda edición 1875. Edición facsímil, Julio Castro, Editor. Santa Cruz de Tenerife 1994 pág. 144.-El subrayado es nuestro. Creemos conveniente citar que el escribiente o amanuense del General Gutiérrez fue don Matías de Diego y los médicos que le atendieron en su última enfermedad fueron: Don Juan García, médico de cabecera; don Diego Armenstron, don Pedro Godot, don Domingo Saviñón y don Blas Sánchez. Practicante: don Antonio González de Tomás. Boticario: don Pedro Parrado.

4. El Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria. Manuscrito Francisco José Román fols. 108 r - 110 v.

5. Pedro ONTORIA OQUILLAS, General Antonio Gutiérrez 1729-1799. Vencedor de Nelson en Santa Cruz de Tenerife. Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife 1994 pág. 114, nota 101.

6. Joel BAGUR.-Josefina SALORD.-Àlex Villeyra, Joan Ramis, un ilustrat de la Menorca disputada. Menorca, 1998, 2ª edició, pág. 33: “Dels onze poemes aparescuts entre el 1782 y el 1786 sota diversos pseudònimes (Un Mahonés, Un Imparcial) o anònims, dedicats a lloar les figures del comte de Cifuentes, d’Antonio de Gutiérrez y del Mariscal Ruttiman...”

7. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Catálogo Tenerife 1797: Una Sociedad Atlántica. Santa Cruz de Tenerife, Litografía Romero, 1997 pp.48, 77 y 81; Museo Militar Regional de Canarias, Catálogo La Gesta del 25 de Julio de 1797. Santa Cruz de Tenerife 1797 pp. 60, 218 y 203; Antonio RUMEU DE ARMAS, Luis de la Cruz y Ríos. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias. Tenerife 1997 diversas láminas.

8. Miguel Ángel ALLOZA MORENO, La pintura en Canarias en el siglo XIX. A C T, Madrid 1981 p. 119; Carmen FRAGA GONZÁLEZ, Luis de la Cruz retratista del General Gutiérrez. En: “Apuntes Históricos sobre la Gesta del 25 de Julio de 1797”, Grupo Filatélico y Numismático de Tenerife. Imprenta Afra, Santa Cruz de Tenerife 1997 pp.37-45; Pedro ONTORIA OQUILLAS, Iconografía del General Gutiérrez. En: “Hespérides”. (Revista ilustrada de la Zona Militar de Canarias). Núm. 97 (1990) pp. 2-10.

9. José Manuel LEDESMA ALONSO, El Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Un recurso pedagógico para los centros educativos de Canarias. Puertos de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife 1996 pág. 150.

10. El nombre completo que aparece en la Partida de bautismo del General Gutiérrez es Antonio Miguel, de aquí que fuera uno de los santos de su devoción. (Véase el interesante estudio de Miguel Ángel Martín Sánchez, Miguel, el Arcángel de Dios en Canarias. Aula de Cultura del Cabildo de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife 1992).

11. Pedro ONTORIA OQUILLAS.-Luis COLA BENÍTEZ.-Daniel GARCÍA PULIDO, Fuentes Documentales del 25 de julio de 1797. Santa Cruz de Tenerife 1997 pág. 238.

12. Agustín GUIMERÁ RAVINA, Dos relaciones sobre el ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife. En: Anuario de Estudios Atlánticos” Núm. 27 (1981) pp.214-215.

13. Librería Anticuaria Studio. Catálogo Nº 1 de Libros antiguos, raros y curiosos, Barcelona. Año 1996 pág. 54, núm. 288.

14. Rafael LAINEZ ALCALÁ, Antología laudatoria de un Mecenas español. La Laguna 1945; IDEM, Don Bernardo de Sandoval y Rojas, protector de Cervantes (1546-1618). Salamanca, Anaya, 1959.-Pedro ONTORIA OQUILAS, El Cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas. En: “Biblioteca. Estudio e Investigación” núm. 8 (Aranda de Duero, 1993) pp.35-66.

15. El romance puede consultarse también en Leopoldo Augusto de Cueto, Poetas líricos del siglo XVIII. Tomo I, Biblioteca Autores Españoles, Madrid 1952 pp. 233-234.

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